El baile de los vampiros
El autor de este art¨ªculo, que se confiesa consumidor del producto notarial, atribuye a la voracidad de Hacienda la campa?a desatada contra los notarios, y reprocha al Gobierno el proyecto de ley de tasas, en cuanto limitador de las remuneraciones de estos funcionarios "indefensos", sin que sea previsible que mejore la conciencia fiscal de los espa?oles. Igualmente, advierte de los riesgos de determinados titulares de Prensa para la "fr¨¢gil psique" de los opositores.
("Lo que se paga a Hacienda por diversos conceptos equivale a una confiscaci¨®n": 'titulares' de una revista econ¨®mica reciente)Recordaba tiempos atr¨¢s con mi amigo Roman Polanski la famosa secuencia de su pel¨ªcula El baile de los vampiros, y me vuelve a la memoria otra vez en estos d¨ªas de extra?os titulares de Prensa en los que Hacienda es omnipresente. Presupone tal secuencia cinematogr¨¢fica la previa existencia de unos vampiros, unas v¨ªctimas, un baile y un espejo.
Recordaba tambi¨¦n que en a?os anteriores se fueron desatando feroces campa?as de Prensa en los casos de los m¨¦dicos, de los jueces y de otros colectivos profesionales. Para sucederles seguidamente maniobras posteriores contra ellos por parte del equipo en el Gobierno.
Campa?a
Recordaba todo eso al ver la campa?a extempor¨¢nea que se ha desatado contra los notarios, a prop¨®sito esta vez de su ya famoso proyecto de ley de Tasas.
Al recordar todo ello hay una serie de hechos que me sorprenden y que me llaman la atenci¨®n:
- Llama la atenci¨®n que desde hace un mes y medio, aproximadamente, parece que los notarios son culpables indefensos de toda una serie de males.
- Llama la atenci¨®n que, de entre todos los perjudicados posibles por la entrada en vigor de la proyectada ley de Tasas -funcionarios de Obras P¨²blicas, de Sanidad, aeroportuarios, actuaciones t¨¦cnicas y facultativas, registradores de la propiedad y notarios-, tan s¨®lo parece que a quienes haya que corregir y sancionar es precisamente a los notarios.
- Llama la atenci¨®n que los notarios no se defiendan ni individual ni colectivamente. ?Por qu¨¦? ?Carecen de una, representaci¨®n adecuada o de una patronal eficaz?
- Llama la atenci¨®n tambi¨¦n otro titular de una conocida publicaci¨®n econ¨®mica en el sentido de que "Hacienda dar¨¢ de baja (sic) a los notarios que defrauden". Y me llama la atenci¨®n por dos motivos: el primero, porque la interesada filtraci¨®n por el equipo gobernante demuestra, una vez m¨¢s, la prepotencia del Gobierno y la confusi¨®n por ignorancia inexcusable de los tres poderes del Estado en uno solo, porque a cualquier persona normalmente educada en la Universidad le parecer¨ªa que el privar de una profesi¨®n era materia reservada a la autoridad judicial, y lo que en la actualidad quiere darse a entender es que no es as¨ª. El segundo motivo es el de que una tal filtraci¨®n parece gravemente injuriosa para todo un colectivo profesional admirable y admirado por todos: ?es que s¨®lo los notarios son defraudadores? ?Es que todos los notarios defraudan?
Adem¨¢s de los hechos se?alados, me pregunto y pregunto si por parte de las buenas gentes de Hacienda se han tenido en cuenta una serie de previsiones insoslayables:
- Si Hacienda fuera m¨ªnimamente sensible (?) deber¨ªa haber tenido en cuenta que hay una cosa terrible que es la oposici¨®n, que existen oposiciones ya convocadas y en marcha y que a la fr¨¢gil psique del opositor no deber¨ªa a?adirse un dato psicol¨®gico duro y agravante, como el de la campa?a antinotarial en pleno desarrollo.
- Si Hacienda fuera medianamente receptora a la realidad social subyacente en el entramado notarial del pa¨ªs, sabr¨ªa que existen m¨¢s de 23.000 flamilias de empleados de notar¨ªas con una espada de Damocles sobre ellos y que merecen tambi¨¦n una atenci¨®n especial.
