Tiempo para la izquierda
Lo ocurrido en los dos ¨²ltimos a?os demuestra que la ideolog¨ªa socialista no est¨¢ muerta en la URSS. Todo lo contrario, estima el autor, que considera que el florecimiento de clubes de toda ¨ªndole, que la perestroika ha hecho posible, recuerda el movimiento de izquierdas de los a?os sesenta en Occidente.
La sociedad sovi¨¦tica entra en una fase de cambios decisivos. Es un hecho reconocido tanto por los partidarios como por los adversarios de estas transformaciones.Unos subrayan la necesidad de establecer la perestroika y la liberalizaci¨®n sobre bases irreversibles, otros la de poner un fin a la falta de disciplina, a la permisividad, a las denigraciones -palabras estas del argot estalinista que sirven para designar cualquier tipo de cr¨ªtica al poder-. Al mismo tiempo, en los niveles inferiores de la jerarqu¨ªa social est¨¢n ocurriendo ¨²ltimamente una serie de cambios de los cuales va a depender probablemente el destino de la perestroika.
Por una parte est¨¢n las tendencias reaccionarias de nuestra sociedad, que manifiestan p¨²blicamente sus posturas antisemitas, nacionalistas y hasta fascistas. La organizaci¨®n Pamiat (Memoria), cuyo objetivo es defender la cultura rusa de las influencias occidentales y, sobre todo, jud¨ªas, ha logrado su legalizaci¨®n e intenta ahora ganarse a las masas. Secciones de esta misma organizaci¨®n o grupos muy parecidos a ella en sus tendencias -Otiechestvo (Patria), en Sverdlovsk; Patriot (Patriota), en Leningrado, etc¨¦tera- han aparecido por todo el pa¨ªs. Los miembros de estas organizaciones toman la palabra en p¨²blico para denunciar "la conjura jud¨ªa" y organizan manifestaciones para exigir la expulsi¨®n de los representantes m¨¢s conocidos del reformismo oficial: el acad¨¦mico A. G. Aganbiegan; A. N. Jakovliev, miembro del Politbur¨®, y V. Korotich, redactor de la popular revista Ogoniok. Tambi¨¦n se oyen las voces de los estalinistas de m¨¢s ac¨¦rrima tradici¨®n. Los peri¨®dicos reciben cartas en las que se exige poner fin a la cr¨ªtica de Stalin y a los "indiscutibles logros de su pol¨ªtica". En muchos casos estas cartas se publican, lo que es l¨®gico en el per¨ªodo de democratizaci¨®n que est¨¢ viviendo nuestro pa¨ªs, pero tambi¨¦n se ven a menudo acompa?adas por los comentarios ben¨¦volos de algunos periodistas, lo que no puede ser pura coincidencia.
Por otra parte, hay que contar con la fuerza real que representan los numerosos grupos pertenecientes a la nueva izquierda sovi¨¦tica, que se unieron en agosto de 1987 en dos importantes coaliciones -el C¨ªrculo de Iniciativas Sociales y la Federaci¨®n de Clubes Socialistas-. Estas dos organizaciones, muy cercanas la una de la otra, han sabido en un per¨ªodo de tiempo relativamente corto ganarse gran parte de la opini¨®n p¨²blica y ser consideradas a nivel oficial. Nuevos grupos intentan continuamente entrar en contacto con la Federaci¨®n o con el C¨ªrculo. En Leningrado, la revista Mercurio, no oficial, que apoyaba las orientaciones de la nueva izquierda, lleg¨® a tener una tirada de 1.000 ejemplares, hecho inaudito en la historia del samizdat (publicaciones clandestinas). El movimiento, no obstante, es ahora absolutamente legal.
El florecimiento de los clubes
Durante muchos a?os los disidentes que emigraban a Occidente hab¨ªan podido afirmar que la ideolog¨ªa socialista estaba muerta en la URSS, que en la Uni¨®n Sovi¨¦tica no hab¨ªa ya marxistas, que las opiniones de la izquierda occidental no encuentran eco alguno en la intelectualidad rusa. Lo ocurrido en estos dos ¨²ltimos a?os demuestra lo contrario. Este florecimiento de clubes de toda ¨ªndole, que la perestroika de Gorbachov ha hecho posible, recuerda de forma sorprendente el movimiento de izquierdas de los a?os sesenta en Occidente.
A principios de 1987 se contaban en Mosc¨² unos 300 clubes sociopol¨ªticos y culturales; a finales de a?o su n¨²mero alcanza ya los 500. Los miembros de estos clubes son en su mayor¨ªa estudiantes o gente que ha acabado hace poco la universidad. Pueden pasarse horas discutiendo de Marx, Gramsci o Bakunin y despu¨¦s lanzarse con la misma energ¨ªa a una campa?a de protesta contra la destrucci¨®n de alg¨²n edificio antiguo. Este tipo de acciones resultan a menudo sorprendentemente efectivas. As¨ª, por ejemplo, el grupo de K. Parfionov logr¨® salvar de la destrucci¨®n el palacio de Sherbakor, del siglo XVII, y el Club de Iniciativas Sociales public¨® m¨¢s de un art¨ªculo en los peri¨®dicos m¨¢s le¨ªdos sobre los determinados grupos que se dedican al sabotaje de la perestroika.
