Chirac llev¨® la iniciativa en el debate electoral con Mitterrand
Fran?ois Mitterrand y Jacques Chirac se enfrentaron ayer por la tioche, durante dos horas y cuarto (25 minutos m¨¢s de lo previsto), en un debate televisivo, cara a cara, que retuvo la atenci¨®n de millones de franceses y vaci¨® los teatros y restaurantes a lo largo de todo el pa¨ªs.Ninguno de los dos contendientes en el singular combate dial¨¦ctico consigui¨® imponerse sobre el contrario, pero el primer ministro, Jacques Chirac, llev¨® la iniciativa en toda la discusi¨®n, consigui¨® arrinconar varias veces a su rival y demostr¨® mayor precisi¨®n en la exposici¨®n de su programa electoral.
El presidente, Fran?ois Mitterrand, estuvo excepcionalmente brillante a la hora de esgrimir argumentos de orden econ¨®mico y estad¨ªstico, mientras que Chirac hizo gala de una serenidad y una capacidad de autocontrol inusuales, demostrando ambos que han corregido algunos de los principales defectos observados por los comentaristas pol¨ªticos.
Los dos momentos de mayor violencia a lo largo del debate se produjeron a prop¨®sito de la crisis de Nueva Caledonia y del terrorismo. Sobre el territorio ultramarino franc¨¦s, Chirac insinu¨® responsabilidades socialistas en la ola de violencia que ha prendido desde el pasado viernes 22 de abril en el archip¨¦lago y calific¨® al FLNKS (Frente de Liberaci¨®n Kanaky y Socialista), y a su dirigente, Jean-Marie Tjibaou, de terroristas.
Mitterrand, en cambio, empez¨® rindiendo homenaje a los gendarmes franceses fallecidos y secuestrados en los ¨²ltimos d¨ªas, denunci¨® las injusticias sociales y econ¨®micas que se producen en esta colonia francesa y propugn¨® el di¨¢logo entre las dos comunidades, los ind¨ªgenas melanesios y la poblaci¨®n de origen europeo. "El obierno ha escogido la brutalidad", dijo. "Yo he escogido el di¨¢logo", a?adi¨®.
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Duro debate televisado, entre Mitterrand y Chirac
Viene de la p¨¢gina primeraEl intercambio de golpes m¨¢s vivo de la noche se produjo cuando los dos candidatos abordaron el tema del terrorismo. A las imputaciones de Jacques Chirac de condescencia socialista con los terroristas, Mitterrand respondi¨® con dur¨ªsimas palabras contra su primer ministro.
"Estas insinuaciones son indignas de su persona y de su funci¨®n", asegur¨® Mitterrand en respuesta a unas palabras de Chirac que dejaban entender la existencia de una responsabilidad de los socialistas en los asesinatos del general Audran y del presidente de Renault, George Besse, al haber puesto en libertad en 1982 a Jean-Marc Rouillan y Nathalie Menigon, los dirigentes de Acci¨®n Directa.
Ante la insistencia de Chirac, Mitterrand evoc¨® la liberaci¨®n de varios terroristas por parte del Gobierno Chirac, y le record¨® a su primer ministro el caso de Wahid Gordji, el int¨¦rprete de la Embajada de Ir¨¢n en Par¨ªs sospechoso de terrorismo. "Usted me dijo en mi despacho que [Gordji] estaba implicado hasta el cuello en los actos de terrorismo ocurridos en Francia", asegur¨® Mitterrand.
Chirac respondi¨® airadamente, subrayando que era la primera vez que un presidente de la Rep¨²blica revelaba el secreto de las conversaciones con su primer ministro. "M¨ªreme a los ojos, se?or Mitterrand", a?adi¨® Chirac, antes de apelar a su sinceridad sobre la versi¨®n aut¨¦ntica de los hechos.
Las 10 preguntas
Durante todo el debate, Chirac consigui¨® desgranar la pr¨¢ctica totalidad de las 10 preguntas prometidas a sus militantes sobre los proyectos socialistas para Francia. El primer ministro pregunt¨® al presidente de la Rep¨²blica si pensaba seguir nacionalizando empresas, si pensaba aumentar la fiscalidad, anular las leyes de seguridad, discriminar la escuela privada en favor de la p¨²blica, reconocer el derecho de voto a los inmigrantes, etc¨¦tera, hasta agotax pr¨¢cticamente todos los principales temas de su campa?a.
Mitterrand, contra las cuerdas, consigui¨® rehacerse varias veces, principalmente cuando transn¨²t¨ªa su imagen preferida, de presidente de unidad y de consenso, dispuesto a asumir la continuidad hist¨®rica y a reconciliar a los franceses.
El presidente consigui¨® tocar a su primer ministro en cuestiones como la inmigraci¨®n, cuando denunci¨® los gui?os dirigidos a la extrema derecha, o cuando subray¨® el d¨¦ficit comercial franc¨¦s, a pesar del descenso de los precios del petr¨®leo.
Ambos candidatos se echaron en cara abundantes opiniones y hechos de sus respectivos pasados pol¨ªticos. Chirac insisti¨® constantemente en la diferencia entre ambos programas y la escasa fiabilidad de las promesas de su rival, mientras que Mitterrand quiso ofrecer un perfil de presidente equilibrado, por encima de las peque?as querellas y dispuesto a buscar el consenso.
Chirac cit¨® en numerosas ocasiones al general De Gaulle, su principal capital en imagen hist¨®rica, mientras que Mitterrand cit¨® varias veces, y siempre para bien, al candidato derrotado Raymond Barre y al ex presidente Giscard d'Estaing, cuyo terreno pol¨ªtico interesa especialmente al candidato socialista.
Dos frases especialmente brillantes destacaron en el debate. Chirac acababa de denunciar a los socialistas por su aumento del IVA sobre los alimentos para perros y gatos, y Mitterrand le respondi¨®: "Yo tambi¨¦n tengo un perro, de la misma raza que el suyo. Usted no tiene el monopolio del coraz¨®n en perros y gatos". Hace 12 a?os, en el primer debate de este tipo entre Mitterrand y Giscard, este ¨²ltimo consigui¨® desarbolar a Mitterrand con id¨¦ntica frase, aplicada en aquel caso a los seres humanos.
Romanticismo econ¨®mico
Chirac, por su parte, apostrof¨¦ a las explicaciones sobre pol¨ªtica econ¨®mica del presidente: "Tiene usted una aproximaci¨®n rom¨¢ntica, pero a veces irreal, a la econom¨ªa". Mitterrand trat¨® a Chirac de "primer ministro" en todo debate, mientras que Chirac se qued¨® en "se?or Mitterrand". Cuando Chirac asegur¨¦ que no se trataba de un debate entre presidente y primer ministro, Mitterrand asinti¨®: "Tiene usted raz¨®n, se?or primer ministro".
Las dos principales cadenas de televisi¨®n, adem¨¢s del canal franc¨®fono por sat¨¦lite, retransmitieron el debate en directo y otras tres cadenas lo hicieron al poco tiempo en diferido, lo que convierte la discusi¨®n en el acontecimiento televisivo m¨¢s espectacular de la historia francesa.
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