De la Patagonia a Nueva York
Felipe Gonz¨¢lez aprovech¨® su viaje a Costa Rica para insistir en una de sus m¨¢s caras aficiones: la organizaci¨®n de cauces que permitan "tener una presencia internacional" a lo que ¨¦l califica como "la comunidad hispana". ?sta es, seg¨²n el presidente del Gobierno espa?ol, "una cierta fuerza emergente, formada por 300 millones de personas que comparten una misma cultura, desde la Patagonia a Nueva York, y que podr¨ªan, en alguna forma, sentirse sensibilizados por esta iniciativa".En su ¨²nica comparecencia p¨²blica en San Jos¨¦, la inauguraci¨®n de la fuente de la Hispanidad, acto al que apenas asistieron 300 personas, Gonz¨¢lez lleg¨® a decir que "lo hisp¨¢nico puede ser la fuerza de la raz¨®n en la frontera del siglo XXI".
Estos llamamientos a lo hisp¨¢nico en una comunidad que se enorgullece de sus or¨ªgenes y v¨ªnculos "con la Madre Patria", han encontrado m¨¢s eco en los conservadores medios informativos locales que los proyectos de participaci¨®n espa?ola en el proceso de control de los acuerdos de Esquipulas. La Prensa costarricense, mayoritariamente simpatizante de las tesis de la contra, no parece haber comprendido excesivamente bien esta dimensi¨®n del viaje de Gonz¨¢lez, pero s¨ª se muestra sensible a los llamamientos a la comunidad hisp¨¢nica. Los principales peri¨®dicos de San Jos¨¦, un¨¢nimemente enemigos de ¨®scar Arias, tampoco acogieron con excesivo calor los elegios de Gonz¨¢lez a la pol¨ªtica "de paz y democracia" del presidente costarricense y su Partido de Liberaci¨®n Nacional, miembro de la Internacional Socialista.
Pese a la ausencia de una dimensi¨®n populista -de esta visita, y si se except¨²an algunos ataques a la pol¨ªtica "tercermundista" del Gobierno socialista espa?ol respecto a Nicaragua y Cuba, la Prensa costarricense trat¨® con gran relieve y afecto la figura de Gonz¨¢lez, aunque minimizando cualquier atisbo de cr¨ªtica a la actuaci¨®n de EE UU. Las actividades de Gonz¨¢lez y de su esposa -voluntariamente ausente de cualquier protagonismo en los actos sociales, hasta el punto de que ni siquiera salud¨® a los periodistas espa?oles que cubrieron la visita- fueron seguidas paso a paso por la Prensa local.
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