La realidad de Bar¨®n y la sabidur¨ªa de Lobato

Hemos visto un nuevo bailaor que es joven y se llama Javier Bar¨®n. Lo de joven no debe de confundirse con promesa o esperanza; esos t¨¦rminos son casi siempre piadosos cuando se quiere elogiar a un artista todav¨ªa verde. Javier Bar¨®n es una espl¨¦ndida realidad, un bailaor sorprendentemente maduro, que deber¨¢ ocupar un lugar de privilegio entre los grandes bailaores de este tiempo, que no son muchos, ciertamente, que el baile flamenco est¨¢ muy necesitado de art¨ªfices de verdadera talla.Bar¨®n estuvo en el Ballet Nacional. La pasada por el baile acad¨¦mico se le nota, y le va a servir, sobre todo en su actitud profesional, en la seriedad y responsabilidad con que se produce en el escenario, en la solidez e intensidad de una formaci¨®n a partir de la cual podr¨¢ enfrentar en el baile flamenco las m¨¢s ambiciosas demandas de su inquietud creadora.

Junto a Javier Bar¨®n estuvo la guitarra de Pedro Sierra, de cuya actuaci¨®n ejemplar con Carmen Linares d¨¢bamos cuenta ayer en estas mismas p¨¢ginas. Acompa?ando al baile, Sierra muestra la misma autoridad, id¨¦ntica solvencia.

El flamenco necesita a los j¨®venes, como necesita a viejos de la casta de Chano Lobato, quien a sus 60 a?os tiene toda la sabidur¨ªa acumulada de m¨¢s de dos siglos de historia del cante jondo. No es s¨®lo conocer los g¨¦neros y cantarlos mejor o peor. Es un talante especial, una forma de entender el flamenco con cabalilidad absoluta. Hombres como Chano Lobato son los que hicieron de este arte algo diferente y extra?o, tan dif¨ªcil de comprender para quien no se halle en el secreto de ese c¨®digo de entendimiento que nos habla de duendes y ¨¢ngeles.

Chano -con otro gran veterano a la guitarra, Paco de Antequera- cant¨® admirablemente por soleares, por malague?as y por martinetes.