Hora de consulta

El d¨ªa 24 de abril, a las 8.30, cog¨ª el n¨²mero 35 para ser atendido en consulta m¨¦dica, aquejado de un fuerte dolor en los test¨ªculos y zona adyacente. (El m¨¦dico de mi zona dista algunos kil¨®metros de mi domicilio.) A las 11.30, aproximadamente, entr¨¦ en consulta, despu¨¦s de haber compartido m¨¦dico con otra cola de pacientes que carec¨ªan del suyo por no disponer ¨¦ste de un sustituto.El 25 de abril, con mi parte de consulta para urolog¨ªa, me presento en el ambulatorio del Arro-

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yo para pedir cita -no se puede por tel¨¦fono- y me encuentro con que me la han dado para el 28 de junio a las 8.50. Exactamente para dentro de dos meses y cuatro d¨ªas.

Acto seguido, intento buscar el sitio adecuado para protestar gui¨¢ndome por los avisos manuscritos -p¨¦sima muestra del arte caligr¨¢fico del funcionariado- y consigo dar con el despacho del director gracias a un cardiaco al¨¦rgico a la penicilina. Aqu¨ª tambi¨¦n hay cola, pero no hay director. Nadie sabe qu¨¦ horarios tiene.

"A ¨²ltima hora...", me dicen. Y yo he supuesto que era in art¨ªculo mortis cuando se le pod¨ªa ver; porque aparte de no poder protestar en condiciones, el hecho de esperar 64 d¨ªas para recibir atenci¨®n m¨¦dica especializada es motivo suficiente para que se me hinchen a¨²n m¨¢s las turmas.

Yo le rogar¨ªa al se?or ministro responsable que se diese una vuelta por aqu¨ª de inc¨®gnito y en calidad de enfermo. De esta manera podr¨ªa escuchar de la boca del paciente usuario la opini¨®n que merece su Seguridad Social, a la cual tienen derecho todos los espa?oles sin especificar las condiciones ni el plazo de espera.

Es por lo que, en mi caso y a partir de ahora, dejo en manos del se?or ministro responsable la salud de mis test¨ªculos y de lo que de ellos pudiera derivarse en un futuro.- Gregorio Pi?a.