TVE emite hoy el ¨²ltimo episodio de 'La hora de Bill Cosby'
El pasado viernes, La hora de Bill Cosby -que hoy se despide de los telespectadores espa?oles- volv¨ªa a reunir a la pareja protagonista de Yo esp¨ªa: Robert Culp fue el actor invitado del programa, exactamente 20 a?os despu¨¦s de que la serie, emitida con ¨¦xito entre 1965 y 1963, rompiera el tab¨² que prohib¨ªa darle papeles principales a actores negros. Ahora, aquel actor tiene el programa de mayor popularidad de la televisi¨®n norteamericana y su ¨¦xito se ha convertido en materia de mil especulaciones.Son muchas, efectivamente, las teor¨ªas en torno al fen¨®meno Bill Cosby, causa y origen del reverdecimiento estos ¨²ltimos a?os de la moda de las comedias dom¨¦sticas. La fecha de su deb¨², septiembre de 1984, es sin duda un hito decisivo en el peque?o gran mundo de la llamada comedia de situaci¨®n norteamericana. Se habla de un antes y despu¨¦s de Cosby, todo y que en la historia de la sitcom norteamericana hay m¨¢s de una fecha de digna memoria. Memorables fechas como las que dieron entrada a los programas de Jackie Gleason (The Honeymooners), Lucille Ball y Mary Tyler Moore (La chica de la tele), la comedia revolucionaria de Norman Lear, All in the Family, o la corrosiva Mash.
En esta escuela aprendi¨® su oficio el hoy realizador de ¨¦xito Jay Sandrich (Enredo, Benson, Golden Girls), director del piloto de presentaci¨®n de muchos de los episodios de La hora de Biff Cosby. Sandrich, a pesar de su estimable experiencia en la comedia televisiva, ha reconocido que la forma de hacer de Bill Cosby es diferente a la de muchas otras series, y que ello explica en parte sus excelentes resultados.
Improvisaci¨®n
En muchos sentidos, hay menos premeditaci¨®n en la concepci¨®n y desarrollo del programa. Cosby se transforma en contacto con la audiencia, de ah¨ª que, a diferencia del n¨²mero de ensayos fijos a los que est¨¢n sujetos otras comedias (cinco d¨ªas durante los siete a?os de The Mary Tyler Moore Show; m¨¢s o menos los mismos que en la actualidad Las chicas de oro), los de Bill Cosby nunca se ajustan a un per¨ªodo establecido. Tampoco sus movimientos en el set. Cosby improvisa mucho, lo que obliga a Sandrich a tener las cuatro c¨¢maras rodando constantemente durante las dos grabaciones que se hacen del programa (la versi¨®n final es reeditada a partir de momentos selecionados de estas dos grabaciones), y a los actores -una de las claves de oro de la comedia- en tensi¨®n constante, pendientes del expresivo rostro de Cosby. Esta capacidad de repentizaci¨®n y la concepci¨®n de alg¨²n modo abierta del programa es lo que hace que, mientras la cadencia de la serie de incidentes de un intriga en cualquier comedia parece ritmada por un metr¨®nomo, en Cosby esta estructura sea mucho m¨¢s flexible y proporcione una sensaci¨®n de mayor frescura.Bill Cosby, excelentemente replicado por actores, directores y guionistas, es sin duda el mago del show (aunque el actor tiene en su haber alg¨²n anterior fracaso).
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