Temor en Honduras a un conflicto con Nicaragua como consecuencia de la pol¨ªtica de Reagan
ENVIADO ESPECIALLa tranquilidad reinaba ayer en Honduras, pese al anuncio de que aviones de la fuerza a¨¦rea hab¨ªan disparado el jueves varios cohetes contra objetivos sandinistas y de la llegada al pa¨ªs de 3.200 soldados de EE UU, que aterrizaron en la base de Palmerola. Pero hay temor de involucrarse, a causa de la pol¨ªtica de Washington, en un conflicto no deseado por Nicaragua. ?sto ha provocado duras cr¨ªticas de la opini¨®n p¨²blica y de parlamentarios contra el presidente, Jos¨¦ Azcona, que se encuentra enfermo y que parece haber adoptado una postura del avestruz.
El gui¨®n de la pel¨ªcula resulta conocido y parece una copia sintetizadora de los ocurridos en marzo y diciembre de 1986, aunque en esta ocasi¨®n el env¨ªo de 3.200 soldados norteamericanos haya incrementado el dramatismo. En Tegucigalpa se recuerda que en. la Semana Santa de 1986 tambi¨¦n. se anunci¨® una "invasi¨®n" sandinista, pocos d¨ªas despu¨¦s de que el Congreso de Estados Unidos no aprobase la ayuda a la contra nicarag¨¹ense. En aquella ocasi¨®n Estados Unidos prest¨® ayuda log¨ªstica para transportar tropas hondure?as hasta la zona invadida. Ahora, las cosas han ido un poco m¨¢s lejos y se lleg¨® al env¨ªo de soldados de Estados Unidos.Despu¨¦s de m¨²ltiples consultas en Tegucigalpa, la impresi¨®n casi un¨¢nime recogida por el enviado de este peri¨®dico es que EE UU trata de implicar, una vez m¨¢s, a Honduras en un conflicto que los hondure?os s¨®lo desean para su provecho personal y sacar el m¨¢ximo de beneficios posibles, pero sin que les cueste ni una gota de sangre propia. No se excluye, incluso parece probable, que el Ej¨¦rcito Popular Sandinista (EPS) haya entrado en Honduras para perseguir a los contras. En esa zona, las fronteras no est¨¢n marcadas y resulta casi imposible decir d¨®nde empieza un pa¨ªs y donde acaba otro. Versiones de cierta solvencia hablan de una penetraci¨®n de unos ocho kil¨®metros de unos centenares de soldados del EPS en una zona despoblada.
Como ejemplo de la desinformaci¨®n reinante en Tegucigalpa se puede citar que el canciller de Honduras, Carlos L¨®pez Contreras, declar¨® que a Honduras penetraron entre 1.000 y 1.500 soldados sandinistas y, curiosamente, "no hemos capturado ninguno ni podemos confirmar bajas".
A diferencia de 1986, en esta ocasi¨®n la supuesta invasi¨®n ha ocurrido en una zona despoblada. En esa especie de tierra de nadie, lo habitual era que el Ej¨¦rcito hondure?o hiciese la vista gorda a ambos lados y dejase campar por sus respetos a contras y sandinistas. Incluso era un secreto a voces que entre Honduras y Nicaragua hab¨ªa una comunicaci¨®n digna de ser comparada con los di¨¢logos de la guerra del humorista Gila.
Advertencia sandinista
En Tegucigalpa circula la versi¨®n de que d¨ªas atr¨¢s los sandinistas advirtieron que iban tras los contras y la respuesta que recibieron de militares hondure?os fue: "darles verga [palo]".
Este contubernio t¨¢cito no puede ser aceptado por la Administraci¨®n norteamericana que ve como se desmorona el montaje de los luchadores para la libertad, tambi¨¦n llamados contras. Como en marzo de 1986, tambi¨¦n ahora parece claro que Washington presion¨® a Honduras para conseguir la "petici¨®n de ayuda" y que la fuerza a¨¦rea hondure?a demuestre su superioridad en los cielos de la regi¨®n. En la acci¨®n contra el EPS intervinieron cuatro arcaicos super mystere B-2 y dos F-5. El bombardeo se produjo el jueves por la noche sobre las comarcas de San Andr¨¦s y Bocay, en el departamento oriental de Olancho, en el borde mismo de la frontera con Nicaragua, sin causar v¨ªctimas.
Conversaciones con las tropas de Estados Unidos llegadas a Honduras pusieron de manifiesto que hab¨ªan recibido la orden de despliegue de una fuerza en Fort Bragg, ocho horas antes de la llegada del telegrama en el que Azcona ped¨ªa ayuda. Todas las piezas del rompecabezas componen la imagen de un Azcona manipulado e incapaz de decidir, sometido en su lecho de enfermo a las presiones del embajador de Estados Unidos. La tarde del mi¨¦rcoles, el embajador Briggs estuvo en la casa de Azcona y horas despu¨¦s, en la noche, sali¨® en televisi¨®n el comunicado que anunciaba al pa¨ªs la situaci¨®n. Llama la atenci¨®n que en toda esta crisis el presidente no comparezca ante un pa¨ªs que padece una invasi¨®n y lo ¨²nico que se ha recibido como informaci¨®n oficial es un comunicado, le¨ªdo por una voz en off mientras la pantalla mostraba im¨¢genes de guerra sacadas del archivo.
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