Al Madrid le sobr¨® confianza y le falt¨® imaginaci¨®n
El Real Madrid al completo -entrenador, jugadores, directivos y aficionados- afront¨® el partido de ayer excesivamente relajado. Tras eliminar al N¨¢poles, con un Bernab¨¦u vac¨ªo y un respetado Maradona, al Oporto campe¨®n de Europa, y al Bayern M¨²nich, la bestia negra hist¨®rica, el palmar¨¦s del PSV era recibido con cierto escepticismo. Hab¨ªa marcado 105 goles; de acuerdo, pero la Liga holandesa es flojita Estaba en semifinales europeas; muy bien, pero los rivales no hab¨ªan sido excesivamente peligro sos y se hab¨ªa clasificado con apuros.Ten¨ªa fama de equipo compacto; impresionante, pero en los v¨ªdeos que hab¨ªan visto los jugadores madridistas se ve¨ªan muchas lagunas defensivas, y, desde luego, el conjunto aparec¨ªa a los ojos blancos como claramente inferior a N¨¢poles, Oporto o Bayern. Y en esa relajaci¨®n, en ese convencimiento de que el escollo no era esta vez tan duro, estuvo el error del Madrid. Le quedan 90 minutos para rectificar.
El partido, sin embargo, comenz¨® muy bien para el Madrid. A los cinco minutos, el listo de Hugo provocaba un penalti recibiendo, como antes entraban a matar los toreros, al portero holand¨¦s. Le vio venir, y no movi¨® ni un m¨²sculo hasta sentir el choque f¨ªsico. El Madrid, por entonces, ve¨ªa comprobados sus auspicios optimistas. Controlaba el bal¨®n, presionaba a los defensores holandeses, ten¨ªa acorralado en su campo al PSV, y entraba con facilidad, aunque no creaba ocasiones de gol. Pero ese no era un problema, pensaban los madridistas. Era cuesti¨®n de tiempo.
El esquema defensivo del PSV no era ninguna tonter¨ªa. Sahedores de su torpeza en el uno contra uno con espacios libres, los holandeses dispusieron unos marcajes individuales en los que, a semejanza del baloncesto, funcionaban las continuas ayudas. Van Aerle se emparej¨® con Butrague?o y Nielsen con Hugo S¨¢nchez, mientras Koeman, tan buen jugador como bocazas, quedaba como hombre libre en el centro. En los laterales, Linskens y Gerets se turnaban para cerrar las incursiones de G¨®rdillo o Mart¨ªn V¨¢zquez, y Heintze se bastaba para frenar a Michel. En el centro del campo, Lerby defend¨ªa a distancia a Jankovic. El PSV, sin embargo, daba una imagen de torpeza. Se empe?aba en salir con el bal¨®n controlado en defensa, pero comet¨ªa muchos errores en el pase que permit¨ªan nuevos ataques madridistas.
Todo parec¨ªa controlado, cuando, de repente, Arnesen envi¨® un bal¨®n entre dos defensores, Linskens se convirti¨® en el primer holand¨¦s que entr¨® en el ¨¢rea madridista, y el bal¨®n acab¨® en la red. Nunca en esta tempo rada europea se hab¨ªa producido un silencio semejante en el Bernab¨¦u. De repente, un mazazo recibido en la frente despertaba a 11 jugadores y 90.000 espectadores que no se cre¨ªan lo que estaban viendo.
El Madrid tard¨® en despertar, y el PSV aprovech¨® ese tiempo para asentarse en el campo y mostrar sus cualidades. F¨²tbol al toque corto, apoyos constantes, lentitud en el demarraje desde la defensa, y velocidad punta en los ataques.
El control del juego parec¨ªa seguir en manos del Madrid, pero era una impresi¨®n ficticia. El Madrid jugaba sin imaginaci¨®n, sin saber c¨®mo utilizar sus recursos en las bandas o c¨®mo lanzar a Butrague?o hacia los espacios libres que tanto le gustan. Y, adem¨¢s, le faltaba su tradicional suerte. Por ejemplo, un remate de Hugo S¨¢nchez (m. 36), con el portero ya superado, lo sac¨® Koeman baj¨® los palos.
En la segunda mitad, la situaci¨®n se hizo a¨²n m¨¢s cr¨ªtica. Koeman abandon¨® su posici¨®n atrasada y pas¨® a dirigir a su equipo cuando sub¨ªa el bal¨®n. Vanenburg, quiz¨¢s el m¨¢s t¨¦cnico de los holandeses, entr¨® m¨¢s en juego, y, en punta, Kieft supo aguantar el bal¨®n en espera de la llegada de sus compa?eros.
El Madrid estaba espeso, y en 45 minutos s¨®lo cre¨® peligro en un nuevo remate de Hugo S¨¢nchez (m. 47) y en un tiro lejano de Gordillo (m. 61), salvados ambos por Van Breukelen. La respuesta era peligrosa. El PSV, menos t¨ªmido, pon¨ªa a prueba al nervioso Buyo con una intemada de Koeman (m. 52) y con un tiro de Gerets (m. 54).
Beenhakker tampoco supo encontrar las ideas que le faltaban a su equipo. Prob¨® cambiando a Llorente por Jankovic, y cre¨® siete minutos de desconcierto hasta que Gallego sustituy¨® a Camacho para tomar las riendas del equipo. Pero tampoco sirvi¨® de nada. El Madrid estaba anonadado, sorprendido, sin capacidad de reacci¨®n, sin la alegr¨ªa ofensiva de este a?o.
La suerte, porque a¨²n queda algo de suerte para el Madrid, es que restan 90 minutos en Holanda y 15 d¨ªas para tomarse muy en serio a este PSV Eindhoven.
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