La respuesta de Noriega
LA OPERACI?N pol¨ªtica lanzada por EE UU para eliminar al general Manuel Antonio Noriega ha tenido resultados distintos de los previstos en Washington. Es cierto que, despu¨¦s de meses de insistentes presiones, el presidente de Panam¨¢, Eric Arturo Delvalle, ha destituido al general Noriega como jefe de las fuerzas armadas. Pero esta medida ha desencadenado una respuesta, no s¨®lo por parte de los militares, sino en el terreno pol¨ªtico. El Parlamento, reunido de urgencia, ha destituido a Delvalle como presidente y, en virtud de un art¨ªculo de la Constituci¨®n para casos de emergencia, el Gobierno ha designado al ministro de Educaci¨®n, Manuel Sol¨ªs Palma, como "ministro encargado de la Presidencia". Los jefes militares, empezando por el del Estado Mayor, Marcos Justine, nombrado por Delvalle para sustituir a Noriega, se han solidarizado con ¨¦ste. Lo mismo ha hecho la mayor parte de los ministros y de los embajadores. Delvalle ha quedado aislado y los nombramientos que ha hecho tendr¨¢n escasa efectividad, al menos en el interior del pa¨ªs. Todas las noticias que llegan de Panam¨¢ confirman que reina la calma y que Noriega y el Ej¨¦rcito controlan la situaci¨®n.Desde el verano de 1987, EE UU ha realizado una pol¨ªtica abierta y descarada de intervenci¨®n en los asuntos internos de Panam¨¢. En junio de 1987, una resoluci¨®n del Senado de EE UU ped¨ªa que Noriega fuese retirado de su cargo. La misma demanda fue reiterada por representantes de la Administraci¨®n. Hace unas semanas, los tribunales de Miami y Tampa iniciaron acciones judiciales contra el general Noriega por tr¨¢fico de drogas. Al mismo tiempo, las presiones sobre Delvalle se acentuaron. ?ste acept¨® ir a Miami, la semana pasada, para entrevistarse con una personalidad de segundo rango, el secretario de Estado adjunto, Elliott Abrams. En esa entrevista se prepar¨®, sin duda, la medida contra el jefe del Ej¨¦rcito. Pocas horas antes de que Delvalle anunciase oficialmente la destituci¨®n de Noriega, el propio Ronald Reagan habl¨¦ por radio calificando al general paname?o de "dictador militar" y pidiendo su eliminaci¨®n.
En estas condiciones, era inevitable que pasasen a segundo t¨¦rmino las razones serias por las cuales un amplio sector de la poblaci¨®n paname?a considera urgente el retorno de los militares a los cuarteles, el fin del poder desmedido de que goza el general Noriega y la vuelta a un verdadero sistema democr¨¢tico civil. Los procedimientos utilizados por los norteamericanos, en los que la vieja querencia a considerar Panam¨¢ como territorio propio se mezcla con el aventurerismo t¨ªpico de algunos colaboradores de Reagan, no pod¨ªan sino desprestigiar a Delvalle y descalificar muchas de las acusaciones y cr¨ªticas contra Noriega, por sensatas que sean.
La acci¨®n llevada a cabo por Washington dif¨ªcilmente contribuir¨¢ a que la democracia Vuelva a Panam¨¢. Para muchos paname?os, empezando por los militares educados en un esp¨ªritu nacionalista, lo que domina hoy es la voluntad de demostrar que EE UU no puede decidir a su antojo qui¨¦n gobierna en Panam¨¢. Por otra parte, que el poder real en Panam¨¢ est¨¢ en manos de los militares es un hecho que perdura desde hace muchos a?os. Delvalle le ha dado cobertura legal desde la presidencia. EE UU ha mantenido en diversas etapas estrechas relaciones con Noriega. Tales antecedentes restan valor a muchas de las acusaciones que salen a la superficie.
En el trasfondo de todo el problema est¨¢ el tratado firmado entre el presidente James Carter y el general Torrijos, en virtud del cual EE UU deber¨¢ abandonar la zona del canal en 1999 y retirar sus tropas. Cuando acusa a Noriega de complicidad con el narcotr¨¢fico y de falta de democracia, Washington piensa sobre todo en el canal. Abundan en el equipo que rodea a Reagan personas que se opusieron a Carter cuando firm¨® el tratado con Torrijos. Quieren crear cuanto antes en Panam¨¢ una situaci¨®n pol¨ªtica que permita a EE UU, en el momento que juzgue conveniente, poner en cuesti¨®n la aplicaci¨®n del tratado y conservar su presencia militar en Panam¨¢.
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