Un espect¨¢culo joven
La tentaci¨®n es la de decir que este espect¨¢culo est¨¢ cabalgando en el borde que separa el teatro de la danza; no tiene la gracilidad de la danza -la liberaci¨®n del cuerpo- ni la capacidad de expresi¨®n del teatro. Estas carencias no le privan de ser un espect¨¢culo genuino en s¨ª. Se establece una relaci¨®n de dependencias y de concurrencias de los diez bailarines entre s¨ª, y la de todos ellos de un ritmo seco y marcado por la inexorable m¨²sica grabada y que est¨¢ dentro de la l¨ªnea repetitiva. M¨¢s la dependencia, no menos r¨ªgida, del espacio, de forma que el juego aparentemente infantil, se?alado luego por un brillante y alegre erotismo joven, no deja ni una parte de mil¨ªmetro a la improvisaci¨®n o a la soltura del cuerpo. Cada uno de estos cuerpos est¨¢ debida y disciplinadamente educado. El esp¨ªritu de una violencia medida y dulcificada por la iron¨ªa y por la ternura la sensaci¨®n de lucha por la supremac¨ªa de unos sobre otros, anima las cinco estampas r¨¢pidas del espect¨¢culo, que es corto, pero intenso. El director, Wini Vandekeybus, vino ya a Espa?a en otro festival con la compa?¨ªa de Jean Fabre, a este mismo teatro Alb¨¦niz. Aquel espect¨¢culo produjo esc¨¢ndalo y malestar, sobre todo, por lo que desprend¨ªa de pedanter¨ªa y falta de significaci¨®n. El joven belga aprendi¨® mucho, sin duda, de la maestr¨ªa t¨¦cnica y de la disciplina de Fabre, pero tambi¨¦n debi¨® aprender de qu¨¦ hay que alejarse. Este espect¨¢culo es heterosexual y vibrante. Los bailarines son j¨®venes -ninguno pasa de los veinticinco a?os y el director tiene veinticuatro-, y es esa juventud, continuamente m¨®vil y viva, sin casi ninguna concesi¨®n al tiempo muerto, lo que m¨¢s interesa. Como sus varias procedencias europeas (con predominio de espa?oles, aunque est¨¦ muy marcado el estilo belga, por su linaje est¨¦tico), de los que se hace una perfecta unificaci¨®n de prop¨®sitos. Quiz¨¢ dos factores, el de la t¨¦cnica y el de las finalidades (m¨¢s soltura, m¨¢s libertad en todo, y m¨¢s sentido global del eshect¨¢culo), lleguen con el tiempo. Gust¨® este grupo; las tenues y lejanas se?ales de protesta fueron ahogadas por los bravos y las ovaciones.
Lo que el cuerpo no recuerda
Creaci¨®n colectiva. M¨²sica de Thierry de Mey y Peter Vermeersch. Int¨¦rpretes: Charo Calvo, Mari¨¢n del Valle, Yves Delattre, Patrick Dieleman, Mar¨ªa Icaza, Doroh¨¦e Morel, Caroline Rottier, Simone Sandroni, Eduardo Torroja. Wim Vandekeybus. III Festival de Teatro de Madrid. Teatro Alb¨¦niz, 8 de marzo.
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