Praga 20 a?os despu¨¦s
No parec¨ªa que Philip Kaufman fuese el director id¨®neo para la versi¨®n cinematogr¨¢fica de La insoportable levedad del ser, el sor prendente ¨¦xito de ventas de Milan Kundera. Sus trabajos precedentes -el remake de La invasi¨®n de los ladrones de cuerpos o su adaptaci¨®n del Tom Wolfe cronista de las angustias de los cosmonautas- no eran la carta de presentaci¨®n adecuada. Sin embargo, la pel¨ªcula es magn¨ªfica y convierte en humo todos los prejuicios. Ni se trata de un digest de la novela ni de una versi¨®n americanizada de la misma, ni de un panfleto antisovi¨¦tico, ni de una trivial relaci¨®n de aventuras sexuales. La pel¨ªcula, teniendo entidad propia, siendo distinta, optando por otros caminos, no desmerece el texto literario.?Cu¨¢les son los otros caminos seguidos por Carri¨¦re y Kaufman? El primer paso ha consistido en darle linealidad al relato y acortar el per¨ªodo de tiempo en que transcurre la acci¨®n. El segundo, en obviar todas las reflexiones del narrador, la vertiente ensayistica de la novela de Kundera, y procurar que su contenido se derivase de la mayor y m¨¢s intencionada trabaz¨®n de los hechos. Por ¨²ltimo, se ha querido una inflexi¨®n en el tono, cambiarlo ligeramente, compensando lo que se ha perdido de humor y, sobre todo, sarcasmo, para ganarlo en iron¨ªa. Este tercer aspecto quiz¨¢ sea el que conlleva un mayor riesgo, pero resulta obligado por dos razones: porque Daniel Day-Lewis es un Tom¨¢s demasiado joven para ser sarc¨¢stico, y porque, finalmente, Kaufman, a pesar de haberse criado en Chicago, la ciudad estadounidense con mayor colonia checa, no deja de ser un extranjero para el que el mayo parisino del 68 y la primavera de Praga manifestaban id¨¦nticos anhelos.
La insoportable levedad de ser
DirPhilip Kaufman. Int¨¦rpretes: Daniel Day-Lewis, Juliette Binoche, Lena Olin. Gui¨®n: Jean-Claude Carri¨¦re y P. Kaufinan, basado en la novela hom¨®nima de Milan Kundera. Fotograf¨ªa: Sven Nykvist. M¨²sica: Leos Janacek. Estadounidense, 1987. Estreno en Madrid. Cines Amaya, T¨ªvoli, La Vaguada e Infantas (V. 0. inglesa).
La pel¨ªcula se ha rodado en su casi totalidad en Francia, y, si los exteriores de Praga se han hallado en Ly¨®n, los interiores y ciertas vistas generales se han creado en los estudios de Boulogne. El resultado es de notable credibilidad cuando ¨¦sta se busca, o m¨¢s m¨¢gico y teatral -la secuencia del puente- cuando lo que se pretende es una determinada concentraci¨®n simb¨®lica. Pero, sin duda, el momento m¨¢s brillante, al menos formal y t¨¦cnicamente, de la pel¨ªcula, es el de la aparici¨®n de los carros de combate en las calles de Praga. La fusi¨®n de los documentos con la reconstrucci¨®n de la historia con may¨²sculas con la trayectoria individual de los protagonistas es espl¨¦ndida. Veinte a?os despu¨¦s, cuando la invasi¨®n de Praga es uno m¨¢s de los aniversarios a celebrar hasta que el del asesinato de Allende, el de la crisis de Camboya, la ca¨ªda de Somoza, etc¨¦tera, vengan a borrarlo de las p¨¢ginas de los peri¨®dicos, como en su momento tambi¨¦n qued¨® desplazado por otras actualidades, Philip Kaufman ha conseguido hac¨¦rnoslo sentir como algo actual, que no s¨®lo los actores -excelentes todos ellos- viven en presente, sino tambi¨¦n los espectadores.
La pel¨ªcula desaf¨ªa varios riesgos, y entre ellos el de un posible sentimentalismo, el de una cierta complacencia para con los h¨¦roes. Personalmente s¨®lo la excesiva duraci¨®n que se concede a un gesto de Tom¨¢s cuando se niega a firmar una carta de retractaci¨®n incurre en ese segundo estadio, que Kundera califica como kitsch, de la autocompasi¨®n.
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