El placer de la mirada

El saludado resurgimiento del cine brit¨¢nico en los ¨²ltimos tiempos ha conseguido que sus virtudes se conviertan en defectos. O al menos as¨ª lo parece cuando presenciamos un filme de tal nacionalidad que ofrece unas interpretaciones sobresalientes y unas recreaciones, ambientaciones y fotograf¨ªa espl¨¦ndidas, a cuyo pesar el filme no progresa, convence o motiva.Un mes en el campo contiene en grado m¨¢ximo las consabidas y supuestas cualidades de las pel¨ªculas brit¨¢nicas, pero adem¨¢s el excelente pulso f¨ªlmico de Pat O'Connor realiza una verdadera lecci¨®n de cine. Definiendo a los personajes con sabias pinceladas. Yendo desde lo particular a lo general. Uniendo lo ¨ªntimo y emotivo a lo universal. Potenciado la mirada y el gesto. Utilizando el silencio y la elipsis.

Mostrando una an¨¦cdota argumental donde podr¨ªa pensarse que nada ocurre y sin embargo transcurren todas las inquietudes que suceden en una vida donde la existencia, la muerte, el amor y la guerra comparten el protagonismo con la historia, la religi¨®n y la propia sociedad. Tal acumulaci¨®n de inquietudes podr¨ªa confundir a pensar en una realizaci¨®n farragosa. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Ligera y con poco di¨¢logo, la mirada supera al verbo. Los protagonistas de Un mes en el campo realizan una investigaci¨®n hist¨®rica paralela -casi una encuesta-. Uno descubrir¨¢ el fresco de una iglesia sajona mientras el otro excavar¨¢ buscando una tumba. Entre el cielo y el infierno, los protagonistas -ambos excombatientes de la I Guerra Mundial, con pesadillas fruto del pasado y obsesiones de su presente sentimental- sanar¨¢n sus heridas a trav¨¦s de su trabajo, cuyos resultados dar¨¢n respuesta al descubrimiento del fresco y servir¨¢n de apoyo a sus reflexiones.

Un mes en el campo, filme placentero y disfrutable en su visi¨®n, a¨²na a los consabidos aciertos formales del cine brit¨¢nico una espiritualidad, sensualidad y emotividad que hacen esperar lo mejor del inteligente y sensible pulso f¨ªlmico de Pat O'Connor.