La imprescindible excursi¨®n de Europa
y MICHELE GENOVESEEl acceso de Espa?a y Portugal a la Comunidad Europea est¨¢ relacionando de manera m¨¢s directa a la Europa de los doce con Am¨¦rica Latina. Los v¨ªnculos culturales entre Europa y Am¨¦rica Latina son los m¨¢s profundos y antiguos en lo que respecta a los pa¨ªses del Tercer Mundo.La cultura latinoamericana expresa una continuidad de la identidad europea, a la que Europa no puede quedar indiferente. Sobre todo, los pa¨ªses del Sur, que no pueden dejar de sentir el aire com¨²n que se respira entre las costas del Atl¨¢ntico y del Mediterr¨¢neo.
Si Estados Unidos representa una continuidad con el norte de Europa, Am¨¦rica Latina expresa, con su lengua y cultura, el sur. La adhesi¨®n de Espa?a y Portugal, que ha equilibrado la Comunidad hacia el Sur, lo ha hecho tambi¨¦n, por tanto, hacia el Oeste. En este sentido, en el caso de la guerra de las Malvinas, Italia constituye un ejemplo al tomar una postura diferente a la de los dem¨¢s pa¨ªses. de la Comunidad, sobre todo debido a la influencia socialista.
Europa escogi¨® estar presente en Am¨¦rica Latina a partir de la conferencia de ministros de Asuntos Exteriores de la Comunidad Europea en San Jos¨¦ de Costa Rica, en septiembre de 1984.
Am¨¦rica Central constituye el punto de uni¨®n de las relaciones interamericanas, y Europa decidi¨® intervenir en esta zona con intenciones muy distintas a las de Estados Unidos: interpret¨® los conflictos centroamericanos como un resultado de la tensi¨®n Norte-Sur en lugar de la tensi¨®n Este-Oeste. Ahora se trata de continuar la pol¨ªtica de presencia europea en este punto central del equilibrio entre el norte y el sur del continente.
El papel de Europa es de una gran importancia, ya que puede ser muy ¨²til para desenvenenar un asunto que Estados Unidos considera exclusivo: como si poseyera un derecho de intervenci¨®n en todas las cuestiones relativas al continente.
La presencia europea tiene el objetivo de mantener Am¨¦rica Latina relacionada estrechamente con Occidente, en un contexto democr¨¢tico, sin unas estructuras imperiales que ni siquiera reciben verdadero apoyo popular en el mismo Estados Unidos.
Aprobando en el transcurso de la sesi¨®n de febrero dos importantes documentos sobre la situaci¨®n en Am¨¦rica Central, el Parlamento Europeo ha subrayado una vez m¨¢s el inter¨¦s que las instituciones comunitarias muestran hacia una de las regiones geogr¨¢ficas m¨¢s martirizadas por un subdesarrollo end¨¦mico, agravado por la presi¨®n de la injerencia de intereses extranjeros.
La Comunidad Europea sigue, participando activamente, el despegue de un proceso de distensi¨®n y de paz que naci¨® con la iniciativa de Contadora, y se desarroll¨® de manera no siempre rectil¨ªnea, a trav¨¦s de puntos muertos y ¨¦xitos indiscutibles, como la atribuci¨®n del Premio Nobel de la Paz al presidente Arias, de Costa Rica, y a los dos acuerdos de Esquipulas.
Por otra parte, ya desde hace a?os se desarrolla un estrecho debate entre la Comunidad de los diez, y despu¨¦s de los doce, y los pa¨ªses del istmo, centroamericano.
Despu¨¦s de la primera conferencia interministerial de San Jos¨¦ de Costa Rica se lleg¨®, en casi dos a?os, a la conclusi¨®n de un acuerdo de cooperaci¨®n entre la Comunidad Europea y los pa¨ªses miembros del Tratado General de Integraci¨®n Econ¨®mica Centroamericana: las cinco rep¨²blicas centroamericanas m¨¢s Panam¨¢.
Los sucesivos acontecimientos no fueron muy dignos de entusiasmo, debido, por una parte, a la situaci¨®n de extrema tensi¨®n, consecuencia de la lucha abierta entre el Gobierno sandinista y las fuerzas de la contra, subvencionadas abiertamente por Estados Unidos y apoyadas log¨ªsticamente por algunos Estados vecinos de Nicaragua.
