Rancio, probablemente
Durante los a?os sesenta, a Bernhard Wicki, actor alem¨¢n pasado a la direcci¨®n, se le salud¨® como a uno de los autores m¨¢s personales del panorama cinematogr¨¢fico internacional, principalmente por El puente, un drama b¨¦lico de implacable factura pero excesivamente cargado de pretensiones humanitarias. Hoy ese saludo se nos antoja desmesurado. Tal vez no hab¨ªa para tanto. Wicki sab¨ªa dar a las im¨¢genes de El puente una textura excelente, un blanco y negro sobrecogedor, pero su historia y su bienintencionado discurso empalidecen con el paso de los a?os.El caso es que el prestigio le abri¨® a Wicki las puertas de Hollywood, donde compareci¨® para adaptar La visita de la vieja dama sin, en realidad, excesivos resultados brillantes. Y en Hollywood y para Hollywood rod¨® tambi¨¦n Morituri, la pel¨ªcula que esta noche se proyecta dentro del ciclo Marlon Brando.
Ese mismo tiempo, que pasa sin cesar dejando rastros de olvido y trivializando la memoria, ese mismo tiempo que hoy hace darle la espalda al cine de Wicki, es susceptible, dados los a?os que llevamos sin verla, de dar a Morituri una dimensi¨®n, un acento que a priori se nos escapa. Por ejemplo, el blanco y negro. El poder dram¨¢tico del blanco y negro en un filme pasablemente claustrof¨®bico -el interior de un buque es el escenario pr¨¢cticamente ¨²nico donde se desarrolla la acci¨®n- y tinteado de un tono sombr¨ªo, oscuro y persistente.
Quiz¨¢, decimos, en esa est¨¦tica fr¨ªa y desasosegadora est¨¦ hoy el mayor atractivo de Morituri. Por lo dem¨¢s, t¨¦ngase en cuenta que se trata de una pel¨ªcula en su momento concebida como obra de autor, como cine de qualit¨¦. Por eso el proyecto estuvo en manos de Wicki y no recay¨® en J. Lee Thompson u otros mil y un amanuenses de la industria. Pero ese lado de seriedad que quer¨ªa imprimirle su productor, Aaron Rosenberg, puede irse tambi¨¦n al garete prestando un poco de atenci¨®n a su lectura. Se pretend¨ªa contarnos la Il Guerra Mundial desde el punto de vista de los alemanes, pero se empezaba la operaci¨®n dando protagonismo e idealizando a un nazi desertor y, en esa l¨ªnea, segu¨ªa pintando unos nazis buenos que repudiaban el nazismo y uno muy malo que lo amaba.
Mirada de ¨¢spid
Lo dicho: una pel¨ªcula probablemente rancia, caduca. Que el antes y despu¨¦s dios Brando aceptara intervenir en ella no hace sino confirmar el mal momento por el que pasaba su carrera y que en estos d¨ªas -con la excepci¨®n de La jaur¨ªa humana- certifica el ciclo. A su lado, Yul Bryriner clava su mirada de ¨¢spid con magnificencia. Fue un buen actor para estos papeles de psicolog¨ªa unidireccional. Tambi¨¦n muy decentes Janet Margolin y Trevor Howard, que para esto de dar cuerpo a miembros de los servicios secretos brit¨¢nicos ten¨ªa siempre prestos sus recursos interpretativos.Morituri se emite hoy, a las 22.25, por TVE-1.
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