Sorpresa surcoreana
CONTRARIAMENTE A todas las previsiones, el presidente surcoreano, Roh Tae Woo, ha sufrido un serio rev¨¦s en las elecciones parlamentarias. Sin duda su partido, el Partido para la Justicia Democr¨¢tica (PJD), sigue siendo el m¨¢s votado, pero se ha quedado muy lejos de la mayor¨ªa absoluta que los sondeos pronosticaban. El nuevo equilibrio de fuerzas -el PJD ten¨ªa dos tercios de los diputados en la C¨¢mara anterior- obligar¨¢ a Roh a tener mucho m¨¢s en cuenta las opiniones de la oposici¨®n. Sobre todo porque durante la transici¨®n a la democracia e! presidente ha perdido la facultad de disolver el Parlamento. Las elecciones han destacado otro hecho fundamental: se ha colocado muy en cabeza, entre las fuerzas opositoras, el partido encabezado por Kim Dae Jung, el m¨¢s radical, superando al partido m¨¢s moderado de Kim Young Sain.La sorpresa causada por los resultados se debe a que el partido del presidente Roh part¨ªa con enormes ventajas. Entre ellas quiz¨¢ la m¨¢s importante era la de disponer de fondos muy superiores, aportados sobre todo por los grandes empresarios. Otra, el que los principales cargos locales y provinciales son designados por el presidente, por lo que estaban al servicio de los candidatos oficiales. Finalmente, el prestigio del presidente Roh es real: las capas moderadas ven en ¨¦l una garant¨ªa de estabilidad, y el decisivo papel que jug¨® al abrir la v¨ªa de la democracia ha difuminado sus graves responsabilidades en la etapa dictatorial.
En esas condiciones, los resultados electorales demuestran la voluntad del pueblo surcoreano de empujar la democracia hacia adelante. Las dificultades son a¨²n serias. Un dato preocupante es que haya crecido el porcentaje de abstenciones, lo que reflejar¨ªa la decepci¨®n de quienes est¨¢n convencidos de que siguen en el poder casi las mismas personas que lo ejercieron durante d¨¦cadas pisoteando las libertades democr¨¢ticas y aplicando una represi¨®n brutal. El ¨¦xito logrado por la oposici¨®n y en particular por Kim. Dae Jung, v¨ªctima a lo largo de su vida de la persecuci¨®n de los dictadores, dar¨¢, sin embargo, nuevas esperanzas a las fuerzas que apoyan un cambio m¨¢s profundo en Corea del Sur. Los partidos democr¨¢ticos podr¨¢n sacar a la luz las corrupciones del antiguo r¨¦gimen.
Pero lo decisivo no es el pasado, sino promover reformas que conviertan la democracia en una realidad irreversible. Ante esta tarea hist¨®rica, Kim. Dae Jung no es maximalista y ha declarado despu¨¦s de su ¨¦xito electoral que est¨¢ dispuesto a "ayudar al presidente Roh", si ¨¦ste trabaja por la democracia. En el programa prometido por Roh hay puntos que van en el sentido de lo que pide la oposici¨®n: medidas de democratizaci¨®n del sistema institucional y una pol¨ªtica exterior flexible, abierta a las relaciones con los pa¨ªses socialistas y a los contactos, incluso, con Corea del Norte. Ahora la oposici¨®n dispondr¨¢ en el Parlamento de un poder real para imponer avances en esas direcciones. Esta nueva situaci¨®n puede forzar la concertaci¨®n entre Gobierno y oposici¨®n, lo que constituir¨ªa una importante garant¨ªa de estabilidad ante los pr¨®ximos Juegos Ol¨ªmpicos.
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