La l¨®gica del secuestro
El panorama cambia tan lentamente, y con tantos regresos a situaciones supuestamente superadas, que se advierte el des¨¢nimo de quienes no ven el final de la pesadilla vasca. El largo secuestro de Revilla, con m¨¢s de 60 d¨ªas de tortura, sin asistencia letrada -cuando los presos etarras la tienen incluso despu¨¦s de haber sido condenados-, encarcelado en alg¨²n lugar inh¨®spito, en condiciones que jam¨¢s la democracia impone a quienes atentan contra ella, y temiendo quiz¨¢ su exterminio, ¨¦ste s¨ª, parece devolvernos a los tiempos m¨¢s duros de la violencia. La reaparici¨®n del impuesto revolucionario con la desfachatez de sus proclamas ayuda a esa impresi¨®n. Pero las cosas siguen su camino, ETA necesita dinero para continuar pidiendo una negociaci¨®n desde posiciones de fuerza, aupada en cad¨¢veres, y el escenario pol¨ªtico de Euskadi sufre la distorsi¨®n impuesta por el radicalismo abertzale para justificar otras intervenciones.El hallazgo del dinero del secuestro y la inquietud sobre la suerte del secuestrado se ha hecho en el marco de una Euskadi pol¨ªticamente dif¨ªcil y socialmente encrespada. Anecd¨®ticamente, ha tenido lugar, adem¨¢s, cuando se llevaban a cabo las conmemoraciones del 51? aniversario del bombardeo de Gernika, organizadas desde dos comisiones: la oficial, que quiere que Gernika se convierta en un s¨ªmbolo de paz, que sabe que la historia no puede recordarse siempre como un arma a esgrimir, lo que har¨ªa imposible la convivencia en una Europa hist¨®ricamente cruzada de agravios, guerras perdidas y ganadas por casi todos, con docenas de nombres de batallas que recordar y de razones, por tanto, para odiar; y la comisi¨®n radical, empe?ada en hacernos creer que Gernika sigue siendo bombardeada todos los d¨ªas, que el ochenta y tantos por ciento de los vascos somos pilotos alemanes y que lo que en realidad sucedi¨® fue que un d¨ªa de abril de 1937 Franco bombarde¨® a Herri Batasuna.
En ese clima de continuidad en las desgracias, incitaci¨®n a los odios, tendencia a la autoconmiseraci¨®n y af¨¢n de victimismo, toda acci¨®n tiene que encajar de manera que la liberaci¨®n siga siendo una necesidad, y una necesidad urgente. El clima de guerra, ficticio pero en el que los radicales tratan de plantear la vida pol¨ªtica vasca, es quiz¨¢ la explicaci¨®n -por buscar alguna- de la actitud asumida por dirigentes de Herri Batasuna ante el anuncio de la recuperaci¨®n por la polic¨ªa francesa del dinero del rescate. Afirmaciones como que familiares y gobernantes se atengan ahora a las consecuencias o que han intentado jugar con ETA, y, claro... y otras parecidas han producido el pasmo de los ciudadanos, que no pueden creer que alguien considere l¨®gica esa transacci¨®n: si hay dinero hay entrega del secuestrado; si no hay dinero, si el dinero no llega aunque haya sido pagado, s¨ª alguna operaci¨®n, incluso bancaria, falla por medio, lo normal es liquidar al reh¨¦n. Es mucho m¨¢s terrible la asunci¨®n de esas posiciones que se justifique que una operaci¨®n comercial pueda terminar con la muerte del secuestrado si no llega el dinero a su tiempo y lugar, que el secuestro mismo y la ejecuci¨®n. O esas declaraciones est¨¢n producidas por el miedo de los civiles a los mil¨ªtares, que existe, en el seno de las organizaciones abertzales, o aceptar esa l¨®gica es uno de los ¨ªndices m¨¢s significativos de la penuria moral en que est¨¢ inmersa una parte importante del pa¨ªs. No es ya el apoyo a unas acciones armadas que liberen a un pueblo sometido a fant¨¢sticas ocupaciones y colonizaciones misteriosas, sino, m¨¢s all¨¢, aceptar y justificar la l¨®gica del secuestro, el secuestro de un ser humano, por cierto, algo que parece olvidado ya entre tanta charla, que exige el dinero o el cad¨¢ver.
En esa situaci¨®n, ante hechos tan graves, ante la amenaza de nuevos asesinatos para proveer la tesorer¨ªa de ETA, esa tesorer¨ªa de la que cobran tantos, Herr¨ª Batasuna anuncia como lema para el Primero de Mayo: Por la negociaci¨®n. La negociaci¨®n entre el Gobierno y ETA parece ser el paso necesario para la resoluci¨®n de todos los dem¨¢s problemas. Ni la crisis econ¨®mica ni el paro interesan m¨¢s que como elementos de adorno del escaparate pol¨ªtico. Cuando el paro crece; el sector naval se ha desmoronado, dejando en la calle a unos trabajadores con un futuro preocupante, incluso por la edad media de las plantillas; cuando se plantean pol¨ªticas econ¨®micas y contraofertas sindicales, lo ¨²nico que interesa a Herri Batasuna es la negociaci¨®n entre el Gobierno espa?ol y los mandos etarras. Y eso es as¨ª porque la negociaci¨®n es la ¨²nica preocupaci¨®n de los mandos etarras, precisamente. Hace unos a?os, una soci¨®loga abertzale aseguraba que la negociaci¨®n tendr¨ªa que ser entre ETA y el Pent¨¢gono; despu¨¦s, alguien de la misma formaci¨®n pol¨ªtica habl¨® de la mesa Alsasua-Argel. Ahora se quiere negociar donde sea, pero negociar, porque la batalla es larga, muchos se cansan, de momento escasean los fondos, y la situaci¨®n de tensi¨®n va a ser dif¨ªcilmente mantenida durante muchos a?os. Aunque todav¨ªa, como ha vuelto a demostrar el secuestro de Revilla, gran parte de la sociedad vasca se limita a lamentar sin intervenir y a callar sin exigir.
Las revoluciones se nos est¨¢n quedando en nada. La mayor fuerza revolucionaria del Estado propone en su alternativa KAS, como es sabido, la mejora de las condiciones de los trabajadores como ¨²nica aportaci¨®n a la "liberaci¨®n nacional y de clase" de Euskadi. Y el Primero de Mayo se ofrece a los parados, a los reconvertidos y a los miles de trabajadores en conflicto que exijan la negociaci¨®n con ETA. En el fondo de sus sue?os debe estar la imagen de Felipe Gonz¨¢lez y Etxebeste, por ejemplo, sentados a la misma mesa para reconocerse y hablarse de t¨² a t¨². Y en ese momento el mundo habr¨¢ comenzado a cambiar en todas sus manifestaciones.
Mientras tanto, sobre el silenc¨ªo de la mayor¨ªa se oyen las voces de quienes inscriben a los secuestrados y el bot¨ªn, a los cad¨¢veres y los pagos, en sus libros de contabilidad.
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