Gorbachov y Armenia
ARMENIA SE ha convertido en una piedra de toque para la perestroika del l¨ªder sovi¨¦tico, Mijail Gorbachov. Desde la gigantesca manifestaci¨®n de Eriv¨¢n a finales de febrero, que congreg¨® a centenares de miles de personas, ha surgido un ampl¨ªsimo movimiento de masas, apoyado por los principales intelectuales nativos, para exigir que la "regi¨®n aut¨®noma" de Nagorno-Karabaj, cuya poblaci¨®n es armenia en un 80%, pero que fue incorporada en 1923 a la Rep¨²blica de Azerbaiy¨¢n, se integre en la Rep¨²blica de Armenia. Ante la fuerza de este movimiento, el Gobierno sovi¨¦tico ha hecho concesiones econ¨®micas y sociales, pero sin aceptar cambio alguno en el trazado de la frontera. Al mes de la gran manifestaci¨®n de Eriv¨¢n, es decisivo para Gorbachov que la protesta se mantenga dentro de l¨ªmites asimilables para la nueva atm¨®sfera de disentimiento controlado que vive la URSS.Sorprende en el movimiento nacional armenio la moderaci¨®n, la amplitud y el hecho sin precedentes de que ¨®rganos locales del PCUS -el comit¨¦ de Nagorno-Karabaj- hayan tomando posici¨®n en favor de la demanda armenia y en contra, por tanto, de la posici¨®n oficial del Comit¨¦ Central de Mosc¨². No hay en este movimiento ni antisovietismo ni independentismo, por una raz¨®n obvia: los enemigos seculares de los armenios han sido los turcos y los musulmanes. Entre 1915 y 1918, Turqu¨ªa fue escenario del espantoso genocidio del pueblo armenio, en el que murieron o fueron expulsados del pa¨ªs quiz¨¢ m¨¢s de un mill¨®n de sus nacionales. Por ello, la ¨²nica posibilidad de existencia pol¨ªtica que le qued¨® al pueblo armenio a partir de los a?os veinte fue como rep¨²blica constitutiva de la gran federaci¨®n sovi¨¦tica creada por Lenin. ?ste es un hecho hist¨®rico que tienen muy presente los armenios, a pesar de que en la pr¨¢ctica la libertad nacional proclamada en la Constituci¨®n de la URSS sea enormemente limitada. Hoy el apoyo un¨¢nime de los armenios en favor del retorno de Nagorno-Karabaj se basa en que esa regi¨®n est¨¢ incluida en Azerbaiy¨¢n, cuya poblaci¨®n es musulmana y de origen turco.
Al salir a la superficie el problema armenio, Gorbachov adopt¨® una actitud conciliadora y anunci¨® medidas en el plazo de un mes, lo cual despert¨® cierta confianza. Ese mes se cumpli¨® el s¨¢bado pasado, pero lo anunciado en Mosc¨² no satisface lo esencial de las exigencias armenias. No cabe duda de que en la direcci¨®n del PCUS ha habido discrepancias, reflejadas incluso en el tono de la Prensa: duro en Pravda, con art¨ªculos contra los "extremistas", m¨¢s distanciado en Izvestia. En las decisiones del Soviet Supremo y del Bur¨® Pol¨ªtico -publicadas al concluir el mes pedido por Gorbachov- hay medidas positivas para superar la discriminaci¨®n en campos como la econom¨ªa, la educaci¨®n, la televisi¨®n; pero tambi¨¦n un no rotundo al punto central: el retorno de Nagorno-Karabaj. Gorbachov ha conseguido que esas medidas hayan sido aceptadas, al menos como un comp¨¢s de espera, por los intelectuales que encabezan el movimiento reivindicativo. A la vez, el Gobierno sovi¨¦tico ha concentrado fuerzas en Eriv¨¢n y ha tomado medidas policiales para impedir manifestaciones y des¨®rdenes.
Es posible que Gorbachov, cuando tiene que luchar contra los enemigos de la perestroika en otros frentes, no tenga otro camino para abordar el grave problema surgido en Armenia. Sin embargo, la tesis de que lo esencial en los conflictos nacionales es el ¨¢ngulo econ¨®mico es b¨¢sicamente err¨®nea. Los rasgos creados por la historia, por las luchas de religi¨®n, por la diversidad cultural y psicol¨®gica, perduran con un vigor sosprendente. Acaba de recordarlo la matanza de armenios en la ciudad de Sumgait, en Azerbaiy¨¢n. Dejando de lado etapas anteriores, la pol¨ªtica de Breznev -"todo va bien, no hay problemas"- ayudaba a que persistiesen odios ancestrales. Ahora salen a la luz, al permitir la glasnost que los ciudadanos empiecen a decir lo que sienten y piensan.
Contrariamente a lo que preve¨ªa el propio Gorbachov, el problema nacional se ha convertido en la dificultad n¨²mero uno en el camino de la reforma. Adem¨¢s de Armenia, se plantea en muchas rep¨²blicas, desde el B¨¢ltico hasta el C¨¢ucaso. Encauzarlo por v¨ªas de racionalidad exigir¨¢ inteligencia y capacidad para salir de caminos trillados, contaminados por los terribles errores del pasado.
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