Por otra parte, el perenne estado de incertidumbre sobre las perspectivas pol¨ªticas y financieras de la Comunidad no consent¨ªa a esta ¨²ltima el dedicar una atenci¨®n excesiva al desarrollo de una regi¨®n al fin y al cabo perif¨¦rica. La ¨²ltima conferencia interministerial, que tuvo lugar en Guatemala en febrero de 1987, se manifest¨® m¨¢s como una tarea diplom¨¢tica rutinaria que como un acontecimiento pol¨ªtico de importancia. Las conclusiones de la conferencia registraron algunas declaraciones generales y sin sorpresas, con pocos compromisos pol¨ªticos y econ¨®micos de relieve.
Muy distinta es la situaci¨®n actual ante la conferencia que acaba de celebrarse en Hamburgo. La situaci¨®n nicarag¨¹ense ha mejorado notablemente, as¨ª como la actitud de Estados Unidos. La Comunidad, por su parte, confortada por las conclusiones de la cumbre de Bruselas, puede ocuparse con mayor concentraci¨®n de su papel y sus compromisos con el mundo.
La resoluci¨®n que el Parlamento Europeo aprob¨® sobre Am¨¦rica Central ha pedido, por tanto, que la conferencia de Hamburgo defina y ponga en marcha, bajo la reserva de la aplicaci¨®n integral de Esquipulas 2, un programa consistente de ayuda integrada a favor de esta regi¨®n y que contribuya con todos los medios id¨®neos y previsibles a la elecci¨®n del Parlamento Centroamericano.
Se destinar¨ªa, adem¨¢s, una partida presupuestaria espec¨ªfica para suministrar los medios financieros a unas ayudas paralelas a las previstas por el acuerdo de cooperaci¨®n actual.
Por otro lado, en el contexto de las ayudas financieras y t¨¦cnicas a los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo de Asia y Am¨¦rica Latina, el Parlamento Europeo aprob¨® una enmienda que reserva el 10%. de la dotaci¨®n total a la zona centroamericana. ?stos son signos tangibles del renovado inter¨¦s hacia toda esa regi¨®n, para elque ha contribuido de manera determinante la presencia y el empe?o de los representantes de los dos pa¨ªses ib¨¦ricos en las diferentes instituciones comunitarias. Inter¨¦s que no puede detenerse entre las conferencias interministeriales y las ayudas al desarrollo. La regi¨®n centroamericana, quebrada la visi¨®n estrat¨¦gica que le reserv¨® la Administraci¨®n de Reagan, registrar¨¢ probablemente, si el proceso de paz evoluciona positivamente, un vac¨ªo de influencia pol¨ªtica que s¨®lo la Europa comunitaria, como expresi¨®n de naciones libres y democr¨¢ticas que no manifiestan una visi¨®n estrat¨¦gica parcial, podr¨¢ colmar.
La Comunidad dispone de un instrumento totalmente original para dialogar con un amplio n¨²mero de pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo: la convenci¨®n que la une a 66 pa¨ªses de ?frica, Caribe y Pac¨ªfico, dotada de un Consejo de Ministros y de una Asamblea Parlamentaria par¨ªtaria, que siguen y promocionan, a trav¨¦s- de programas de ayuda, las mutuas relaciones pol¨ªticas.
Se podr¨ªa esperar que los representantes espa?oles asumieran la iniciativa del lanzamiento de consultas en Europa y Centroam¨¦rica, con la perspectiva de incluir una nueva zona en la convenci¨®n que se renovar¨¢ dentro de dos a?os. Nueva zona relativa, ya que en este momento, Belice, por una parte, y Surinam y Guyana, por otra, pertenecen a esta convenci¨®n.
El reciente voto del Parlamento suministra una soluci¨®n parcial al aspecto financiero. Respecto a los dem¨¢s aspectos, puede servir de ejemplo el precedente de Mozambique y de Angola, que, recibiendo ayuda de la misma partida presupuestaria, se adhirieron a la convenci¨®n actualmente en vigor en el momento de la conclusi¨®n de las negociaciones el primer pa¨ªs, y algunos meses m¨¢s tarde el segundo.
En cualquier caso, no podemos esperar que una iniciativa tan compleja sea asumida por unos comisarios que est¨¢n casi al final de su mandato. Es suficiente observar la tortuosa e inconclusa reacci¨®n a la petici¨®n de adhesi¨®n recientemente formulada por Hait¨ª y Santo Domingo.
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