La Am¨¦rica podrida
Llegamos al punto ¨¢lgido de la filmograf¨ªa de Marlon Brando en los a?os sesenta, atravesada, como venimos observando estas ¨²ltimas semanas en el ciclo que le dedica TVE, de no pocos papeles menos sustanciales que de costumbre.En La jaur¨ªa humana sigue la grandilocuencia de Brando de manifiesto en todos y cada uno de sus gestos y ademanes, desde ponerse una faja hasta calarse el sombrero y abrocharse la cartuchera. Es el arte del exceso, tan marcado en ¨¦l, tan notorio como un mango en un cesto de ciruelas. Pero La jaur¨ªa humana traspasa la faz Brando.
Es un filme coral que pretende dar nota de la cara podrida de Am¨¦rica. Un filme que ataca al fascismo, al m¨¢s salvaje de los fascismos, localizado en una peque?a localidad, uno de esos puntos min¨²sculos del mapa donde todo lo que pueda ocurrir, lo m¨¢s terrible, lo m¨¢s tr¨¢gico, nunca ir¨¢ m¨¢s all¨¢ de las 10 l¨ªneas de la gacetilla local, y aun all¨ª aparecer¨¢ tergiversada, distorsionada por los intereses comunes.
L¨ªmites
La jaur¨ªa humana plantea un caso l¨ªmite. Un pueblo enloquecido por el alcohol, el racismo, el vicio, el chantaje, los adulterios ... ; por si fuera poco, hasta los demonios del pasado renacen en la atm¨®sfera con ocasi¨®n de un evadido, en realidad un cabeza de turco que habr¨¢ de pagar las consecuencias de una humanidad incontrolada. Un fugitivo, uno de ellos, nacido en ese pueblo, que se convierte en s¨ªmbolo de sus obsesiones y objeto de sus iras.Pretender desarrollar un discurso liberal a partir de llevar lo que se quiere criticar a sus extremos parox¨ªsticos podr¨¢ parecer a m¨¢s de uno una t¨¢ctica deshonesta, f¨¢cil. Nada de lo que nos es dado contemplar en La jaur¨ªa humana admite la r¨¦plica, porque todo est¨¢ concentrado en los l¨ªmites de la depravaci¨®n, en la justificaci¨®n de unos prejuicios arraigados e implacables. Lo realmente aterrador del planteamiento es pensar que cosas tales puedan darse en una sociedad de las llamadas avanzadas.
Por lo dem¨¢s, enjuiciando La jaur¨ªa humana desde sus propios y estrictos valores cinematogr¨¢ficos, ¨¦stos son de una perfecci¨®n no menos sobrecogedora. Uno de los mejores trabajos de Arthur Penn, si no el mejor. Un reparto admirable, desde el propio Brando hasta el aqu¨ª odioso Richard Brad,ford, por aquel entonces hombre del malet¨ªn, pasando por un mosaico de excelencias interpretativas, de actores adecuad¨ªsimamente metidos en sus personajes: Robert Redford, Jane Fonda y Angie Dickinson, entre ellos.
Una pel¨ªcula tambi¨¦n deslumbrante en su puesta en escena, cl¨¢sica, sobria en un mar de ebriedades, limpia. Pero vigorosa, es decir, nada telefilmesca. Y con la paliza m¨¢s antol¨®gica que haya recibido Brando en pantalla. Una muy buena pel¨ªcula, en fin.
La jaur¨ªa humana se emite hoy, por TVE-1, a las 22.25.
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