El regreso de los rinocerontes
Rhinoc¨¦ros se estren¨® en Par¨ªs en 1960. Los cr¨ªticos la consideraron como una transici¨®n del antiteatro de las primeras obras del gran autor hacia una aceptaci¨®n mayor del teatro burgu¨¦s: la tesis, la reflexi¨®n moral, la lecci¨®n did¨¢ctica. La primera mitad de la obra mantiene el absurdo del lenguaje y situaci¨®n, la comicidad; en la segunda predomina el discurso. En la escena de B¨¦ranger -aqu¨ª traducido por Berenguer para aproximar situaciones- con Juan -un duro mano a mano entre: Manuel Gallardo y Francisco. Vidal en esta representaci¨®n-comienza la gran dial¨¦ctica, insuflada de teatralidad viva por la, conversi¨®n de Juan en rinoceronte: las que le siguen, hasta el ¨²ltimo y agotador mon¨®logo de Berenguer, lo repiten.Ionesco estaba informado cuando escribi¨® esta obra de La rebeli¨®n de las masas, de Ortega y Gasset, que a su vez reasum¨ªa un pensamiento franc¨¦s y europeo nacido despu¨¦s del espanto del intelectualismo liberal despu¨¦s de la Revoluci¨®n Francesa. La rebeli¨®n de la masa, su vulgarizaci¨®n, la muerte del individuo y su absorci¨®n por la vulgaridad predicada por los profetas es su conversi¨®n en rinocerontes. La met¨¢fora llega a nuestros d¨ªas y es la extensi¨®n de la mediocridad, que nos alcanza a todos. Un mediocre es alguien metido, incluso contra su voluntad, en una situaci¨®n mediocre. Para el autor, esta ex tensi¨®n se reflejaba en el marxismo, en el comunismo. Cuan do hablaba, en plural, de nazismos, estaba ya hablando de comunismo, del que hab¨ªa en su pa¨ªs de: origen -Ruman¨ªa- y del que ¨¦l ve¨ªa apoderarse de la sociedad burguesa de Francia Hoy se ha visto que el problema no es el comunismo, roto precisamente por sus individualidades, por su incapacidad de res?stir la divisi¨®n de pensamientos, sino algo por encima de todo ello, quiz¨¢ de peso de mogr¨¢fico. Tanta raz¨®n ten¨ªa Ionesco en su generalizaci¨®n que hoy resulta obvio, tanto difundi¨® la escenificaci¨®n del pensamiento que hoy perjudica su obra por demasiado sabida. Lo que entonces era novedad y valent¨ªa necesitaba longitud de discursos y de exposiciones para convencer; hoy resulta demasiado larga, demasiado insistente. Posiblemente el gran choque de Rinoceronte estaba en el contraste entre su aspecto burgu¨¦s a la francesa y su mediocridad razonable y cartesiana, con el absurdo que va entrando en ella: desde la gran caricatura de di¨¢logos cruzados -que el traductor Trino Trives ha hecho todo lo posible por conservar en castellano- hasta la aparici¨®n, y luego la turba, de los rinocerontes.
Rinoceronte
Ionesco (1960). Traducci¨®n de Trino Trives. Int¨¦rpretes: Manuel Gallardo, Laura Cepeda, Francisco Vidal, Jaro, Antonio Ruquena, Mariano Venancio, Pilar Pereira, Miguel Gil, Sandra Milhaud, Rasa Fontana. Versi¨®n, espacio esc¨¦nico y direcci¨®n: Gonzalo Ca?as. VIII Festival de Teatro de Madrid. Centro Cultura de la Villa, 18 de marzo.
Gonzalo Ca?as ha elegido la v¨ªa de dar en la escenificaci¨®n y la interpretaci¨®n un tono ya absurdo de por s¨ª, por la pl¨¢stica como futurista, por el tono de farsa y de comicidad de personajes vestidos enloquecidamente, por el ahondamiento en el ambiente de circo. Esto hace desaparecer la sorpresa y la ?l¨®gica: todo es admisible. Y tambi¨¦n conturba la interpretaci¨®n de los actores al llevarles a la comicidad no de lo que dicen, sino de c¨®mo lo dicen. No obstante, hay situaciones en las que el texto reclama el oficio de actor, que se sobrepone como en el di¨¢logo y el mon¨®logo antes citados.
El p¨²blico del ¨²ltimo d¨ªa del Festival Internacional acogi¨® y despidi¨® la obra con entusiasmo; ovacion¨® a los actores, al director y al saxofonista -Miguel Gil- de los intermedios. Se siente probablemente muy aludido por el paso pesado de los rinocerontes.
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