'Hipertramp'

Todo es gigante en Supertramp. En la cuarta gira que realizan por Espa?a -la primera fue en 1977- despliegan cinco remolques, tres autobuses, 60 personas en el equipo, 150.000 vatios de sonido y 400.000 de luz, 40 varilites (focos m¨®viles programados por ordenador) y la consabida pantalla de proyecci¨®n. Es el superespect¨¢culo, el rock con los varilites como unidad de medida y que todav¨ªa tiene numerosos adeptos. En sus cuatro actuaciones espa?olas, Supertramp habr¨¢ conseguido una asistencia de 30.000 personas, y en Madrid m¨¢s de 7.000 personas pagaron 2.200 pesetas para escuchar al veterano grupo brit¨¢nico. Es el baile de los millones lo que mueve la m¨²sica de Supertramp.En el escenario, ocho m¨²sicos, todos los medios t¨¦cnicos y un buen sonido. El grupo que vendi¨® m¨¢s de 25 millones de discos en todo el mundo de su disco Breakfast in America ha mejorado considerablemente su oferta respecto a la que present¨® en Madrid hace dos a?os. En aquel tiempo, uno de los l¨ªderes, Roger Hodgson, acababa de abandonar el grupo, y se acus¨® la ausencia. Hoy, Hodgson es un recuerdo lejano para la banda, que ya ha publicado dos elep¨¦s desde la deserci¨®n.

Estancamiento

La m¨²sica de Supertramp apenas ha evolucionado desde que, en la mitad de la d¨¦cada de los setenta, descubrieron la f¨®rmula del ¨¦xito: canciones planteadas linealmente, con un ritmo uniforme e id¨®neo para bailar y dar palmadas. Son los reyes de un pop ligero, superficial y sin garra que apuran los ¨²ltimos coletazos de triunfos pasados y mantienen con cierta dignidad la fidelidad a un estilo que marc¨® una ¨¦poca.El grupo mantiene su centro de atenci¨®n en su fundador, el cantante y pianista Rick Davies, y los restantes miembros originales -Helliwell, Thompson y Siebenberg- mantienen el tipo. Sin posibilidad de sorprender, Supertramp ofreci¨® como regalo la presencia de Mark Hart, magn¨ªfico m¨²sico norteamericano.

Fueron las canciones veteranas las que mantuvieron el ritmo del concierto y marcaron sus momentos ¨¢lgidos. Su ¨²ltimo disco, Free as a bird, no ha alcanzado las ventas previstas, y con esta gira se pretende impulsar su aceptaci¨®n. Esto implica un planteamiento de claras connotaciones comerciales que tambi¨¦n incide en otros aspectos como la duraci¨®n de los conciertos.

El gigantismo en la infraestructura del rock obliga a un volumen de inversi¨®n a la hora de plantear una gira que requiere grandes auditorios, masificaci¨®n y un elevado precio de las entradas. Para justificar este planteamiento, la duraci¨®n de los conciertos tiene que sobrepasar las dos horas, cosa que, en algunos casos, es justificable, pero, en la mayor¨ªa, desproporcionada. Supertramp pertenece a esta mayor¨ªa.

Quiz¨¢ en la retransmisi¨®n diferida del concierto que TVE-2 ofrecer¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 8 de abril, estos defectos queden subsanados al reducir la duraci¨®n del concierto a 60 minutos, bastante m¨¢s ajustada.