Creyentes y marginados
Desde mi condici¨®n de mujer, trabajadora social y creyente me siento avergonzada y escandalizada por las primeras declaraciones p¨²blicas del nuevo secretario de la Conferencia Episcopal, Agust¨ªn Garc¨ªa Gasco.Cuando una se cre¨ªa sinceramente que est¨¢bamos construyendo una sociedad plural, tolerante, abierta..., donde todos ten¨ªamos cabida; cuando, incluso, una iba intentando modestamente hacerlo realidad en el trabajo de cada d¨ªa..., de repente, las declaraciones del se?or obispo me vuelven bruscamente a una sociedad de buenos y malos, de moros y cristianos, de guerras de religi¨®n...
Ignoro si se dan o no esos casos de marginaci¨®n por ser creyentes a que el se?or obispo alude. Pero lo que s¨ª conozco, por la triple condici¨®n a que alud¨ªa al principio, es tantas situaciones por las que me hubiera gustado o¨ªr alzarse una voz tan autorizada como la suya. A modo de ejemplo:
- Por los m¨¢s de 300.000 extranjeros sin carta de ciudadan¨ªa en nuestro pa¨ªs...
- Por la desproporci¨®n entre el presupuesto dedicado a armamento y el dedicado a protecci¨®n social...
- Por las leyes capitalistas que rigen nuestra cristiana sociedad y que arrojan al desempleo y a la desesperaci¨®n a miles de personas cada a?o...
- Por los ni?os rechazados de los colegios, p¨²blicos y privados, por su etnia o por ser portadores de anticuerpos del SIDA...
- Por las asociaciones de padres y de vecinos (?ser¨¢n todos increyentes?) que rechazan la cercan¨ªa de un centro de desintoxicaci¨®n...
- Por las condiciones de subempleo en que est¨¢n muchos trabajadores en las instituciones de la Iglesia...
- Por los sacerdotes secularizados, rechazados por esas instituciones y que sobreviven gracias a otras menos creyentes pero m¨¢s pr¨®jimas...
- Por las mujeres seglares, que no ocupan puestos de direcci¨®n ni siquiera en las tareas laicas de la Iglesia...
- Por los directores de revistas cat¨®licas (Vida Nueva...), puestos en los pasillos, como usted dice, ?quiz¨¢ por creyentes, precisamente...?
- Por...
Se?or obispo: desde la resonancia que le da su alta tribuna reclame participaci¨®n y justicia, s¨ª, pero no para los creyentes marginados, sino para los marginados a secas o, incluso, para los creyentes de otras confesiones con menos voz que la suya. Pero sobre todo, y si puede, aproveche su posici¨®n para limpiar de telara?as la casa propia, que bien necesitada est¨¢ de ello.-
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