Sigue Mitterrand
FRAN?OIS MITTERRAND ha sido reelegido ayer presidente de la Rep¨²blica Francesa. Excepto De Gaulle en 1966, ning¨²n presidente de la V Rep¨²blica ha obtenido un segundo mandato. Pero el dato m¨¢s significativo de la jornada electoral no es el ¨¦xito de Mitterrand, que parec¨ªa evidente despu¨¦s de la primera vuelta, sino el margen holgado con el que ha superado a !u contrincante, Jacques Chirac. Es significativo que en 1974, cuando Giscard d'Estaing derrot¨® a Mitterrand, el margen fue apretad¨ªsimo: el 50,8% contra el 49,2%. Esta vez, Mitterrand supera a Chirac con una diferencia mucho mayor: el 54% frente al 46%. Es m¨¢s, Mitterrand ha sido reelegido con un porcentaje de votos sustancialmente superior al que obtuvo en 1981, al ser elegido presidente con el 51,8% de los sufragios, frente al 48,2% de Giscard d'Estaing.La victoria de ayer ha tenido lugar en un contexto que no es el mismo que reinaba despu¨¦s de la primera vuelta, cuando destacaban los escasos m¨¢rgenes diferenciales en cuestiones program¨¢ticas entre los dos candidatos. En los ¨²ltimos d¨ªas, ciertas operaciones protagonizadas por Chirac como jefe del Gobierno franc¨¦s -los tratos oscuros con Ir¨¢n, la carnicer¨ªa de Nueva Caledonia, la violaci¨®n de la palabra dada por Francia en el caso de Dominique Prieur- han suscitado inquietud entre los amigos de Francia en el extranjero. El candidato de la derecha no tuvo reparo en poner en entredicho intereses y valores constantes de Francia para ganar votos. Es lo contrario de lo que debe hacer un hombre de Estado responsable. En cuanto al desgraciado intento de manifestaci¨®n en Par¨ªs, promovida por los partidarios de Chirac para salvar la V Rep¨²blica con el argumento de que una victoria de M¨ªtterrand la pondr¨ªa en peligro, puso en primer plano la vieja querencia de la derecha a excluir de la comunidad nacional a los que no piensan como ella.
Por otra parte, el ¨¦xito de Le Pen en la primera vuelta ha sido considerado con raz¨®n como un hecho preocupante a nivel europeo. Lo ocurrido entre el 24 de abril y el 8 de mayo ha puesto de relieve que esos votos incitaban precisamente a Chirac a recurrir a operaciones aventureras. El fen¨®meno Le Pen es serio y tiene unas bases sociol¨®gicas, pero solamente desde una pol¨ªtica de izquierda, socialmente avanzada, ese problema podr¨¢ ser abordado en sus ra¨ªces materiales. Frente a la ligereza que ha caracterizado la conducta electoral de Chirac, el mensaje de Mitterrand, centrado en la unidad de los franceses, colocando a Europa como horizonte decisivo de su pol¨ªtica, ha cobrado mayor relieve como el de la sensatez y el equilibrio. La victoria de Mitterrand, despu¨¦s de los sobresaltos causados, primero por el 15% de Le Pen en la primera vuelta, luego por los golpes de teatro de Chirac, es un hecho tranquilizador para Francia y para Europa.
Pero al vecino pa¨ªs, aunque siga en el El¨ªseo la misma persona, no le espera el continuismo. Los resultados electorales de ayer anuncian que va a entrar en una etapa nueva, en la que, en un plazo m¨¢s o menos dilatado, se producir¨¢ una remodelaci¨®n del mapa pol¨ªtico. La derecha ha sufrido una grave derrota: pierde despu¨¦s de haber gobernado dos a?os, mientras Mitterrand gana despu¨¦s de siete a?os en la presidencia. Y el primer derrotado es Chirac: es dif¨ªcil pensar que pueda seguir encabezando a la derecha francesa, lo que abrir¨¢ un problema de liderazgo. Pero el primer problema que, sin duda, va a surgir es la inclinaci¨®n de una parte del centro a colaborar con los socialistas en el Gobierno, evoluci¨®n que ha sido propugnada por Mitterrand. Evoluci¨®n ya indicada en las urnas: la mayor¨ªa que ha elegido a Mitterrand supera ampliamente la totalidad de los votos obtenidos por los diversos candidatos de izquierda en la primera vuelta. Mitterrand est¨¢ ahora en condiciones, por un lado, de resistirse a eventuales actitudes sectarias del partido socialista en este momento de euforia y, por otro, de hacer una apertura hacia el centro. Para Espa?a, la elecci¨®n de Mitterrand es una buena noticia. Bajo su presidencia, las relaciones entre los dos pa¨ªses han alcanzado los m¨¢s altos niveles de cordialidad y cooperaci¨®n. Para la pol¨ªtica exterior de Espa?a es un hecho decisivo.
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