Incursi¨®n sarc¨¢stica en la 'glasnost'
Claude Simon centra su ¨²ltimo libro en la sociedad sovi¨¦tica
Un alto cargo de la Unesco, el presidente del Club de Roma, un escritor de Harlem, el segundo marido de la mujer m¨¢s hermosa del mundo, un actor que interpret¨® a Ner¨®n, el premio Nobel de Literatura en 1985 y otros tantos -Federico Mayor, Alexander King, James Baldwin, Arthur Miller, Peter Ustinov, Claude Simon- fueron invitados en 1986 a un viaje a la URSS. "Era como una novela policiaca de Agatha Christie", ironiza Claude Simon, uno de los escritores menos conocidos del nouveau roman antes de que le fuera concedido el Premio Nobel. En La invitaci¨®n (Minuit, 1988) ha hecho una incursi¨®n sarc¨¢stica en la glasnost, en sus recepciones fara¨®nicas, con pir¨¢mides de frutas y bailarinas decr¨¦pitas. Ha vuelto a derribar los baluartes de la narraci¨®n convencional con una memoria involuntaria, semison¨¢mbula, proustiana.
"Era como una novela policiaca de Agatha Christie, con una pareja de solterones, un millonario americano... Hab¨ªa tambi¨¦n un pintor et¨ªope, atiborrado de con decoraciones, que proyectaba diapositivas con sus obras, un m¨²sico turco... No se sab¨ªa por qu¨¦ motivos hab¨ªan sido seleccionados".De modo que 15 personalidades representativas de sus respectivos pa¨ªses fueron solicitadas por uno de los "hombres m¨¢s poderosos del mundo" para rememorar a Homero, Shakespeare, Dostoievski, Rilke, etc¨¦tera: "En la carta de invitaci¨®n se hac¨ªa referencia a las obras maestras del esp¨ªritu humano, las maravillas de Leningrado, las catedrales g¨®ticas, las pir¨¢mides, Proust... Se trataba de evaluar hasta qu¨¦ punto hab¨ªan contribuido a la mejora de la condici¨®n humana, hab¨ªa que iniciar una reflexi¨®n sobre el porvenir de la humanidad, sobre lo que ser¨ªa el mundo en el a?o 2000.
En lugar de eso hemos escuchado una serie de discursos interminables, llenos de buenas intenciones, de deseos. No era necesario reunir a 15 intelectuales para hacerles testigos de un discurso hueco".
El ¨²ltimo reto?o
Pregunta. En La invitaci¨®n tenemos a 15 personajes: no suscriben las pautas de identificaci¨®n realista, que descansa en un corpus unificado, en el que intrigan motivaciones ocultas y contradictorias. En usted adquieren la fisonom¨ªa po¨¦tica de la met¨¢fora, se tiene acceso a ellos a trav¨¦s de su funci¨®n social, de su descripci¨®n externa, de un rasgo de comportamiento. ?Qu¨¦ le pareci¨® el "¨²ltimo reto?o de una raza de g¨¢nsteres"? Dicen que le cay¨® simp¨¢tico...Respuesta. Gorbachov me ha ca¨ªdo muy bien. Es un hombre muy inteligente. Me ha parecido muy abierto y, sobre todo, muy preocupado por la situaci¨®n econ¨®mica de su pa¨ªs. Ha comprendido que hubiera precipitado a la URSS en la ruina de no haber roto con la pol¨ªtica de sus predecesores. He hecho, pues, un retrato matizado, puesto que nuestra percepci¨®n del mundo es de por s¨ª suficientemente incierta; nuestra memoria tambi¨¦n lo es, y cuesta expresarse con palabras terminantes o que se presenten como tales.
En mi caso, he apostado por descripciones discutibles, que pueden ser consideradas subjetivas y que de hecho lo son. Ya el personaje principal de La route des Flandres (1960) se preguntaba: "?C¨®mo era aquello?"; pon¨ªa en tela de juicio su percepci¨®n y su memoria.
P. En la novela no incurre en el an¨¢lisis psicol¨®gico; ahora bien, adopta juicios de valor... Habla del desprecio hacia los intelectuales que habr¨ªa manifestado el "hombre que podr¨ªa destruir la mitad de la tierra", habla del asesino Stalin...
R. Se ha producido un malentendido con respecto a eso. Es posible que me haya pasado con el t¨¦rmino de desprecio; habr¨ªa que hablar de distancia. Como es l¨®gico, un jefe de Estado tiene muchas decisiones que tomar: unas son de gran envergadura y otras de alcance tr¨¢gico, y es evidente que no puede estar pendiente de que los intelectuales est¨¦n dirimiendo sobre si es preciso poner tal palabra en el inicio de la frase o en el medio.
En cuanto a Stalin, el historiador Le Roy Ladurie ha establecido que hab¨ªa asesinado a 17 millones y pico de personas; si eso no le parece propio de un criminal...
Es necesario describir
P. Desdibuja sus personajes con la per¨ªfrasis; igual los objetos, los hechos. Se aprecia una mirada pict¨®rica; a veces incluso interfieren encuadres cinematogr¨¢ficos: se avanza plano a plano dentro de la narraci¨®n.R. Una de las reglas de la literatura consiste en no nombrar las cosas; es necesario describir antes de nombrar. Lo m¨ªo descansa siempre sobre los juegos metaf¨®ricos del lenguaje, ya sea un cuerpo de mujer, una mesa, un ¨¢rbol o lo que sea. Le palace (1962) est¨¢ ambientado en la revoluci¨®n de Barcelona; sin embargo, no utilizo en ning¨²n momento el t¨¦rmino de comunista o de fascista.
Si le dice a alguien: "He visto a un comunista", en seguida sabr¨¢ a qu¨¦ se refiere; pero si le dice: "He visto a alguien, era de tal modo u otro", entonces se interpone entre el lector y el que escribe la imagen estereotipada. Yo procuro describir algo. En un momento dado ha sido la muerte de mi coronel, que fue abatido por unos paracaidistas; muri¨® delante de m¨ª, con un gesto pat¨¦tico.
Desde esa imagen inicial han ido desfilando palabras cargadas de connotaciones y met¨¢foras, recuerdos, sensaciones, la deformaci¨®n de los recuerdos por la memoria y luego por la escritura: de eso se trata. El resto es trabajo, mucho trabajo, en el que uno se equivoca, retrocede, borra, vuelve a empezar. Levi-Strauss ha utilizado un t¨¦rmino que caracteriza exactamente lo que hago: bricolaje.
P. Otra de sus caracter¨ªsticas viene a ser la difuminaci¨®n de la intriga, ya sea la guerra de Espa?a o el desastre del 40, y ahora la glasnost. Tambi¨¦n hay ruptura con el tiempo cronol¨®gico, en beneficio del tiempo sensible.
R. El tema del tiempo habr¨ªa que dej¨¢rselo a los fil¨®sofos y a los matem¨¢ticos...
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