Nueva etapa en Italia
LA CONSTITUCI?N en Italia del Gobierno de De Mita pone fin a la etapa de transici¨®n que se abri¨® con la dimisi¨®n del Gobierno de Craxi hace m¨¢s de un a?o. Quiz¨¢ en la superficie destaquen los rasgos de continuidad del nuevo Gobierno con respecto al anterior, como el hecho de que ambos tienen como base el pentapartido (la coalici¨®n de democristianos, socialistas, republicanos, socialdem¨®cratas y liberales). Sin embargo, hay diferencias de fondo. De Mita persigue un objetivo pol¨ªtico de largo alcance: llevar a cabo una reforma de las instituciones, elaborada adem¨¢s de com¨²n acuerdo con el partido comunista.De Mita ha trabajado hasta ahora dentro de su partido, esforz¨¢ndose por devolverle una cohesi¨®n erosionada por la rutina del poder y las rivalidades de los barones. Su ambici¨®n es que la DC, siempre primera en sufragios, vuelva a ser un partido con vocaci¨®n popular, con aspiraciones de futuro. Eso no pod¨ªa lograrlo actuando s¨®lo en los cen¨¢culos partidistas. De Mita se ha lanzado al ruedo exterior y ahora tiene que demostrar dos cosas: primero, que es capaz de dirigir un Gobierno efectivo, no ef¨ªmero, con realizaciones a largo plazo; segundo, que es capaz de renovar un sistema democr¨¢tico y parlamentario inmerso en una crisis institucional que ya nadie se atreve a negar. De Mita se juega en el envite su destino pol¨ªtico.
Hay m¨¢s que una rivalidad personal entre Craxi y De Mita. De hecho, representan dos concepciones distintas sobre la reforma que Italia necesita. Craxi -que quiere compensar con la fuerza de su personalidad el escaso peso electoral del socialismo italiano- aspira a que Italia evolucione hacia un sistema presidencialista, m¨¢s o menos inspirado en el ejemplo franc¨¦s. Tal reforma ser¨ªa la ¨²nica posibilidad de que ¨¦l, con s¨®lo el 11% o 12% de los votos, pudiera volver a jugar un papel determinante como el que desempe?¨® durante los tres a?os y medio que encabez¨® el Gobierno.
En cambio, De Mita preconiza una reforma que obligue a los partidos a definir ante los electores el tipo de Gobierno en el que se proponen participar. El ciudadano podr¨ªa as¨ª no s¨®lo elegir diputados de tal o cual partido, sino influir de modo m¨¢s directo sobre la pol¨ªtica aplicada despu¨¦s de las elecciones. Esta reforma elevar¨ªa el protagonismo de los dos grandes partidos -la DC y el PCI-, cada uno de los cuales presentar¨ªa sus respectivos planes de gobierno, obligando a los partidos m¨¢s peque?os a descubrir sus futuros alineamientos. No carece de maquiavelismo esta concepci¨®n de De Mita, nefasta para Craxi, que necesita conservar la m¨¢xima ambig¨²edad sobre sus eventuales alianzas para poder ampliar su espacio electoral y su capacidad de maniobra.
El tema central del enfrentamiento entre De Mita y Craxi no se ha resuelto en el programa del nuevo Gobierno. En ¨¦l, De Mita ha hecho muchas concesiones a Craxi, pero no sobre el punto clave de la reforma. ?sta se decidir¨¢ a lo largo de un complejo proceso, de luchas y concesiones, dentro y fuera del Gobierno. En ese orden, la gran novedad del actual momento pol¨ªtico consiste en las coincidencias no peque?as, manifestadas p¨²blicamente, entre el PCI y la DC sobre la reforma de las instituciones. Es m¨¢s, el PCI se ha declarado dispuesto a tomar parte en la preparaci¨®n de dicha reforma sobre la base de un amplio consenso. Ello debilita a Craxi y otorga en cambio a De Mita un apoyo importante, aunque sea fuera del ¨¢mbito propiamente gubernamertal.
En esa coyuntura, las Brigadas Rojas han asesinado al senador Ruffilli, precisamente la persona que sosten¨ªa en nombre de De Mita el contacto con el PCI. Este acto terrorista recuerda el secuestro y muerte de Aldo Moro hace 10 a?os. Las pistolas terroristas, manejadas por fuerzas que no es f¨¢cil precisar, al menos por ahora, parecen apuntar contra todo proyecto destinado a sacar a Italia de un estado de democracia bloqueada, causado por el veto anticomunista. La reacci¨®n un¨¢nime provocada por el atentado indica m¨¢s bien que el efecto ser¨¢ el contrario.
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