Violencia
Se me ocurre que Luis ?ngel de la Viuda ha debido de estar inquiet¨ªsimo todos estos d¨ªas, deseando que su colosal metedura de pata del martes pasado no se viera reflejada en ning¨²n sitio. Pero, ya ven, el pobre no ha tenido suerte. Ello es que el martes Luis ?ngel particip¨® en Aqu¨ª te espero, un programa de Radio Nacional. Hab¨ªan organizado un debate sobre televisi¨®n, y en un momento dado el caballero dijo la lindeza siguiente: "La ley de la televisi¨®n privada, no nos enga?emos, es como las mujeres: est¨¢ hecha para ser violada". M¨¢s tarde, y a medida que su veteran¨ªa de hombre p¨²blico iba enfriando su arranque de sinceridad y alumbrando las consecuencias de semejante enormidad, De la Viuda intent¨® enmendar lo irremediable y pidi¨® disculpas varias veces por lo desafortunado de su frase. Pesadumbre que dudo mucho que expresara o que sintiera si el barbarismo lo hubiera soltado en una tertulia de bar, enfrentado a un whisky y no a un micr¨®fono.La burrada es tan grande, en fin, que resultar¨ªa muy f¨¢cil triturarlo. Pero a m¨ª lo que me interesa del asunto es el s¨ªntoma, el ejemplo. No creo que De la Viuda sea m¨¢s perverso o m¨¢s machista que tantos otros; como mucho, ser¨¢ m¨¢s elemental, m¨¢s primitivo, esto es, se le escapar¨¢n con m¨¢s facilidad los diablos ¨ªntimos. Quiero decir que el infierno existe y est¨¢ en nosotros. Que hay una afinidad de hombres en los que anidan fantas¨ªas violadoras. Una serpiente de violencia que se enrosca en su cerebelo y en sus bajos. En su esencia, en su descarnadura ¨²ltima, la relaci¨®n hombre-mujer que nuestra cultura nos ofrece est¨¢ te?ida de brutalidad y de sadismo. Siempre me ha estremecido el pensar en todos esos hombres que, a lo largo de la historia, han violado a las mujeres de sus enemigos instantes antes de degollarlas. En c¨®mo algunos varones son capaces de aunar el placer sexual con la matanza.
Ah¨ª est¨¢ Luis ?ngel. Con su traje cruzado azul marino y su cara de pr¨®cer civilizado. No es peor que muchos otros: tan s¨®lo es m¨¢s torpe. Hay meteduras de pata tan atroces que m¨¢s que producir risa dan espanto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.