?Prodigiosa victoria electoral anarquista en Francia?
Ayer a un tercio de los franceses no les apeteci¨® votar. Y si en las cuentas no figuran estos inapetentes es porque en los cuentos de los figurines no caben los indiferentes.Sobresaliente singularidad de las democracias que en vez de cifrar a los renunciantes los disfrazan de espectros.
Son hoy 56 millones los franceses: 10 los menores de 18 a?os y 46, por tanto, los que pueden votar. Pero s¨®lo 30, tar¨ªn bar¨ªn, lo hacen en los comicios de campanillas. Gracias a ello se puede ganar la elecci¨®n presidencial con menos votantes que refractarios al sistema.
En los resultados oficiales, bajo la r¨²brica abstencionistas s¨®lo caben los fichados; pero aquellos que se niegan a figurar en las listas electorales se colocan al margen del juego de los listos y no aparecen en las estad¨ªsticas de los estadistas. La sopa de cifras parece querer transfigurarse ante los ojos de los esc¨¦pticos en pucherazo.
Y, sin embargo, Francia es uno de los pa¨ªses que m¨¢s vota, y la de ayer fue una de las elecciones que menos abstencionistas fichados acarre¨®.
?Fue el portentoso triunfo libertario en una ¨¦poca en que los ¨¢cratas de pro se van haciendo tan escasos como los tristes tigres de Bengala? Ni los ¨²ltimos y enternecedores anarquistas tragar¨¢n semejante novela rosa escrita por Bakunin Collado.
?Fue quiz¨¢ la triste victoria del fanatismo totalitario? Tampoco, puesto que los extremistas, tirios y troyanos, pidieron a sus incondicionales que "no faltara ni un solo sufragio" para derrotar al enemigo "nacional" o "de clase" (a la "peste negra" o "el c¨¢ncer rejo")... seg¨²n la cofrad¨ªa respectiva. Por cierto, que Unamuno, el 21 de noviembre de 1936, cinco semanas antes de su muerte, le escribi¨® a Mari Gorelli, a la saz¨®n en Roma, para comunicarle la amargura que le inspiraba un pa¨ªs en el cual ya s¨®lo exist¨ªan dos bandos: "el de los hunos y el de los hotros".
Felizmente, hoy en d¨ªa la sangre no llega al r¨ªo y ni siquiera. la hemoglobina al teatro de la crueldad. Hace 23 siglos ya pensaba como nuestros ap¨¢ticos m¨¢s pac¨ªficos que pat¨¦ticos Biriante de Priena, que pas¨® a la historia por el portal¨®n de los famosos como uno de los siete sabios de Grecia. Nos cuenta Di¨®genes Laertios en su Vida, doctrina y sentencias de fil¨®sofos ilustres que tras hacerse mucho de rogar por sus seis compadres grab¨® con menos gravedad que recato en una pared del templo de Delfos esta m¨¢xima: "La mayor¨ªa es mala".
Sin arrumacos pandillistas ni p¨¢nfilos triunfalismos, ?comulgan con las ideas de Briante los abstemios electorales de hoy? El sabio, como para mejor estar en la onda de sus transrebistataranietos de hoy, escribi¨® ayer: "La mayor riqueza es no desear nada". Un joven cantante negro del arrabal m¨¢s encrespado de Nueva York (el Bronx), un rapper sobrenombrado Krs 1, sale por peteneras y se encarama a la cuca?a de laureles con un credo de paz, que dicta entre otras sentencias: "Fundas tu vida/sobre las competiciones y el dinero ... / pero nada de esto es necesario./ Lo que cuenta para m¨ª/ es ser un chico formal".
Los chicos formales se unen a las damas deliciosamente orondas y en las elecciones... ?pasan sin interesarse a la "competici¨®n"?
A prop¨®sito de ricashembras rollizas se?alemos que una vez m¨¢s la historia, agarrando al vuelo las coincidencias, hace morir a Divine al tiempo que nacer a Jasmine (Marianne S?gebrecht).
Divine (en Pink Flamingo) com¨ªa excrementos de perro a¨²n calentitos ante el arrobo de sus inclinados adeptos. Jasmine (en Bagdad Caf¨¦), con su impecable sombrero tirol¨¦s, pone como los chorros del oro el motel-cafet¨ªn m¨¢s cochambroso del erial nevado-californiano. Vi¨¦ndola descaspar y escamondar aquel poluto y churretoso yermo, sus leales sonr¨ªen embelesados a l¨¢grima viva.
Divine y sus compinches se propon¨ªan conquistar el t¨ªtulo de seres m¨¢s nauseabundos y viles de la Humanidad. Su hermanita gemela, Jasmine, reparte como pan bendito toda la ternura del para¨ªso terrenal.
Cuando en el teatrillo neoyorquino de la calle 4, tras la funci¨®n de orgasmo y convulsi¨®n, Divine se despojaba de su uniforme de gach¨ª, se transvest¨ªa en un gach¨® con pinta de cagatintas de plantilla y votaba a cien por hora en todas las elecciones sin olvidar las de Miss Gay. Jasmine, en su prehistoria, abri¨® en M¨²nich un caf¨¦ de artistas en 1876 (como borrador del Bagdad Caf¨¦): no so?aba con votar ni a los rojos ni a los negros ni tan siquiera a los verdes, sino con montar una obra sobre flores fant¨¢sticas.
Con sus zapatos de charol, con sus muslos tan apretados como separados sus dos dientes de la suerte, Jasmine parece dirigirse con una sand¨ªa vaginal en la mano a los desganados devotos con un dicho de su paisano Beethoven: "S¨®lo hay algo m¨¢s importante que la inteligencia: la bondad".
Esta campeona del neonihilismo bueno, bonito y barato es una hermos¨ªsima cuarentona tan deliciosamente carnosa como engolosinadamente cautivadora. Media humanidad le echa flores, le hace versos y se pirria por ella desde que vino al mundo como una aparici¨®n levitando en lo alto de una pantalla de cine al socaire de la pel¨ªcula Bagdad Caf¨¦.
Jasmine se viste correct¨ªsimamente, incluso, aunque a primera vista pueda parecer absurdo, cuando se desviste. Con qu¨¦ comedida urbanidad le muestra a Jack Palance, pintor de angelitos negros, su impecable cors¨¦ empalmado a un sost¨¦n turgente y aunado a sus medias por un liguero blanco como la pureza. ?Qui¨¦n puede dudar que los rebuscados aspaventosos de Hollywood reciban al verla la gracia, la revelaci¨®n, y tartamudeen a la hora de pedirle la mano como pimpollos barbilampi?os?
Se dir¨ªa que los beatos de la jasminer¨ªa no gritan como ayer los fogosos divinemaniacos " make love not war", sino que susurran por lo bajinis, para no molestar a nadie, "m¨¢s vale amar que votar". ?Pero no son ambas las dos caras de la misma moneda, como nos ense?an los adeptos de la alquimia?
Por Bagdad Caf¨¦ deambula una mon¨ªsima pero esmirriada parisiense que estimula a sus clientes de catre a punta de tatuaje. La magia candorosa de Jasmine la exaspera, y, harta de tantas ternezas y cari?os, estalla: "Aqu¨ª el ambiente se ha vuelto demasiado... bonito. Ya no me flipo ... ; pero eso me flipa... en vista de ello, me voy".
Esperemos que haya Regado a tiempo para votar.
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