Felipe Gonz¨¢lez y el enano
?Es interesante que un enano canadiense tenga un rostro muy parecido al de Felipe Gonz¨¢lez? Es una curiosidad que puede hacer meditar en lo dudoso de la singularidad de los seres humanos y en c¨®mo la cara y el gesto morunos de nuestro presidente, que aparecen como decantados por siglos de genes persistentes, pueden surgir de pronto en otro lado del mundo y en un personaje impensado. No somos nadie; o somos, por lo menos, dos.A la aparici¨®n del doble de Felipe Gonz¨¢lez se le hab¨ªa dado cierta expectaci¨®n. No fue m¨¢s que una curiosidad, aparte del trabajo de Gurruchaga en la imitaci¨®n f¨¢cil de Victoria Prego, que ¨²ltimamente se hab¨ªa dedicado a imitarse a s¨ª misma o a la imagen que ella quiso dar de s¨ª misma. Las entrevistas que mantuvo con Felipe Gonz¨¢lez fueron todas ellas caricaturescas, en el sentido de que los dos estaban representando un papel.
La circunstancia de la enanez del semisosias podr¨ªa producir lo que, traduciendo del ingl¨¦s, se llamar¨ªa serendipidad -serendipity, o facultad de hacer descubrimientos inesperados, que no se buscan, a partir de otros circunstanciales-, la disminuci¨®n de la talla del imitado, o el idioma franc¨¦s que ser¨ªa como la representaci¨®n de un lenguaje tecnocr¨¢tico a veces incomprensible en el imitado. No va m¨¢s all¨¢.
La acusaci¨®n de irrespetuose que se ha proferido contra esta breve parte del programa de Gurruchaga no corresponde sino a la oleada de antipat¨ªa que en muchos bienpensantes y bien ordenados despierta Gurruchaga en s¨ª, y que se vio venir desde el primer d¨ªa. Gurruchaga tiene siempre mucho cuidado de ser respetuoso con todas las personas, reales o dobladas, que acuden a su programa; con exceso. No es agresivo, o su agresi¨®n es de un tipo general, y siempre tambi¨¦n moderada en televisi¨®n, frente a una sociedad demasiado t¨®p¨ªca que ¨¦l busca la manera de poner en una cierta evidencia.
Hay otros personajes del espect¨¢culo, generalmente admir,Ldos y aplaudidos por los misrnos que detestan a Gurruchaga, en lugares p¨²blicos nocturnos y a veces en teatros que se dedican sistem¨¢ticamente al desprestigio y la burla de los pol¨ªticos; con extremo cuidado de que sean gubernamentales (cuando aparecen los de la oposici¨®n son como una coartada y si., les trata con una gracia simp¨¢tica), y lo hacen con groser¨ªa y una supuesta audacia; nada m¨¢s que supuesta, porque na die les va a perseguir ni a coar tar la libertad de expresi¨®n que merecen, aunque sean rudos y ordinarios. Est¨¢n contribuyen do a un desprestigio general de la pol¨ªtica parlamentaria y de mocr¨¢tica, y de la izquierda so bre todo. Afortunadamente, el antiguo r¨¦gimen en cuyo nombre act¨²an se desprestigi¨® por s¨ª mismo y cada vez tiene me nos posibilidades de prender, y menos por esa v¨ªa. Fuera de ese tono de campa?a, la cr¨ªtica de la pol¨ªtica, del poder y de la oposici¨®n, por v¨ªa ir¨®nica y c¨®mica, es una virtud que se practica poco en Espa?a. Nunca este pa¨ªs har¨ªa el Spitting image de la televisi¨®n brit¨¢nica ni el juego del Canard enchain¨¦. Y es que estamos entre dos extremos en ese tipo de cr¨ªtica: o la excesiva moderaci¨®n de Gurruchaga o la groser¨ªa de los caricatos soeces y desgraciados que se meten en campa?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.