La oposici¨®n paname?a exige que Noriega se comprometa en el di¨¢logo con la Iglesia
La oposici¨®n paname?a ha exigido que sea el propio general Manuel Antonio Noriega, y no el Gobierno civil, presidido por Manuel Sol¨ªs Palma, quien acepte y se comprometa personalmente en el di¨¢logo del que el arzobispo Marcos McGrath podr¨ªa ser mediador. La Iglesia cat¨®lica, que en la tarde del martes anunci¨® haber recibido una aceptaci¨®n verbal de su mediaci¨®n por parte de Sol¨ªs, decidir¨¢ hoy si renuncia a la misi¨®n propuesta por Felipe Gonz¨¢lez y otros dirigentes. Al mismo tiempo, siguen llegando a la base norteamericana de Howard los 50 aviones que transportan 1.300 soldados de elite de Estados Unidos.
Dado que es la Iglesia la que est¨¢ promoviendo est¨¢ soluci¨®n pac¨ªfica de la crisis paname?a habr¨ªa que confiar en que un milagro evite todav¨ªa el fracaso del intento mediador, porque las posiciones adoptadas por las partes enfrentadas no conducen al optimismo. Por un lado, la aceptaci¨®n verbal del Gobierno se ha producido en medio de una campa?a feroz, en la que se alternan insultos y falsedades, de parte de la prensa del r¨¦gimen contra el arzobispo McGrath y las dem¨¢s jerarqu¨ªas eclesi¨¢sticas.El Gobierno, adem¨¢s, retrasa sin explicaci¨®n la publicaci¨®n, solicitada por la Iglesia, de un documento en el que se comprometa p¨²blicamente con ese di¨¢logo. Por ¨²ltimo, como claro obst¨¢culo a la mediaci¨®n del arzobispo, las autoridades han montado una negociaci¨®n paralela, a la que s¨®lo acuden fuerzas adictas al r¨¦gimen (sindicatos, partidos de la coalici¨®n gubernamental y de izquierda).
Por el otro lado, la oposici¨®n con el af¨¢n de insistir en que el presidente es Eric Arturo Delvalle y no Manuel Sol¨ªs, sostuvo ayer que "la mediaci¨®n debe darse entre el general Manuel Antonio Noriega, por una parte, y la Cruzada Civilista y los partidos de la oposici¨®n democr¨¢tica, por la otra".
Estos grupos advierten que "no podemos ilusionar a la opini¨®n p¨²blica en el sentido de que se han dado las condiciones para la mediaci¨®n propuesta" y reiteran que, antes de sentarse a hablar, las autoridades tienen que poner en libertad a Carlos Ernesto de la Lastra (el ¨²nico preso pol¨ªtico del pa¨ªs, detenido hace diez d¨ªas) y autorizar la reapertura del diario opositor La Prensa y de todos los dem¨¢s medios de comunicaci¨®n clausurados hace m¨¢s de un mes.
En una carta a McGrath, la Cruzada Civilista y la Democracia Cristiana anuncian que "continuar¨¢n la lucha" por "la salida inmediata del general Noriega y el inicio efectivo de la verdadera democratizaci¨®n del pa¨ªs". Las primeras acciones de protesta de esta semana fracasaron por la vigilancia policial y la m¨ªnima asistencia de manifestantes. Para la tarde de ayer hab¨ªa convocada una marcha contra el hambre, que pretend¨ªa recorrer calles del centro de Panam¨¢ desafiando la prohibici¨®n de las autoridades.
El acto convocado por la oposici¨®n frente al edificio de la administraci¨®n del Canal apenas cont¨® con la participaci¨®n de medio centenar de personas que agitaron pa?uelos blancos y gritaron contra Noriega. La polic¨ªa hab¨ªa filtrado previamente los accesos a esa zona.
Protesta frustrada
A pocos metros del lugar de la frustrada protesta llegaron unos minutos despu¨¦s las primeras unidades de los refuerzos enviados por Estados Unidos a Panam¨¢. El primer vuelo, que aterriz¨® a las cuatro y media de la tarde en la base de Howard, una de las nueve instalaciones militares con que cuentan los norteamericanos en Panam¨¢, s¨®lo transport¨® a 22 polic¨ªas militares y cuatro veh¨ªculos blindados.
Por la noche, seg¨²n las im¨¢genes que ofreci¨® el canal de televisi¨®n del Comando Sur, llegaron helic¨®pteros y soldados con rostros tiznados y cascos de camuflaje. En total, ser¨¢n desplegados en la zona del canal de Panam¨¢ 500 polic¨ªas militares, 300 mar?nes, 350 soldados del Ej¨¦rcito de Tierra y 150 del Ej¨¦rcito del Aire, adem¨¢s de una treintena de helic¨®pteros y otro material militar. El depuesto presidente Eric Arturo Delvalle considera, sin embargo, que Estados Unidos no est¨¢ haciendo suficiente presi¨®n sobre Noriega y ha amenazado con dimitir de su clandestino cargo si el Gobierno norteamericano no hace m¨¢s en favor de la ca¨ªda del general.
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