El aire de Carmelo Bernaola
En la sala del C¨ªrculo de Bellas Artes se celebr¨® el pasado d¨ªa un programa monogr¨¢fico dedicado a Carmelo Bernaola. Una serie de solistas que no queremos denominar especializados, por tanto el t¨¦rmino suele implicar : limitaci¨®n, actu¨® muy bien en solos o con el grupo Koan, dirigido por Jos¨¦ Ram¨®n Encinar. El p¨²blico -minoritario, por supuesto- aplaudi¨® largamente todas y cada una de las versiones, y con verdadero fervor al compositor (Ochandiano, 1929), una de las grandes figuras humanas y art¨ªsticas de la generaci¨®n de 1931.A lo largo del programa, pensado con bastante sentido de contraste, escuchamos m¨²sica instrumental para solos y peque?os grupos (que no es lo mismo que m¨²sica de c¨¢mara) escrita por Bernaola entre 1960 y 1982. Esta veintena crecida de a?os supone una gran evoluci¨®n en el arte de Carmelo, y obedece a una unidad sustancial mantenida a trav¨¦s de diversas soluciones, puntos de vista y procedimientos de escritura.
Centro de Difusi¨®n la M¨²sica Contempor¨¢nea
Grupo Koan. Director: Jos¨¦ Ram¨®n Encinar. Solistas: Mar¨ªa Jos¨¦ S¨¢nchez, prano; Elena Barrientos, piano; Rafael Revert, flauta, y Adolfo Garc¨¦s, Clarinete. C¨ªrculo de Bellas Artes, 7 de marzo.
Las Constantes, sobre Cristales, de Unamuno (1960), y Versos, sobre Jorge Guill¨¦n (1982), no est¨¢n tan alejadas como pudiera suponerse. Hay un cierto modo de interpretar musicalmente la palabra po¨¦tica, incluso en lo que tiene de contradictorio el lenguaje normal de ambos poetas y la estructura de la mel¨®dica contempor¨¢nea, que emparenta ambos acercarmientos.
Incluso el Bernaola tonal de sus primeras canciones sobre Juan Ram¨®n (1955) adopta una postura que no supone transfigurar en m¨²sica la palabra, ni ir m¨¢s lejos de los l¨ªmites textuales (cada lenguaje, el musical y po¨¦tico, marcha por v¨ªa diferente, en ¨¦ste y en todo caso). M¨¢s bien se trata de superposiciones y, naturalmente, de tomar los poemas como punto de partida. Mar¨ªa Jos¨¦ S¨¢nchez cant¨® ambas obras con gran delicadeza, excelentemente asistida por los breves combinados instrumentales.
Sonoridades
M¨¢s cerca en el tiempo, como en la intenci¨®n, se sit¨²an Polifon¨ªas (1969) y Perdue (1974), por cuanto responde a estructuras flexibilizadas, a enfrentamiento entre sonoridades (viento de madera y arcos, en un caso, flauta y piano, en otro) y a exposiciones m¨¢s alternadas o coincidentes que realmente dialogadas al estilo tradicional.Importan las relaciones t¨ªmbricas y las temporales a trav¨¦s de las cuales se logra una coherencia musical atractiva y bella. Rafael Revert y Elena Barrientos, en el d¨²o, y los Koan, excelentemente ordenados, movidos, casi maleabilizados por Encinar, explicaron ambas obras con claridad.
Otro d¨²o -esta vez para clarinete y piano-, dispuesto en forma de Tres piezas (1981), nos dio la imagen abierta y bienhumorada del compositor, con las intervenciones habladas, el canto vocal del instrumentista y la explotaci¨®n de las f¨®rmulas habituales de afinaci¨®n. Adolfo Garc¨¦s y la Barrientos fueron fieles int¨¦rpretes de una obra consistente, lucida para ambos int¨¦rpretes y de mensaje sencillo y directo. A mi aire (1979) responde con exactitud al t¨ªtulo: habla Bernaola con la libertad expresiva conquistada en la hasta ahora su ¨²ltima evoluci¨®n. La articulaci¨®n de los ocho instrumentistas (piano, flauta, clarinete, fagot, viol¨ªn, viola, violonchelo y percusi¨®n) constituye una estupenda imagen de espontaneidad, valor bien trabajoso de conseguir. Una interesante jornada este nuevo y resumidor encuentro con la personalidad valiosa, rica, s¨®lida e imaginativa de un maestro de la m¨²sica espa?ola de hoy.
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