La ternura del le¨®n
Es tan viejo como el invierno, tan joven como la primavera. Es el portavoz de un mundo perdido o quiz¨¢ el portavoz de la utop¨ªa. Naci¨® en 1916, pero ¨¦l no tiene edad, como la melancol¨ªa, como la ternura, como la soledad, como el amor. Vive en Saint Germain-des-Pr¨¨s "y cada tarde tengo cita con Verlaine... Y para correr una juerga junto al Sena, a menudo me acompa?a Apollinaire". Brasens y Brel est¨¢n ya en la otra ,orilla, pero el viejo Le¨®n sigue caminando erguido, sigue tramando zarpazos de ternura y de sarcasmo, sigue provocando a los prepotentes, a los fr¨ªvolos y a los peluqueros.
Primera vez en Madrid
L¨¦o Ferr¨¦
Teatro Alb¨¦niz. Madrid, 23 de febrero.
Aunque parezca mentira, es ¨¦sta la primera vez que L¨¦o Ferr¨¦ act¨²a en Madrid, cosa que extra?a a¨²n m¨¢s si se tiene en cuenta que Espa?a ha sido siempre una obsesi¨®n para ¨¦l, y que en muchas de sus canciones se hace referencia expl¨ªcita a este pueblo. Acaso el aut¨¦ntico motivo de la demora est¨¦ descrito en una de sus m¨¢s famosas canciones, Les anarchistes: "No llegan al uno por ciento y, sin embargo, existen. La mayor¨ªa son espa?oles, vaya usted a saber por qu¨¦. Parece que en Espa?a no los comprenden a los anarquistas".Fueron casi tres horas de concierto, casi tres horas de emoci¨®n y poes¨ªa. ?De d¨®nde saca este anciano la fuerza? Seguramente de su inconformismo, de su orgullosa humildad, de su talento. Cant¨® 40 temas acompa?¨¢ndose al piano en algunos y utilizando el play back en otros. ?No merec¨ªa L¨¦o Ferr¨¦ una buena orquesta? Al final, tras una intensa ovaci¨®n, el viejo Le¨®n interpret¨® Le bateau ivre (El barco borracho), musicalizaci¨®n de un largo texto de Rimbaud. "Madrid, te quiero", dijo al terminar. Y daba la impresi¨®n de que le sobraban fuerzas para empezar de nuevo el espect¨¢culo.
El mundo ¨¦tico y est¨¦tico de L¨¦o Ferr¨¦ son una misma cosa. Compagina magistralmente la lucidez y la sensibilidad. Y tambi¨¦n las contradicciones. En uno de sus temas m¨¢s emotivos y melanc¨®licos, Avec le temps, canta: "Con el tiempo todo se va. Y uno se siente canoso como un caballo rendido. Y uno se siente solo, puede que s¨ª, pero tranquilo. Y uno se siente estafado por los a?os perdidos. Entonces, de verdad, con el tiempo ya no se ama". Miente, y ¨¦l lo sabe. Miente, y ¨¦l mismo es una prueba de ella. Es imposible tener a los 72 a?os el alma tan limpia si no se ama. El precio de la lucidez es la soledad. Pero los l¨²cidos no est¨¢n tan solos si son artistas. Los artistas l¨²cidos son inc¨®modos para el poder, pero entra?ables para el pueblo, como es el caso.
El teatro Alb¨¦niz estaba abarrotado de intelectuales y artistas que a¨²n no han perdido la memoria. All¨ª estaban muchos de los que se cobijaron en Par¨ªs en los a?os duros, muchos de los que se cobijaron en la chanson para so?ar con la libertad y la belleza. Bienvenido seas, Le¨®n.
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