Obiang ha perdido la paciencia
El Gobierno de Guinea Ecuatorial libra una lucha imposible contra la corrupci¨®n y la falta de seguridad jur¨ªdica
El presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, se irrita cada d¨ªa por la corrupci¨®n rampante y la falta de seguridad jur¨ªdica que existen en esta antigua colonia espa?ola que acaba de entrar en su vig¨¦simo a?o de independencia. El Gobierno ecuatoguineano se ha marcado como tarea prioritaria precisamente dar batalla a esos dos males y exterminarlos. Obiang ha pedido el retorno de los exiliados pol¨ªticos y de los muchos profesionales que viven en el extranjero para que contribuyan a la reconstrucci¨®n del pa¨ªs, que todav¨ªa arrastra las secuelas negativas de la pasada dictadura de Francisco Mac¨ªas. Algunos han respondido a este llamamiento positivo, aunque, seg¨²n confiesan, la reintegraci¨®n no es f¨¢cil. Una enviada especial de EL PA?S visit¨® recientemente Malabo.
"No somos animales del bosque, somos personas, y hay que respetar las normas de la convivencia... Deb¨¦is aprender c¨®mo se vive en una naci¨®n, que una capital no es como estar en la tribu". El presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, se est¨¢ dirigiendo con estas encendidas palabras, y en el m¨¢s puro castellano, al pleno del Ayuntamiento de Malabo, al que ha reunido para expresarle su indignaci¨®n por su inoperancia ante la "falta de limpieza y de seguridad jur¨ªdica de los bienes en que se halla Malabo".Como en otras ocasiones, el presidente ha convocado a las c¨¢maras de televisi¨®n, que recoger¨¢n la bronca, sin cortes ni ajustes de montaje, en el noticiario de la noche, para que sirva de ejemplo a toda la poblaci¨®n.
Devolver el pasado
"La mayor¨ªa de ustedes ya son mayorcitos, y vieron c¨®mo estaba organizada la ciudad en los tiempos de la colonia... Debemos devolver las estructuras del pasado a Malabo. ?D¨®nde est¨¢ el conocimiento de belleza y decencia que debemos fomentar?".Obiang ha perdido su paciencia. La gota que ha hecho desbordar su vaso ha sido comprobar que, adem¨¢s de no cumplir con su deber, los funcionarios del Ayuntamiento se han lanzado, previa compensaci¨®n monetaria, a la concesi¨®n de permisos ilegales que han favorecido la proliferaci¨®n de chabolas en la ciudad.
El principal acusado es el alcalde, que, sentado en un extremo de la mesa de los dignatarios, escucha tembloroso las palabras con las que el presidente est¨¢ rematando su destituci¨®n. "Hab¨¦is derrochado nuestro dinero..., est¨¢is ¨¢vidos de dinero y lo que predomina son las estafas. Pero esto va a llegar a su fin, y los respon sables van a devolver el dinero y responder penalmente con la c¨¢rcel. Y usted, se?or alcalde, tambi¨¦n est¨¢ involucrado, por que como tal es el responsable de todo esto", increpa Obiang, mientras el dimisionario est¨¢ a punto de echarse a llorar.
El presidente aprovecha la ocasi¨®n para culpar del estado lamentable de la ciudad a los "numerosos individuos sucios sin civilizaci¨®n, que quieren vivir como en el campo", y amenaza con la posibilidad de exigir "carn¨¦s de decencia a los ciudadanos y echar a aquellos que no cumplan con las normas". "Porque aqu¨ª todo el mundo quiere vivir sin pagar la luz, la, recogida de basuras, y s¨®lo piensa en lucir trajes y bailar todo el d¨ªa...", dice.
La lucha contra la corrupci¨®n y el poner orden en la Administraci¨®n es una de las batallas que el presidente lleva ante la opini¨®n p¨²blica de este enclave de ?frica tropical con apenas 350.000 habitantes que, a pesar de estar ya en su vig¨¦simo a?o de independencia, se empe?an en llamar a Espa?a la madre patria.
