En cualquier caso, un buen musical

El violinista en el tejado, un exitazo de Broadway llevado a la pantalla en 1971, nos lleg¨® en ¨¦poca de vacas flacas para el musical, cuando ya poco pod¨ªamos esperar de los a?os dorados del g¨¦nero. El d¨¦ficit se supl¨ªa poniendo un poco de nuestra parte y aceptando la ausencia de la magia de anta?o. Por ejemplo, El violinista en el tejado, que es la historia de un pueblo, una familia y unos romances, 20 a?os antes de su fecha y en manos de alguien como Donen, hubiera podido dar un nuevo y lustros¨ªsimo Siete novias para siete hermanos. Pero no. El violinista en el tejado es como una puesta al d¨ªa de Mujercitas, bien ba?ada en la cursiler¨ªa lovestoriana y lacrim¨®gena del momento. Con todo, el filme es un buen musical. Lo es en su p¨®rtico, antes de los cr¨¦ditos, cuando nuestro lechero nos introduce en Anatevka, sus gentes, vacas, casamenteras y rabinos y, sobre todo, en sus -hasta entonces- inamovibles tradiciones. Diez minutos muy bien montados donde ya olemos el perfume del pueblo, en una exquisita reconstrucci¨®n que, sin salirnos de g¨¦nero, volver¨¢ a aparecer a?os despu¨¦s en la estupenda Yentl.Lo que viene despu¨¦s es m¨²sica, amor, l¨¢grimas y penas y una pel¨ªcula larga y virtuosa que es como un cruce de Doctor Zhivago y ?xodo. Con excelentes n¨²meros musicales -To live es uno de los mejores- y otros menos interesantes. Con destellos de buena comedia y melodrama dulz¨®n. Al final, dado que Yul Bryner y sus seis magn¨ªficos no llegan para salvar Anatevka de las hordas zaristas, se produce el inevitable ¨¦xodo. El contacto de tres horas don toda esa gente honrada y sencilla har¨¢ que tambi¨¦n nosotros sintamos el peso de la expulsi¨®n y lloremos por una causa noble y perdida. Y es que El violinista en el tejado, con todo su c¨²mulo de defectos y virtudes, lo que est¨¢ claro es que atrapa.

Ya no atrapan tanto sus compa?eras de programaci¨®n. El grano de mostaza es una sintom¨¢tica y bastante vulgar comedia espa?ola dirigida por Jos¨¦ Luis S¨¢enz de Heredia en 1962. La cruz del diablo, casi un desprop¨®sito: adaptar a los. gustos del momento -1975- a nada m¨¢s y nada menos que Gustavo Adolfo B¨¦cquer. Un cuento fant¨¢stico dirigido por el ingl¨¦s John Gilling -un experto en el g¨¦nero que cuenta con sus incondicionales- a partir de un gui¨®n en el que colaborar¨¢ el mism¨ªsimo Paul Naschy, para la ocasi¨®n Jacinto Molina.

Y Un destino de mujer, una de aquellas viejas pel¨ªculas de Hollywood cuyo glamour les da en canto perpetuo sin ser nada de otro jueves. Una comedia sofisti cada y convincentemente resuel ta con un reparto de lujo: Loretta Young, Joseph Cotten, Charles Bickford, Ethel Barrymore...