El fruto del conocimiento
Buena parte del pensamiento contempor¨¢neo se centra en problemas ¨¦ticos
Hasta no hace mucho, la ¨¦tica era una disciplina m¨¢s del conjunto de la filosof¨ªa. Algo reservado, casi, a especialistas. Hoy, en cambio, es; dif¨ªcil encontrar autores con obra filos¨®fica que no incida, por uno u otro camino, en cuestiones ¨¦ticas. Historiadores de la filosolf¨ªa, anal¨ªticos, marxistas, contractualistas y postistas de diverso linaje coinciden en plantear una cuestiones morales. Unas veces, para plantear la necesidad de las normas; otras, para dudar de su existencia. Parad¨®jicamente, tras los discursos que vaticinan la imposibilidad de ¨¦xito de cualquier ¨¦tica normativa, aparece constantemente una exigencia de reflexi¨®n moral. Hay incluso quien afirma socarronamente: "La ¨¦tica que vos mat¨¢is goza de buena salud".
Hace 350 a?os, un fil¨®sofo franc¨¦s llamado Renato Descartes escrib¨ªa en Holanda una obrita que ha llegado a ser famosa: el Discurso del m¨¦todo. En ella, cuestiones metodol¨®gicas aparte, planteaba una breve reflexi¨®n sobre el sentido de la ¨¦tica. En el ¨¢rbol del conocimiento, en su opini¨®n, se pod¨ªan distinguir varias partes: las ra¨ªces, o la metafisica; el tronco, que ser¨ªa la f¨ªsica; las ramas, que se corresponden con las distintas ciencias particulares; el fruto, que es la ¨¦tica. Hoy, parece que el fil¨®sofo ha decidido dejar de sentarse a pensar a la sombra del ¨¢rbol del conocin¨²ento y ha decidido, aun a riesgo de romperse la crisma, subirse a buscar el fruto que, como es obvio, no es otro que el que permite discernir el bien y el mal.Metidos en harinas morales, hay fil¨®sofos que tratan de problemas concretos, que van de la moral sexual a la eutanasia, y los hay tambi¨¦n que prefieren remitirse a la relaci¨®n del hombre con el medio, sea este natural o pol¨ªtico. Todos parecen coincidir, sin embargo, en que ha llegado el momento de pensar la conducta humana, sus pautas, sus posibles regularidades y justificaciones, aunque luego no coincidan en c¨®mo ¨¦so deba ser pensado.
Victoria Camps es profesora en la universidad Aut¨®noma de Barcelona y acaba de publicar una Historia de la ¨¦tica (Editorial Cr¨ªtica), en la que han colaborado diversos autores espa?oles. Se trata de una obra volun¨²nosa, largamente pensada, cuyo primer volumen ya est¨¢ en las librer¨ªas y el segundo en prensa. Para ella, resulta claro que hay "un giro hacia la ¨¦tica en la filosofia contempor¨¢nea". Esta inflexi¨®n hacia el pensamiento relacionado con problemas de tipo ¨¦tico coincide con la crisis de la noci¨®n de verdad.
En su opini¨®n, "la idea de verdad no tiene ya ninguna utilidad, cada vez resulta m¨¢s claro que no hay un criterio ¨²nico y que incluso la tradicional divisi¨®n entre ciencias duras y blandas es m¨¢s suave que lo que lo era hace algunos a?os. La verdad era entendida como adecuaci¨®n del pensamiento a la realidad y hoy no sabemos qu¨¦ quiere decir eso. La justicia Como absoluto, tampoco dice nadla a nadie y los dos pensadores m¨¢s importantes de hoy sobre la materia, Rawls y Nozick, ofrecen planteamientos y respuestas claramente contradictorios".
Para Victoria Camps, quiz¨¢ convenga renunciar a las teor¨ªas ¨¦ticas ui¨²versalistas, con validez para todo tiempo y lugar, y dedicarse a problemas pr¨¢cticos. Problernas que tambi¨¦n cambian.
