Schuster y la f¨¢bula del tuerto
El Real Madrid camina imparable hacia el t¨ªtulo de Liga y el continente le considera favorito para el de la Copa de Europa. Un sabio, antiguo y callado trabajo de cantera, que dirige desde la noche de los tiempos Luis Molowny, ha puesto la base del equipo. Ram¨®n Mendoza ha a?adido algunos fichajes atinados, otros que no lo son tanto -huelgan los nombres- y un entrenador holand¨¦s. Y ahora est¨¢ decidido a incorporar un hombre de dif¨ªcil encaje: Berrid Schuster.?Y qu¨¦ pinta Schuster en todo esto?
Schuster apareci¨® all¨¢ por el a?o 1980. Jugaba en el Colonia, y la selecci¨®n alemana le present¨® en sociedad durante la Eurocopa de Italia. Deslumbr¨® por su potencia, su manejo de bal¨®n y su Regada. De eso hace ocho a?os.
El Barca le incorpor¨® y entonces los aficionados y quienes no lo son tanto supimos que hab¨ªa dos Schuster: Bernd, que jugaba en el campo, y Gaby, que juega fuera. Gaby ten¨ªa unos a?os m¨¢s que Berrid y un car¨¢cter fuerte. Ambos eran, y son, inseparables. Desde entonces, el Bar?a ha ganado una Liga, perdido todas las dem¨¢s, y se ha llevado unos cuantos berrinches a cuenta del matrimonio Schuster, cuya actitud ha contribuido a incrementar el desconcierto hist¨®rico del club catal¨¢n.
Terry Venables escrib¨ªa as¨ª sobre Schuster hace poco en un peri¨®dico londinense: "Es uno de los mejores mediocampistas del mundo, pero lo apart¨¦ del equipo durante un a?o entero, a pesar de que al club le, hab¨ªa costado tres millones de libras (... ) Ning¨²n t¨¦cnico quiere deshacerse de un jugador de la habilidad -de Schuster. Pero sus escandalosas exigencias y escandalosa conducta no me dejaron opci¨®n alguna ( ... )". Venables comenta en el mismo art¨ªculo que, debido a su calidad, le hubiera perdonado cualquier cosa, pero no su "vergonzoso comportamiento" en la final de la Copa de Europa de 1986, en Sevilla, en la que le sustituy¨® por su actuaci¨®n" que el t¨¦cnico califica, en dicho art¨ªculo, de "descuidada".
"Su esposa y ¨¦l", contin¨²a Venables, "se fueron del estadio antes del cl¨ªmax del penalti, cosa que ya en s¨ª misma era poco profesional. Pero signific¨® que si hubi¨¦ramos ganado y hubiera resultado que ¨¦l era uno de los dos jugadores llamados al control antidoping podr¨ªamos haber sido descalificados por no comparecer".
Aquella final hizo estallar definitivamente las tensiones entre Schuster y el Barga, y la situaci¨®n sigue sin arreglo. Desde hace ya muchos meses el Barcelona vive en la duda de si le interesa o no que Schuster juegue. Quien s¨ª lo ha resuelto hace muchos a?os es la selecci¨®n alemana. Ni Jupp Derwall, seleccionador hasta no hace mucho, ni Franz Beckenbauer, que le sucedi¨®, han contado con Schuster. 0 sea, que la pareja Bernd-Gaby no s¨®lo ha chocado con N¨²?ez, cosa que podr¨ªa considerarse razonable, sino tambi¨¦n con Venables, Derwall y Beckenbauer. Cuando alguien se pelea con tanta gente distinta es dificil suponer que siempre tiene raz¨®n.
?Y qu¨¦ puede aportar Schuster al Madrid? Obviamente, es un centrocampista de magn¨ªfico desplazamiento de bal¨®n, aunque con una capacidad de llegaba bastante disminuida con los a?os. Es un gran ordenador de juego, un hombre capaz de mover al equipo. Es algo mejor, para esa funci¨®n, que Gallego, que Jankovic¨ª que Michel y que Mart¨ªn V¨¢zquez, pero s¨®lo algo mejor. Jugadores de clara visi¨®n de juego y desplazamiento largo de bal¨®n nunca han faltado en el Madrid, y a¨²n est¨¢n por llegar m¨¢s, el primero de los cuales ser¨¢ Arag¨®n, todav¨ªa en el Castilla.
Pero, aparte de ser innecesaria, porque no es otra cosa que abundar en lo que hay, la incorporaci¨®n de Schuster puede poner en peligro lo que, a juicio de todos los jugadores madridistas, es el elemento principal de su ¨¦xito, el buen ambiente. En los ¨²ltimos a?os, la plantilla del Madrid ha alcanzado, a trav¨¦s del complicado camino de las terapias de grupo, las conversaciones duras y sinceras a puerta cerrada, sin presencia del entrenador siquiera, un grado decohesi¨®n muy poco com¨²n. Casi una relaci¨®n de compa?erismo perfecto. La introducci¨®n en ese grupo del eje GabyBernd se vislumbra, habida cuenta de los precedentes, como una imprudencia notable.
Ram¨®n Mendoza ha disfrutado desde que est¨¢ en el Madrid con el recurso a la estrategia antideportiva e inelegante de desequilibrar a los rivales tentando con la temporada en marcha a algunos de sus elementos destacados. Ha procurado, por lo general, escoger a hombres- s¨ªmbolo, cuya infidelidad podr¨ªa causar m¨¢s da?o en el rival. As¨ª, estuvo toda una temporada coqueteando con Luis Aragon¨¦s, para desesperaci¨®n de la afici¨®n atl¨¦tica, y un a?o m¨¢s tarde puso en marcha el peligroso mecanismo del art¨ªculo 1.006 para llevarse a Llorente, que dej¨® colgado a su equipo a mitad de campa?a. Aquella incorporaci¨®n le cost¨® elevar muy notablemente el tipo medio de retribuci¨®n en la plantilla, porque los 50 millones por temporada que ofreci¨® a Llorente provocaron una oleada de reivindicaciones, justas a la luz de este dato, en el resto de jugadores. Y estuvo a punto de costarle la marcha de Hugo.
Al traer a Schuster al Madrid, Mendoza les va a dar un disgusto a N¨²?ez y a su masa social. Pero es dif¨ªcil asegurar que Schuster vaya a darle al Madrid satisfacciones menos mezquinas que ¨¦sa. Se dir¨ªa que Mendoza est¨¢ dispuesto a jugar el papel del envidioso de la conocida f¨¢bula que, puesto en el brete de aceptar un regalo condicionado a que a su odiado vecino le concedieran el doble de lo mismo, no vacil¨® en contestar: "Que me quede tuerto".
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