Autogesti¨®n local y centralismo sovi¨¦tico
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El primer secretario del Partido Comunista de Estonia, Karl Vaino, tuvo que hacer recientemente un par de precisiones sobre el paso de Estonia a la total autogesti¨®n. El dirigente consideraba que no se puede hacer progreso sin autogesti¨®n, pero opinaba que el tema, tal como hab¨ªa sido discutido en la prensa local, se hab¨ªa convertido "m¨¢s en un asunto ideol¨®gico que econ¨®mico"."Algunos materiales", se?alaba, "han sido impregnados por el concepto de alg¨²n tipo de v¨ªa de desarrollo especial y ¨²nica para nuestra Rep¨²blica. Esto fue usado r¨¢pidamente por los elementos nacionalistas, que han visto la idea en cuesti¨®n como una posible fase de una separaci¨®n econ¨®mica seguida por una separaci¨®n pol¨ªtica".
El jefe de la Uni¨®n de Artistas de Eston¨ªa, Enn Poldroos, ha puesto el grito en el cielo sobre la forma de entender el concepto de autogesti¨®n en la Rep¨²blica. "Esta palabra es usada aqui a veces como un triunfo por los que piensan que la glasnost (transparencia informativa) ha ido demasiado lejos".
La organizaci¨®n socialista
"El centralismo es inherente a la organizaci¨®n de producci¨®n socialista", afirmaba recientemente Ekonomicheskaia Gazeta, dependiente del Comit¨¦ Central del Partidb Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (PCUS). Se trata, seg¨²n el semanario, es "de abandonar el centralismo", que prima los intereses departamentales y ministeriales en detrimento de los intereses de la econom¨ªa nacional en su conjunto y que perdi¨® "la capacidad de asegurar una proporci¨®n y un equilibrio en la econom¨ªa y de subordinarla a los fines sociales generales".
Ekonomicheskaia Gazeta propon¨ªa "redistribuir los derechos y deberes de los sujetos econ¨¢niicamente activos en favor de los productores directos y promover el est¨ªmulo econ¨®mico". "La introducci¨®n de la autonom¨ªa financiera completa en todas partes podr¨ªa, por ejemplo, intensificar el efecto de la tendencia centr¨ªfuga en econom¨ªa, as¨ª como la cerraz¨®n y el localismo", objetaba el peri¨®dico.
Las relaciones entre centro y periferia est¨¢n marcadas por tensiones distributivas. Mosc¨² reprocha a unas Rep¨²blicas (las b¨¢lticas) el no contribuir suficientemente al presupuesto estatal y a otras el vivir a costa de las dem¨¢s (Kazajst¨¢n bajo el liderazgo de Dinmujamed Kunaev) o f¨¢lsificar las estad¨ªsticas. Aqu¨ª el caso m¨¢s ejemplar ha sido el fraude de 4.
Las elites pol¨ªticas locales de las Rep¨²blicas sovi¨¦ticas no necesariamente representan los intereses de la propia nacionalidad, ya que su designaci¨®n se realiza de acuerdo con el sistemi de la nomenklatura, que implica su dependencia del poder central. En el pasado, el primer secretario de las Rep¨²blicas era un miembro de la nacionalidad titular, en tanto que el segundo secretario, del que depende el aparato local del KGB y el sector de cuadros, sol¨ªa quedar en manos de un ruso. Esta regla se quebr¨®, sin embargo, en diciembre de 1986 cuando un ruso, Guenadi KoIbin, fue elegido primer secretario de la organizaci¨®n del partido en Kazajst¨¢n en sustituci¨®n del kazajo Kunaev. Mosc¨² no goza, con todo, de un poder ilimitado frente a las elites locales.
En Erev¨¢n, Karel Demirchan y la direcci¨®n del partido cerraron filas en enero frente a S. Jachatryan, al que algunos llaman el Eltzin armenio. A diferencia de Eltsin, Jachatrian es apoyado desde Mosc¨², cuya Prensa denunci¨® al Comit¨¦ Central del partido en Armenia por haber tratado de impedir que Jachatryan denunciara la corrupci¨®n, el proteccionismo y la econom¨ªa negra de la Rep¨²blica.
Gorbachov ha roto los t¨¦rminos de equilibrio entre la elite central y las elites pol¨ªticas republicanas, que garantiz¨® paz social en la ¨¦poca de Breznev: Mosc¨² hac¨ªa la vista gorda ante los abusos de los dirigentes locales y ¨¦stos garantizaban el orden p¨²blico y guardaban las formas a tono con la amistad de los pueblos. El precio de aquel equilibrio son espeluznantes historias locales de represi¨®n, torturas y arbitrariedades contra el ciudadano indefenso (en Uzbekist¨¢n, por ejemplo) y la vinculaci¨®n de las elites locales con una econom¨ªa paralela clandestina (Armenia, Azerbaiy¨¢n, Uzbekist¨¢n).
M¨¢s de un a?o despu¨¦s de los disturbios nacionalistas de Alma Ata, la buena voluntad de Guenadi KoIbin es insuficiente para conseguir, en el marco del actual sistema, que Kazajst¨¢n funcione como Mosc¨².
Poblaci¨®n, industria y recursos se encuentran desigualmente repartidos en el territorio de la URSS. Siberia y el Lejano Oriente son zonas de desarrollo prioritario, pero la mano de obra se resiste a acudir all¨ª. En Asia central, la zona de m¨¢s elevada natalidad, la poblaci¨®n se desplaza de mala gana lejos de sus familias y sus aldeas, donde las tradiciones isl¨¢micas est¨¢n muy arraigadas. Mosc¨² se queja de la excesiva dedicaci¨®n de recursos humanos a una agricultura extensiva, pero no ha potenciado un desarrollo industrial local y, los planes para el per¨ªodo 1986-1990 prev¨¦n "un aumento de la especializaci¨®n de Asia central en la agricultura". Los nacionalistas m¨¢s radicales creen que Rusia es la Rep¨²blica m¨¢s sufriente y m¨¢s explotada.
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