Bland, surafricano: "No vendo a mi pa¨ªs por dos torneos"
El torneo de Espa?a de golf constituye un objetivo entra?able y una responsabilidad especial para Severiano Ballesteros al disputarse en su patria chica, Pedre?a. De paso, supone para el c¨¢ntabro la ocasi¨®n de resarcirse de una temporada tan irregular que le ha costado bajar del segundo al cuarto puesto en la clasificaci¨®n mundial. Desde otra perspectiva, representa la puesta en pr¨¢ctica de la prohibici¨®n de competir en Espa?a a los deportistas surafricanos. Uno de ellos, John Bland, ha afirmado: "No vendo a mi pa¨ªs por un par de competiciones".
La aplicaci¨®n en su totalidad de la Declaraci¨®n Internacional contra el Apartheid en los Deportes ha afectado al menos a ocho. golfistas surafricanos: Mark McNulty, Hugh Baiocchi, John Bland, Tony Johnstone, Gavin Levenson, Robert Richardson, Teddy Webber y Wayne Westner. Todos ellos hab¨ªan jugado en abril y sin problemas en Madrid, donde qued¨® el quinto McNulty, el segundo del circuito europeo en 1987 y el l¨ªder en el actual tras vencer en Cannes (Francia) y ser finalista en el match play de Chepstow (Reino Unido), en el que le bati¨® el alem¨¢n occidental Bernhard Langer por cuatro hoyos a tres. Y es que hasta ahora se los calificaba como profesionales individuales y no se ten¨ªa en cuenta que su presencia y sus posibles ¨¦xitos eran, de por s¨ª, una propaganda para el r¨¦gimen de Pretoria.Sus exclusiones de este torneo han llevado a Bland, en concreto, a manifestar: "?ste es otro duro golpe. Pero no podemos sino encajarlo. Yo, por ejemplo, no estoy preparado para vender a mi pa¨ªs por un par de cert¨¢menes. Mi esperanza es que esto no se extienda a Francia y otras naciones [Suecia y Holanda tampoco los aceptan]. No queremos convertirnos en pol¨ªticos. Simplemente, somos jugadores de golf. S¨®lo nos resta pedir a nuestro Gobierno que hable con el espa?ol para buscar una soluci¨®n". El director ejecutivo de la PGA continental, el brit¨¢nico Ken Schofield, ha comentado: "Si yo fuera surafricano, meditar¨ªa seriamente sobre mi situaci¨®n".
Ballesteros, en su tierra
Ballesteros encar¨® 1988 con dos metas marcadas, con matices diferenciados. Una, el triunfo en el campeonato de Estados Unidos, uno de los dos del Grand Slam que a¨²n no ha ganado -el otro es el de la PGA norteamericana-. Otra, la victoria en el de Espa?a, ya que se disputa en su cuna, Pedre?a. Incluso confes¨® en su momento que escoger¨ªa imponerse en el de su tierra si s¨®lo pudiera hacerlo en uno, hip¨®tesis ya fuera de lugar al haber vencido en el de Baleares, en Santa Pon?a (Mallorca).Su primera responsabilidad es no defraudar a sus paisanos. La segunda, no defraudarse a s¨ª mismo y aminorar la irregularidad de su temporada. Eliminado en las citas estadounidenses de Los ?ngeles (California) y Ponte Vedra (Florida) y en la de Cannes, por debajo de su prestigio en la del Masters de Augusta (Georgia) e ir¨®nico a la fuerza sobre su condici¨®n de modesto en la de Madrid, en la que se reproch¨® sus muchas oportunidades de birdie desperdiciadas, ha descendido, con 1.051 puntos, del segundo al cuarto puesto en la clasificaci¨®n mundial del ¨²ltimo trienio. Le han rebasado el escoc¨¦s Sandy Lyle, con 1.252, y Langer, con 1.083, mientras que el australiano Greg Norman, con 1.459, se mantiene en la cabeza.
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