El sindicato y la transformaci¨®n de la sociedad
El secretario general de la Confederaci¨®n Sindical de Comisiones Obreras, en su primera celebraci¨®n del Primero de Mayo como tal, repasa la significaci¨®n de esta fecha hist¨®rica y expone las reivindicaciones de su sindicato, algunas de las cuales coinciden con las del secretario general de UGT, Nicol¨¢s Redondo, del que no ha sido posible contar en esta ocasi¨®n con una colaboraci¨®n original.
Hace ya m¨¢s de 100 a?os desde que el sangriento Primero de Mayo de Milwaukee consigui¨® que, en esta fecha, los trabajadores salieran en todo el mundo a la calle a expresar sus reivindicaciones. El Congreso Obrero Internacional celebrado en Par¨ªs del 14 al 20 de julio de 1889 tom¨® una resoluci¨®n hist¨®rica: "Se organizar¨¢ una gran manifestaci¨®n internacional... en todos los pa¨ªses y ciudades a la vez... (para que) los trabajadores intimen a los poderes p¨²blicos a reducir legalmente a ocho horas la jornada de trabajo y a aplicar las otras resoluciones del Congreso Internacional de Par¨ªs".Reducci¨®n de jornada
En el nacimiento del Primero de Mayo hay dos rasgos: el internacionalismo y la reivindicaci¨®n de la reducci¨®n de la jornada laboral, como forma de mejorar las condiciones de trabajo y de repartir el empleo. Tambi¨¦n hay la directriz de reivindicar "ante los poderes p¨²blicos". El movimiento sindical ha conseguido con su empuje mejoras sustanciales para los trabajadores (lentamente, las ocho horas llegaron a Espa?a en 1919), pero se mantiene fiel a sus ra¨ªces, incluso por encima de sus diferencias.
Desde entonces, todos los Primero de Mayo, los trabajadores han salido a la calle a la vez. Se muestran con todas sus se?as de identidad. No s¨®lo exhiben banderas o pancartas. Exhiben su esencia: el valor del trabajo, la centralidad del traba o entre todas las relaciones sociales. Y se relivindican solidarios de los que a la, misma hora se manifiestan en todo el mundo; en las dictaduras, perseguidos, reclaman democracia. En las democracias formales reclaman progreso y democracia social. En todas partes reivindican el futuro y la paz.
Ni los viejos ni los nuevos liberales han conseguido yugular al movimiento sindical. No han conseguido que los trabajadores comulguen con la falacia de que todos los hombres son igualmente libres ante la ley y ante el mercado. Mientras la fuerza de trabajo sea una mercanc¨ªa, su valor en el mercado ser¨¢ objeto de disputa. Y as¨ª los sindicatos siguen existiendo y los Primero de Mayo siguen celebr¨¢ndose.
Comisiones Obreras convoca este Primero de Mayo a los trabajadores por una ley de 38 horas semanales, por un incremento, hasta el 50%, de la cobertura de los parados, por la conversi¨®n de contratos temporales en fijos. Adem¨¢s reivindica el derecho a la negociaci¨®n colectiva de los f¨²ncionarios, la equiparaci¨®n de las pensiones m¨ªnimas al salario m¨ªnimo, la reforma agraria y la reindustrializ aci¨®n, y muestra su solidaridad con los pueblos que luchan por conseguir o defender su libertad: Palestina, Sur¨¢frica, Panam¨¢, Nicaragua, etc¨¦tera.
Lo hace en un momento en que los trabajadores a los que se convoca est¨¢n defendiendo, en su empresa, esas mismas reivindicaciones: ense?anza, trabajadores de la construcci¨®n y de la miner¨ªa, de la hosteler¨ªa, del transporte... Cuando comarcas enteras luchan por que el tejido social e industrial de su ¨¢mbito no se muera o se regenere (Ferrol, Vizcaya, etc¨¦tera).
El Primero de Mayo, se dice con frecuencia, globaliza, refuerza y expresa el sentido estrat¨¦gico de esas luchas. El Primero de Mayo es la certificaci¨®n m¨¢s obvia de que en el movimiento obrero y sindical late el impulso de la transformaci¨®n radical de la sociedad, o, como dijo Pablo Iglesias en el manifiesto que entreg¨® a Sagasta en mayo de 1890, no s¨®lo de "aplicar un lenitivo a la situaci¨®n de los trabajadores".
La situaci¨®n socioecon¨®mica de nuestro pa¨ªs, con sus luces (crecimiento en el ¨²ltimo ejercicio del PIB en un 4,5 % , de la inversi¨®n en un 14%, del consumo en un 5%, de la inflaci¨®n en un 4,6%) y sus sombras (m¨¢s de 3.000.000 de parados, s¨®lo uno de cada cuatro con seguro de desempleo, 1.500.000 j¨®venes buscando su primer empleo, orientaci¨®n especulativa de la inversi¨®n directa), con sus injusticias flagrantes (64%. de incremento de los beneficios de las empresas en 1986 y 27% . de incremento de los beneficios de la banca en 1987; 70% de las pensiones con valor inferior al salario m¨ªnimo, focos de pobreza y marganizaci¨®n cada vez m¨¢s amplios, profundizaci¨®n en la sociedad dual, etc¨¦tera); esta situaci¨®n da plena vigencia a las reivindicaciones que CC OO expresar¨¢ este Primero de Mayo y da plena justificaci¨®n al impulso transformador del movimiento obrero.
Unidad de acci¨®n
Tambi¨¦n, a nuestro juicio, pone en el orden del d¨ªa de las ¨®rganizaciones sindicales la unidad de acci¨®n, en el marco estatal y en el marco europeo. En el estatal, porque de la coincidencia en la reivindicaci¨®n en la empresa hay que pasar a la colaboraci¨®n y a la pr¨¢ctica unitaria como estrategia, si se es consecuente. Hay que cerrar las brechas que otros pretenden abrir, no en hipot¨¦ticos frentes contra el Gobierno, sino en el frente de los trabajadores. Y en el plano europeo porque a un mercado ¨²nico corresponde un ¨²nico marco reivindicativo en asuntos como la jornada laboral, las modalidades de contrataci¨®n y su desregulaci¨®n, el papel contractual del sindicato. Cuando en muchas plazas suene un "Viva el Primero de Mayo", millones de trabajadores estar¨¢n levantando acta de la existencia del movimiento obrero como corriente transformadora.
es secretario general de la CS de CC OO.
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