M&M

El art¨ªculo de Carlos L¨®pez-Tapia (EL PA?S, 20 de marzo de 1988) insin¨²a con mucho gracejo un fen¨®meno que en los programas de radio m¨¢s escuchados (Protagonistas, Directamente E ... ) encuentra su expresi¨®n m¨¢s extrema: la mezcolanza inextricable de publicidad con informaci¨®n, de posturas ¨¦ticas con consejos publicitarios, de nombres con marcas. Se comprende que a la espa?olita media -Mar¨ªa, para L¨®pez-Tapia- se le haga dif¨ªcil seleccionar en tama?o contubernio lo verdadero de lo mercenario.A los otros espa?oles, los que nos conceptuamos de superiores (?) a la media, tambi¨¦n nos cuesta discriminar por cuanto que ni lo mercenario es tan falso (si dicen que El Corte abrir¨¢ a las diez, debe ser bastante aut¨¦ntico) ni lo verdadero tan cierto (declaraciones de pol¨ªticos ... ) ni tan desinteresado (?cu¨¢nta gente paga o promete favores porque la saquen?). Al final resulta que gobernantes, fabricantes, artistas, famosos y periodistas constituyen una m¨ºl¨¦e que vive a costa de las sufridas Mar¨ªas y de sus espa?olitos Manolos. Y todos los integrantes de la m¨ºl¨¦e se apoyan rec¨ªprocamente para seguir chupando a los M & M.

Yo propongo un boicoteo de los M & M (o sea, Mar¨ªas y Manolos) a los M. M. (mass media), pero aprendiendo la lecci¨®n de aquel anuncio de detergente -"Y a ti, ?qui¨¦n te lo ha contado?"para transmitir informaci¨®n sobre calidad de productos boca a boca: les comunico que las pastillas M & M ("?Se disuelven en tu boca, no en tu bolsillo!") son atroces.- E. M. Prieto