La caza del loco
Oleada de intemamientos de enfermos mentales a ra¨ªz de la decapitaci¨®n de un ni?o por un psic¨®pata
Varias decenas de enfermos han ingresado durante los ¨²ltimos d¨ªas en el hospital psiqui¨¢trico de M¨¦rida como consecuencia del miedo colectivo surgido a ra¨ªz del suceso de T¨¢liga (Badajoz), donde un psic¨®pata decapit¨® a un ni?o y arroj¨® despu¨¦s su cabeza a una chimenea ante el espanto de los vecinos congregados en el lugar. D¨ªas despu¨¦s, en Higuera de Vargas, un pueblo distante 15 kil¨®metros, centenares de personas se manifestaron por las calles solicitando el ingreso de un enajenado mental al que consideraban peligroso.
Desde que en 1409 el fraile mercedario Juan Gilaver fund¨® en Valencia el primer manicomio del mundo buscando un trato digno para los locos, "la sociedad ha evolucionado m¨¢s en lo te¨®rico. Piden centros en buenas condiciones materiales, pero un suceso como el de T¨¢liga demuestra que en el fondo subyace una filosof¨ªa propia de la Inquisici¨®n. Volvemos al viejo concepto de que el enfermo mental es un poseso del demonio que debe se apartado de la sociedad", dice el director del hospital psiqui¨¢trico de M¨¦rida, Jos¨¦ G¨®mez.Este centro registra anualmente m¨¢s de 200.000 instancias y el ¨ªndice de siniestrabilidad que ofrecen los pacientes que han sido dados de alta "es nulo en comparaci¨®n con las muertes que en los estadios provoca gente aparentemente normal", seg¨²n se?ala Jos¨¦ G¨®mez. "Los medicamentos y las t¨¦cnicas actuales pueden controlar el 99% de las enfermedades psiqui¨¢tricas, y sobre esta premisa pr¨¢cticamente en ning¨²n caso est¨¢ justificado el internamiento a perpetuidad de los enfermos".
El suceso de T¨¢liga ha generado un internamiento masivo de pacientes, en algunos casos a requerimiento de las autoridades municipales, amparadas en el clima emocional que viven sus poblaciones y a veces por voluntad de los familiares de los enfermos, quienes en la mayor¨ªa de los casos se oponen a su propio ingreso.
"A r¨ªo revuelto, ganancia de pescadores", opina el director del hospital psiqui¨¢trico de Plasencia, Jos¨¦ Luis Villegas, que refiere c¨®mo los familiares de algunos enfermos a los que se les hab¨ªa denegado el ingreso, aprovechando el impacto social del suceso de T¨¢liga "intentaron forzarlo por todos los medios".
Amparados en una normativa que databa de 1931, un gobernador, un alcalde y la polic¨ªa pod¨ªa determinar internamientos. Tras la reforma del C¨®digo Civil, a partir de 1963 el ingreso no resulta tan f¨¢cil, y nadie puede ser declarado incapaz si no es por una sentencia judicial. El doctor Villegas recuerda que el art¨ªculo 211 "exige la certificaci¨®n de un m¨¦dico de cabecera que prescriba la necesidad del internamiento, la firma de un familiar que asuma la responsabilidad y el reconocimiento del juez instructor con la correspondiente autorizaci¨®n a la que s¨¦ llegar¨¢ con el asesoramiento de los peritos que consideren oportuno".
En el psiqui¨¢trico de M¨¦rida vive un enfermo que ingres¨® en 1929: "Se fuerzan internamientos que desde el punto de vista cl¨ªnico en absoluto est¨¢n justificados. Ocurre con frecuencia que varios familiares acompa?an a un paciente cuando llega al centro, pero al darles de alta pueden pasar d¨ªas y d¨ªas y nadie viene a buscarlos", afirma G¨®mez.
Las cosas cambian cuando el incapacitado tiene bienes econ¨®micos que pueden beneficiar a sus familiares: "Entonces aparecen como aut¨¦nticos buitres buscando la cartilla o la pensi¨®n. Jam¨¢s han aparecido por aqu¨ª, pero con la muerte del enfermo se dejan ver y te preguntan disimuladamente: ?Oiga, y mi t¨ªo no ten¨ªa por ah¨ª unos ahorrillos?'. Hay una gran hipocres¨ªa social, aunque existen casos en los que verdaderamente los familiares se preocupan por su gente y vienen a verlos diariamente", se?ala el doctor Jos¨¦ G¨®mez.
'Etiqueta' psiqui¨¢trica
"Si usted aparece ante sus vecinos como una persona normal y da tres voces en la plaza, lo m¨¢s que dir¨¢n es 'buena la ha pillado'. Pero desgraciado si ha pasado por un centro psiqui¨¢trico. Puede convertirse a la vista de los vecinos en alguien peligroso", comenta el director del psiqui¨¢trico de M¨¦rida."?Pero que es la normalidad?", se pregunta el doctor Jos¨¦ G¨®mez. "Los locos son los chivos expiatorios de la sociedad. Hab¨ªa que analizar tambi¨¦n el comportamiento de los vecinos de T¨¢liga que viendo que el ni?o ya estaba muerto no reaccionaron a su decapitaci¨®n, permitiendo que el enfermo permaneciera varias horas a solas con el cuerpo del peque?o".
Para G¨®mez, "cualquier persona normal en un momento determinado puede manifestar una conducta agresiva, llegando incluso al asesinato. Hasta el C¨®digo Penal contempla el trastorno mental transitorio como causa eximente".
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