- Si Hacienda se diera cuenta de la agobiante presi¨®n fiscal que todos los profesionales sufrimos, deber¨ªa pensar en la inmediatividad del pr¨®ximo pago del impuesto de la renta -primer trimestre de 1988, a cuenta-: ?a cuenta de qu¨¦, en el caso de los notarios?
- Si Hacienda tuviera la cualidad de ver m¨¢s all¨¢ de lo inmediato y del af¨¢n recaudador, dejar¨ªa de ver a los notarios como unas gallin¨¢ceas -con perd¨®n- ponedoras de huevos de oro. Los notarios, a los que conozco, pagan a Hacienda elevadas cantidades y son excelentes sujetos tributarios pasivos, pero inevitablemente Hacienda va a dejar de recaudar si los notarios dejan de ingresar lo que ahora ingresan.
- Si Hacienda pretende acabar con la especulaci¨®n inmobiliaria -ya se hablaba de ello hace m¨¢s de 20 a?os- no parece que la cuesti¨®n sea s¨®lo relativa a los notarios. Habr¨¢ que pensar en empresas desde muy abajo: desde la escuela. Es materia de educaci¨®n, de ense?anza general b¨¢sica, la de hacer comprender y aceptar -por ejemplo, a un campesino de cualquier regi¨®n espa?ola- que hay que decir la verdad al notario: es por ah¨ª por donde hay que comenzar.
Puedo asegurar y aseguro, en consecuencia, que parece que Hacienda desconoc¨ªa y desconoce toda esta problem¨¢tica que los notarios d¨ªa a d¨ªa resuelven y que ignoraba e ignora todo el entramado social que todo ello conlleva. Por mi parte, habitual consumidor desde hace muchos a?os del producto notarial, puedo afirmar y afirmo que el notariado es un colectivo profesional admirable y admirado, siempre envidiado pero siempre tomado como ejemplo: todo el mundo quisiera y quiere ser notario... sin pasar, claro, por las pruebas de acceso dur¨ªsimas y conocidas.
Hacer dinero f¨¢cil
Entiendo, como consideraci¨®n final, que el pretender cambiar la mentalidad de las gentes rurales con una superior vigilancia (?) del notario es otra utop¨ªa m¨¢s del equipo gobernante y que la pretensi¨®n de que el ciudadano de a pie piense en otra cosa que en hacer dinero f¨¢cil y seguro -ante tanto ejemplo de "lo f¨¢cil que es hacer dinero en Espa?a hoy" (en frases del equipo en el poder)- no parece concordar con la realidad y el tiempo actual.
Me consta la inestimable aportaci¨®n notarial a la construcci¨®n de la democracia: por su limpia y elegante ejecutoria en el control del proceso electoral en pueblos, en pueblos ignotos pero reales, por su garant¨ªa de imparcialidad y de b¨²squeda del equilibrio de las partes contractuales -incluso si una de ellas es el Estado o corporaciones locales- en otros tantos procedimientos administrativos ordinarios o especiales, por su asesoramiento en materia fiscal, al advertir a los otorgantes de la necesidad de elevar los valores escriturados y hacerles coincidir con los del impuesto sobre el patrimonio, por la creaci¨®n de una mayor conciencia fiscal ciudadana, en su ejemplar labor...
Ante la proyectada ley de Tasas, es probable que se ate m¨¢s corto a los notarios y que ¨¦stos ingresen mucho menos, pero es muy improbable que el ciudadano medio adquiera por ello una mayor conciencia fiscal.
Vuelvo al principio ahora. Ante el af¨¢n recaudatorio y la voracidad fiscal imparable, habr¨¦ de reconocer la famosa secuencia de la pel¨ªcula que encabeza este comentario. Cuando vuelva a ver a mi amigo R. Polanski le recordar¨¦ que -en el caso de los notarios- de aquella famosa escena no quedan ni v¨ªctimas, ni vampiros (s¨®lo uno gordo, poderoso y voraz), ni baile..., ni espejo, por supuesto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.