Gobernadores
Demasiados gobernadores civiles empiezan a ser peligrosos, y ya es coincidencia alarmante que en el plazo de pocos d¨ªas uno de ellos patine tratando de expulsar a una profesora inglesa por difundir ideas libertarias y feministas (sic) y otro califique de puta a una mujer asesinada, debido a las circunstancias de su muerte y porque cambiaba con relativa frecuencia de pareja sentimental. Rosa Montero glosaba suficientemente este segundo patinazo protagonizado por el excelent¨ªsimo se?or gobernador civil de C¨¢diz, y el mismo d¨ªa yo hac¨ªa lo propio en la edici¨®n catalana de EL PA?S con respecto al del excelent¨ªsimo se?or gobernador civil de Tarragona, responsable de la tropel¨ªa cometida con la s¨²bdita inglesa. Ni Rosa ni yo nos pusimos de acuerdo. Pero tal vez los gobernadores civiles s¨ª.Y sospecho un cierto acuerdo porque, si a la joven inglesa se le acusaba de libertaria y feminista, a la v¨ªctima gaditana se le atribu¨ªa un "estilo de vida liberal". Tanto libertario como liberal se relacionan obviamente con la palabra libertad, y los gobernadores civiles aludidos evidencian una cierta crispaci¨®n ante la palabra, crispaci¨®n que no s¨¦ si atribuir a la naturaleza intr¨ªnseca que les ha hecho gobernadores civiles o a residuos de educaci¨®n franquista que todos llevamos dentro, pero unos m¨¢s que otros. El gobernador de Tarragona ha destituido al funcionario que le col¨® el gol del expediente, pero ¨¦l lo hab¨ªa suscrito, con lo que demuestra una doble equivocaci¨®n: no leer y no saber elegir a quien le redacta los expedientes. En cambio, el de C¨¢diz ha querido enmendar el desliz buscando circunstancias atenuantes que Rosa Montero supo convertir en denuncia de la ideolog¨ªa que respaldaba la necesidad de coartada: machismo y prevenci¨®n ante las conductas "liberales".
?Qui¨¦n nombra a estos gobernadores civiles? ?Se les ha dado instrucciones para que persigan a libertarios y liberales de conducta? Lo evidente es que prefieren la injusticia al "desorden", y no lo disfrazan con la po¨¦tica de Goethe, sino con la po¨¦tica de funcionarios del general Franco.
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