Para Pedro, un campesino del continente, uno de los principales peligros para su econom¨ªa son las visitas que realizan a provincias los diversos dignatarios. "Llegan las comisiones de la capital y tenemos que contribuir para el avituallamiento de los hu¨¦spedes. La ¨²ltima fue la visita de la primera dama (la esposa del presidente). Me qued¨¦ sin dos gallinas".
Las tentaciones acechan f¨¢cilmente en un pa¨ªs donde la renta per c¨¢pita no supera los 270 d¨®lares al a?o y un ministro no gana m¨¢s que 25.000 pesetas al mes, siempre que la Administraci¨®n no retrase los pagos.
Por ello, apenas unos d¨ªas despu¨¦s del vapuleo al alcalde, el presidente ha hecho referencia la justicia, donde ha amenazado con analizar el cometido de cada uno de sus empleados, desde los altos cargos hasta los botones.
"Sus intenciones son buenas, pero a la hora de la verdad los castigos no est¨¢n a la altura de las amenazas y denuncias tan airadas que hace", explica un funcionario en Malabo. "Por otra parte, el personal con la cualificaci¨®n necesaria para desempe?ar responsabilidades de peso no abunda; si el presidente les diera a todos su merecido, se quedar¨ªa sin gente para gobernar", a?ade.
No es f¨¢cil el regreso
Obiang, de hecho, ha efectuado numerosos llamamientos a los guineanos con estudios que permanec¨¦n en el extranjero, incluso a aquellos que se declaran opositores, para que regresen y colaboren en la reconstrucci¨®n del pa¨ªs, que a¨²n arrastra las secuelas destructivas de la dictadura de Francisco Mac¨ªas.Algunos han respondido positivamente. Pero la reintegraci¨®n a su ambiente no es f¨¢cil. "Yo viv¨ª 20 a?os en Espa?a. Con la llegada de Mac¨ªas al poder, no pude regresar al pa¨ªs porque, como todos los que all¨ª estudi¨¢bamos ¨¦ramos sospechosos por nuestro supuesto proespa?olismo...", explica una enfermera que a¨²n conserva la nacionalidad espa?ola y su piso en Espa?a.
"La vida aqu¨ª es dura, porque con Mac¨ªas el pa¨ªs dio un salto a la edad de piedra del que todav¨ªa no se ha recuperado. El logr¨® sus objetivos: el pueblo dej¨® de hablar el espa?ol y volvi¨® a los dialectos y costumbres tribales, que ahora son m¨¢s vivas que en los tiempos de la colonia", explica.
"Yo, si pudiera, no me lo pensaba y me volv¨ªa a Espa?a, donde tengo a dos hermanos, a terminar mis estudios", comenta Fernando, camarero en un hotel de Bata. "Escap¨¦ con mi padre en 1979, a pie, por la frontera de Gab¨®n. Mi padre era comerciante y ten¨ªa 10 mujeres, hasta que se bautiz¨® y se tuvo que casar por la Iglesia s¨®lo con una, mi madre. Cuando le dijeron que hab¨ªan dado orden de detenerlo, nos hicimos 200 kil¨®metros sembrados de barreras policiales, ?tela! Cuando llegamos a Espa?a, yo aprovech¨¦ para estudiar porque con Mac¨ªas era muy dif¨ªcil. Pero un a?o despu¨¦s fue el golpe de la libertad, y me dej¨¦ convencer con las promesas que hicieron de becas a los que volvi¨¦semos. Pero, como en los viejos tiempos, si no tienes quien te apadrine no consigues nada".
Entre los miembros del ¨¦xodo que volvieron, algunos, como. el escultor Leandro Mbomio, ocupan altos cargos en el Gobierno. Sin embargo, otros muchos se hallan en una situaci¨®n delicada y apartados del poder.
Debido a la militancia opositora de muchos de ellos, contra Mac¨ªas e incluso contra Obiang, pueden ser v¨ªctimas de las intrigas en el entorno del presidente.
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