Me han telefoneado desde el exterminio ese
"LLegar¨¢ un d¨ªa en! que nuestros hijos, llenos de verg¨¹enza, recordar¨¢n estos d¨ªas extra?os donde la honestidad m¨¢s simple era calificada de coraje"E. Evtushenko
Me han telefoneado desde una c¨¢rcel. Se trataba de la llamada de un preso, alumno de Filolog¨ªa Vasca. Hemos conversado durante unos minutos sobre las dos asignaturas en que este alumno preso est¨¢ matriculado.
Era la primera vez que me telefoneaban desde una prisi¨®n. Mis contactos con este y otros alumnos hab¨ªan sido hasta ahora siempre por carta, para el env¨ªo de programas, directrices, trabajos de curso y ex¨¢menes.
Me he quedado mirando al aparato, despu¨¦s ole la conversaci¨®n con este preso vasco, que me llamaba a cientos de kil¨®metros de distancia. Y me ven¨ªa a la mente la expresi¨®n . c¨¢rceles de exterminio", que se puede ver y o¨ªr por aqu¨ª a cada momento.
Naturalmente, no me hago inuchas ilusiones sobre el trato a los presos, de una clase u otra, en las prisiones. Algo sabe uno, sin duda m¨¢s que muchos de los sermoneadores (laicos y religiosos) del exterminio. Comprendo, por otro lado, el dolor de la separaci¨®n y la ausencia de familiares y amigos.
Pero si hay algo de exterminio, no est¨¢ precisamente en las c¨¢rceles. Est¨¢ en nuestras calles, en nuestras carreteras, en las casas. El cuadro de los asesinatos de ETA de 1979 a 1986 es el siguiente: a?o 1979, 78 muertos; 1980, 96; 1981, 30; 1982, 40;-1983, 38; 1984, 28; 1985, 37, y 1986, 40 muertos.
Los efectos
No tengo a mano datos de 1987. Lo que es relativamente f¨¢cil es hacerse una idea de los padres que se han quedado sin hijos, de los viudos y viudas, de los hu¨¦rfanos, de los mutilados y hasta de los que un tr¨¢gico d¨ªa se han desquiciado. Tambi¨¦n se hace uno idea del efecto desastroso, moral y materialmente, de la violencia en todas sus modalidades. Y del odio, ciego se dir¨¢, pero odio al fin, contra Euskal Herria, por culpa de los pistoleros de ETA. En cuanto a 1988, si uno lleva bien la cuenta, ya son dos las v¨ªctimas mortales, por no hablar de secuestros, robos y dem¨¢s. Se dir¨ªa que la consigna es ahora "Hipercor, pero a plazos".
El ¨²ltimo plazo, de momento, un general de ochenta y pico a?os, ex director del Servicio Meteorol¨®gico Nacional, matado y rematado delante de su mujer y sus nietos cuando sal¨ªa de misa en Salvatierra, seg¨²n la referencia que guardo.
Cabr¨ªa preguntarse, como siempre, qu¨¦ ha hecho que esos j¨®venes (a quienes no s¨¦ si la justicia, pero s¨ª el recuerdo de su crimen perseguir¨¢ mientras vivan, pues, como dec¨ªa Tierno en una carta, "matar tambi¨¦n mata a quien mata") disparasen contra el general Azc¨¢rraga. ?Que era militar? Entonces, cientos de vascos, como otros miles de ciudadanos no vascos, ?est¨¢n en delito? ?O el delito es pertenecer al Ej¨¦rcito espa?ol? ?Pero d¨®nde est¨¢ la academia militar vasca? ?A qu¨¦ ej¨¦rcito, sino al espa?ol, pertenec¨ªan Saseta, Gamir Ulibarri o Ignacio Hidalgo de Cisneros? Claro que es demasiado pedir, en lecturas y formaci¨®n, a los asesinos, sus instigadores y su periferia complaciente. Se me hace dificil creerles lectores de un libro como Cambio de rumbo, del vitoriano Hidalgo de Cisneros, jefe de la aviaci¨®n republicana. La aleaci¨®n ignorancia m¨¢s totalitarismo es fatal.
La tierra
Y una ¨²ltima reflexi¨®n. "El general Azc¨¢rraga estaba muy enraizado en esta tierra", leo en el recorte de Prensa que dijo un familiar. Comprendiendo el dolor tremendo, que comparto, no puedo, sin embargo, compartir el sentido de esa frase. En efecto, el lector puede sacar la conclusi¨®n de que ETA s¨®lo matar¨ªa a quienes nada tienen que ver con Euskal Herria o la aborrecen a muerte. Un repaso a las listas desglosadas m¨¢s arriba rese?adas basta para probar lo contrario (y ahora veo que una reflexi¨®n seme ante figura en el ensayo de Gregorio Mor¨¢n Testamento vasco, p¨¢ginas 77-78).
Miren d¨®nde me ha llevado el pensar sobre la llamada telef¨®nica de mi alumno, preso en una c¨¢rcel lejana. Qui¨¦n sabe si alg¨²n d¨ªa sus consultas y sus ex¨¢menes se har¨¢n en la facultad.
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