Nace un cineasta
David Byrne es uno de los m¨¢s originales e interesantes representantes de la m¨²sica rock actual en Estados Unidos. Recientemente pudimos verle, junto a su grupo Talking Heads, en las pantallas espa?olas, en un admirable filme-concierto realizado por Jonathan Demme, Stop making sense, que es una de las m¨¢s poderosas aportaciones del cine actual a las gloriosas tradiciones, desde hace a?os un tanto marchitas, del cine musical norteamericano.Pero David Byrne no es un rockero al uso. Su reino no se limita a proporcionarnos buenos sonidos filtrados por aparatos el¨¦ctricos, sino que se ramifica en otros muchos aspectos de la inventiva, tal vez espoleado por la inagotable curiosidad de un personaje que es simult¨¢neamente actor, cantante, showman, compositor, escritor, productor, guionista, director y todo lo que se ponga delante de sus inagotables ganas de manifestar la variedad de su talento.
True stories
Direcci¨®n, gui¨®n y producci¨®n: David Byrne. M¨²sica: Byrne y el grupo Talking Heads. Int¨¦rpretes: Byrne, John Goodinan, Anne McEnroe. Estados Unidos, 1986. Estreno: cine Bogart.
True stories es la primera -y por lo que vemos en ella no es arriesgado suponer que no ser¨¢ la ¨²ltima- pel¨ªcula larga de David Byrne. Se nota en algunas imprecisiones, defectos de construcci¨®n y sobre todo en las facilidades que se da a s¨ª mismo en los momentos dif¨ªciles, el car¨¢cter primerizo del filme. Pero estas imprecisiones, defectos y facilidades son poca cosa comparadas con sus exactitudes, aciertos y hallazgos, que son muchos y de mucho mayor alcance que las lagunas y los yerros.
Se trata de una curiosa pel¨ªcula independiente, de escas¨ªsimo presupuesto, casi con el extempor¨¢neo sabor a pobreza del viejo cine underground, una pobreza de medios complementaria de la riqueza imaginativa.
Mezcla desenvuelta de poes¨ªa e iron¨ªa, de ternura y acidez cr¨ªtica, de sentido de lo cotidiano y de lo ins¨®lito, True stories tiene gracia, fuerza y magn¨ªficas maneras, y sobre todo tiene el sello de distinci¨®n que acompa?a indefectiblemente a todo cuanto hace su autor, la huella de un estilo.
Byrne compagina con soltura el tono documental con otro tono lim¨ªtrofe con la fantas¨ªa, pero que jam¨¢s entra en ella, qued¨¢ndose en un medio camino in¨¦dito, casi inesperado, anuncio de un cineasta con caligraf¨ªa propia.
Babelia
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