El arte de hacerse el sordo
La tauromaquia contempor¨¢nea tiene consagrado el arte de hacerse el sordo y mucho sordo hab¨ªa ayer en Las Ventas. Primo sordo era el presidente, con toda la carga de responsabilidad que esa sordera conlleva cuando produce en el espect¨¢culo -y en el bolsillo de los espectadores, tan respetable- efectos demoledores. Sordera inequ¨ªvoca padec¨ªa el presidente y acaso tambi¨¦n estuviera reparado de la vista, porque no o¨ªa el esc¨¢ndalo que armaba el p¨²blico por la invalidez de los toros, y sorprend¨ªa que no viera tampoco los s¨ªntomas de la invalidez, que consist¨ªan en un menudeo de tumbos y costaladas estrepitosas.Segundos sordos eran los diestros, pero con m¨¢s acusada sordera los que se llaman Jos¨¦ Antonio Campuzano y Lucio Sand¨ªn. Entre silbidos penetrantes, denuestos, palmas de tango, aficionados voceaban . ¨ªM¨¢talooo!" (al toro) y, sin embargo, proced¨ªan a pegar derechazos, ajenos a las exigencias de la c¨¢tedra, como si estuvieran en cualquier placita feriante de por ah¨ª. Sordos, o quien sabe si desahogados, aprovechando la feliz circunstancia de que el toro perd¨ªa pata y rodaba como pelota, le ofrec¨ªan trapo y pretend¨ªan hacerle faena.
Cobaleda / V¨¢zquez
J. A. Campuzano, Sand¨ªnToros de Manuel S¨¢nchez Cobaleda (61, sobrero), con gran trap¨ªo, flojos. Curro V¨¢zquez: estocada corta trasera muy baja (protestas); cuatro pinchazos y media (palmas y algunos pitos). Jos¨¦ Antonio Campuzano: estocada corta trasera tendida ladeada (silencio); estocada trasera y descabello (aplausos y tambi¨¦n pitos cuando saluda). Lucio Sand¨ªn: media delantera atravesada (silencio); media escandalosamente atravesada y baja (silencio). Plaza de Las Ventas, 8 de mayo.
Estas sorderas son herencia de los tiempos de El Viti; ya ha llovido. El Viti fue un torerazo de los de parar, templar y mandar que ejecutaba las suertes con hondura, las ligaba sin necesidad de salir corriendo como ahora es moda, y dej¨® esta importante herencia, que casi nadie ha sabido administrar. En cambio, otra parte de su herencia, menos torera, esa la han aprovechado todos Consist¨ªa en que lidiaba aquellos toros de risa habituales en la d¨¦cada de los 60; el p¨²blico los protestaba con desesperaci¨®n, sin ning¨²n resultado pues los presidentes de entonces a¨²n eran m¨¢s sordos que los de ahora y, teniente absoluto El Viti, se pon¨ªa a torearlos afanosamente, hasta que los aplausos ahogaban los pitos, y acababa cortando oreja.
Esta herencia de El Viti ha estado rindiendo frutos constantes y sus sucesores la disfrutan no s¨®lo al estilo de ayer como Campuzano con el toro que: rodaba igual que pelota, o Sand¨ªn con otro que se rompi¨® una pezu?a al pisar una puya que se le hab¨ªa enredado en las cerdas del rabo, o Curro V¨¢zquez con claudicante ejemplar. A¨²n puede ser mayor el desafuero, y as¨ª ocurri¨® en Sevilla, donde el fino torero alicantino se puso a pegarle derechazos a un toro que se hab¨ªa dejado un cuerno enterito al derrotar contra un burladero.
Las invalideces de ayer en Las Ventas eran extra?as en toros con tanto trap¨ªo como tuvieron los cobaledas, todos ellos preciosos de estampa, varios ovacionados de salida. Impresionantemente cornalones, vueltos y astifinos -salvo el quinto-, luc¨ªan la capa caracter¨ªstica de su encaste, y abundaron los berrendos, con variantes de bragaos, girones, luceros, caretos y calceteros.
Juego dieron menos. El primero empleaba una embestida muy seria, incierta por el pit¨®n derecho, m¨¢s fija por el izquierdo, y Curro V¨¢zquez tuvo verdadero m¨¦rito las contadas veces que se atrevi¨® a aguantarla y embarcar el natural. Al cuarto -el claudicante- le instrument¨® redondos cargada la suerte, aderezados con pases de la firma, ayudados por alto y uno espl¨¦ndido por bajo a dos manos, que a?adieron sabor torero a la bien constru¨ªda faena.
Alternancia de naturales y derechazos con tanto oficio como poca garra aplic¨® Campuzano a la aborregada y corta embestida del quinto, y Sand¨ªn consigui¨® sacar una sorprendente tanda de redondos al sexto, que era grandote, poderoso, reserv¨®n y violento. Este toro fue sobrero pues el presidente hab¨ªa recobrado de s¨²bito, al atardecer, sus capacidades auditivas y devolvi¨® a los corrales al inv¨¢lido de turno. Hubo quien lo atribuy¨® a que se hab¨ªa despertado de la siesta. Todo podr¨ªa ser.
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