Moral negativa
En este sentido, resalta el hecho de que, hace algunos a?os, cuando la invitaban a dar charlas, el comportarniento relacionado con lo sexual fuera uno de los asuntos preferidos, mientras que hoy la demanda de informaci¨®n viene por el lado de los problemas derivados de la aplicaci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas, desde la fecundaci¨®n in vitro hasta el alquiler de madres.Para Andr¨¦ Glucksmann, la no existencia de propuestas ¨¦ticas universalistas es algo necesario. En su lugar, el pensador franc¨¦s propone una moral negativa: no hay propuestas sino rechazos. El fil¨®sofo cr¨ªtico debe pronunciarse contra "lo inaceptable", sin que deba aventurarse en la enunciaci¨®n de normas positivas S¨®lo desde el rechazo de lo que es moralmente inaceptable en el mundo actual puede hablarse de un compromiso moral.
Glucksmann piensa, cuando as¨ª se manifiesta, en J¨¹rgen Habermas y en sus seguidores. Para el heredero de la escuela de Francfort, el pensamiento debe frecuentar lo colectivo. El hombre vive en sociedad y es su relaci¨®n con esa sociedad lo que conviene pensar. La comunidad de hablantes de Habermas es, necesariamente, una comunidad de libres e iguales que acep tan normas de conducta cornu nes. En una l¨ªnea muy simila cabe situar los escritos de Karl Otto Appel.
Para Manuel Cruz, catedr¨¢tico de filosof¨ªa de la universidad de Barcelona, hay un nuevo protagonismo de la ¨¦tica en el conjunto del pensamiento de hoy. Y el cambio tiene que ver con las variaciones experimentadas en otros ¨¢mbitos del pensamiento, pero, fundamentalmente, con la reaparici¨®n de la noci¨®n de sujeto. "En el pensamiento contem por¨¢neo", afirma Cruz, "se observa de nuevo la creencia en la soberan¨ªa del sujeto sobre su propio obrar. Para hablar de la libertad, que es la categor¨ªa central de la ¨¦tica, se ha de dar por supuesto que es posible un obrar humano aut¨®nomo".
Cruz recuerda, al respecto, las palabras de Stephen Toulmin: "todas las conductas son explicables, algunas acciones son tambi¨¦n justificables". Si lo explicable tiene que ver con la ciencia, el universo de la justificaci¨®n est¨¢ vinculado a la ¨¦tica, y, en opini¨®n de Cruz, hay hoy "un cierto desequilibrio entre ambos universos, a favor del de las justificaciones".
En paralelo, los fil¨®sofos empiezan a preocpuarse m¨¢s por la ceusti¨®n del sentido que por la del significado.
Huida de la verdad
Miguel Morey, catedr¨¢tico de Antropolog¨ªa filos¨®fica, coincide en parte con Cruz. Para ¨¦l, puede hablarse de un predominio de la ontolog¨ªa del presente", sobre la anal¨ªtica de la verdad", para utilizar las expresiones de Michel Foticault en ?Qu¨¦ es la ilustraci¨®n? -t¨ªtulo en absoluto casual hom¨®nimo de uno de los textos de Kant- Morey cree que hay una especie de "huida de la verdad, atrapada por la ciencia, y un regreso al pensar del presente" desde perspectivas fundamentalmente morales.En el mismo sentido, F¨¦lix de Az¨²a, autor de novelas de ¨¦xito, pero tambi¨¦n de un espl¨¦ndido ensayo filos¨®fico sobre Diderot, resalta que la ¨²ltima pol¨¦mica en tomo a Heidegger es, sustancialmente ¨¦tica.
Emilio Lled¨®, catedr¨¢tico de Filosofia de la Universidad Nacional de Educaci¨®n a Distancia (UNED), cree que parte de los problemas derivan del desigual desarrollo que se ha producido en las ciencias y la tecnolog¨ªa, por un lado, y el pensamiento racional, por otro, en detrimento de ¨¦ste ¨²ltimo. Hay una necesidad de profundizar en la racionalidad, desde la perspectiva ¨¦tica. Lled¨® apunta que buena parte de las cr¨ªticas a la idea de progreso derivan de no haber tenido en cuenta la existencia de este desequilibrio.
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