Tres cl¨¢sicos del siglo XX

La JONDE es un empe?o que estuvo bien planteado por el Ministerio de Cultura y, por lo mismo, ha salido bien. Anda por su quinto a?o de existencia rodeada de triunfos y por sus atriles desfilan instrumentistas j¨®venes de diversas promociones que perfeccionan en el trabajo sinf¨®nico su estilo colectivo que, forzosamente, se refleja tambi¨¦n en el quehacer individual. M¨¦rito que corresponde, principalmente, a su director Edmon Colomer, m¨²sico bien formado y excelente trabajador de conjunto.En este concierto extraordinario se ha pedido a la JONDE un verdadero estir¨®n pues ninguna de las partituras programadas resulta f¨¢cil, incluido el aparentemente familiar y siempre peliagudo Sombrero de tres picos. No digamos nada sobre las dificultades que entra?a el Concierto para orquesta, de Bartok, o las de distinto signo propias de La siesta de un fauno.

Todas las versiones alcanzaron un nivel muy alto, por lo que ser¨ªa injusto detenerse en ciertos detalles menos positivos, como cierta tendencia de Colomer, esta vez, a la excesiva brillantez no del todo controlada, la relativa consecuci¨®n por el fagot de la introducci¨®n a la Danza del molinero, el excesivo tiempo del Juego de las parejas en la pieza bartokiana o algunos desniveles de planos en Debussy y Falla.

En conjunto, se logr¨® un concierto de limpia ejecuci¨®n, buen estilo y bellas calidades sonoras hasta en los momentos de mayor intensidad; los anteriores detalles se convierten en minucia. El ¨¦xito fue grande y los aplausos se prolongaron al final del concierto.