En algunas empresas de Mosc¨² los miembros de este club trabajan conjuntamente con los representantes de los colectivos laborales, ayud¨¢ndoles a crear ¨®rganos de autogesti¨®n. El club juvenil Obshina (Comunidad) organiza encuentros en los que se discute y exige el respeto de los derechos de los estudiantes, reformas universitarias y cambios en los m¨¦todos de ense?anza de la historia. Para todos estos grupos, el socialismo no es una palabra que pertenezca a un ritual. La historia de la tradici¨®n revolucionaria y la experiencia de las fuerzas de izquierda occidentales presentan para ellos un gran inter¨¦s. Esta juventud se lanza a la lectura de Marx o Gramsci, para encontrar justamente en el an¨¢lisis marxista el porqu¨¦ de las contradicciones del estalinismo.
No se trata, por supuesto, de memorizar las f¨®rmulas m¨¢s indicadas, sino que se entiende el marxismo ante todo como una teor¨ªa cr¨ªtica en base a la cual puede surgir una verdadera cultura de izquierda.
La Federaci¨®n de Clubes Socialistas, que re¨²ne a los grupos m¨¢s importantes en n¨²mero y de mayor influencia -Perestroika en Mosc¨² y en Leningrado, el Club de Iniciativas Sociales, Obshina, Lesnoi Narod, etc¨¦tera-, tiene unos objetivos sociopol¨ªticos muy concretos:
- Democratizaci¨®n del sistema electoral, derecho para todos los clubes sociopol¨ªticos y de otra ¨ªndole a presentar sus propios candidatos a las elecciones de los Soviets a cualquier nivel, mayor duraci¨®n de las sesiones de los Soviets, de tal forma que se puedan llevar a cabo verdaderas discusiones.
- Reforma econ¨®mica y democracia en la producci¨®n, cambios y desburocratizaci¨®n en el sistema de planificaci¨®n, desarrollo de la econom¨ªa de mercado, conservando las garant¨ªas sociales y el nivel de vida de los trabajadores (pero no de la burocracia).
- Democratizaci¨®n de la cultura, anulaci¨®n de la censura, desaparici¨®n de los departamentos especiales, cerrados al p¨²blico, en los archivos y en las bibliotecas, apoyo a la creaci¨®n de una red de cooperativas-editoriales.
La otra organizaci¨®n, el C¨ªrculo de Iniciativas Sociales, se cre¨® para llevar a cabo proyectos concretos, como, por ejemplo, el de erigir un monumento a las v¨ªctimas del estalinismo. Este C¨ªrculo defiende los mismos valores que la Federaci¨®n de Clubes Socialistas, y algunas de las organizaciones m¨¢s importantes pertenecen tanto al uno como a la otra, pero se puede decir que la orientaci¨®n del C¨ªrculo no es tan ideol¨®gica: trata simplemente de atraer al mayor n¨²mero de gente posible e incluirla en la realizaci¨®n de sus proyectos. De esta forma, el C¨ªrculo queda abierto a las personas que por una u otra raz¨®n no se hayan decidido a firmar el manifiesto de la Federaci¨®n de los Clubes Socialistas.
Las izquierdas occidentales
Las izquierdas occidentales podr¨¢n f¨¢cilmente reconocer en todo esto un movimiento m¨¢s similar al que ellas emprendieron en los a?os sesenta que a la dudosa trayectoria del momento actual, y cabe destacar a este respecto que el radicalismo y el idealismo de muchos grupos socialistas sovi¨¦ticos se distinguen positivamente del pragmatismo de las fuerzas m¨¢s representativas de la izquierda en Occidente. La gente de izquierdas en la URSS est¨¢ convencida de que el destino del ideal socialista no s¨®lo en el Este sino tambi¨¦n en Occidente depende de c¨®mo se siga desarrollando la democratizaci¨®n en la URSS.
Es absolutamente necesario cambiar la sociedad sovi¨¦tica, no s¨®lo para transformarla en una sociedad m¨¢s moderna y din¨¢mica, sino para que renazcan los valores revolucionarios originales y para rehabilitar el propio concepto del socialismo.
Cambios revolucionarios en la Uni¨®n Sovi¨¦tica bien podr¨ªan servir de est¨ªmulo a las fuerzas de izquierda occidentales, ayudarles a fortalecer su fe en el movimiento, devolverles su antiguo dinamismo.
es coordinador del comit¨¦ organizador de la Federaci¨®n de Clubes Socialistas.
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