'Tots els colors del verd...'
El recital fue punto de encuentro de muchos caminos. Visto desde hoy resulta dificil pensar que llegara a celebrarse cuando ya eran conocidas las noticias de la revuelta universitaria de Par¨ªs. El hecho es que la actuaci¨®n de Raimon fue autorizada. Miles de estudiantes reunidos en la madrile?a facultad de Pol¨ªticas y Econ¨®micas pudieron corear el Diguem no, la canci¨®n del rechazo, antes de que poblara los estantes de las librer¨ªas El hombre unidimensional, de Marcuse. Tambi¨¦n se escuch¨® por vez primera un respaldo masivo a la rebeld¨ªa vasca con el repetido ?Gora Euskadi! que sigui¨® a Tots els colors del verd... Incluso se materializ¨® el enlace entre obreros y estudiantes con la entrega de los beneficios del acto a los trabajadores en huelga de Pegaso, en tanto que la voluntad de ruptura con el sistema encontraba un modo de expresi¨®n adicional cuando los manifestantes salidos del acto bloquearon el Mercedes de un alto personaje. La Universidad era ya el s¨ªmbolo de una Espa?a incompatible con la que encarnaban por los mismos d¨ªas el dictador postrado a los pies de la Virgen de Covadonga o el ministro Sol¨ªs dispuesto a "perfeccionar" en Tarragona su organizaci¨®n sindical.Entre tanto, en Par¨ªs culminaba un proceso de dimensiones mundiales de movilizaci¨®n universitaria en que entraban ingredientes tan diversos como la oposici¨®n al servicio militar en Vietnam o la difusi¨®n de las ideolog¨ªas cr¨ªticas del autoritarismo. En el caso franc¨¦s la chispa inicial no pudo tener or¨ªgenes m¨¢s marginales. Cuando al calor de una serie de conflictos con el poder acad¨¦mico surge en Nanterre el "movimiento del 22 de marzo" -nombre que enlaza simb¨®licamente con el hito antiimperialista del 26 de julio cubano- casi nadie conoce la existencia de algo llamado Internacional Situacionista, de cuyos an¨¢lisis cr¨ªticos y formas de expresi¨®n habr¨ªa de nutrirse el estallido del Mayo franc¨¦s. La centralidad de la condici¨®n estudiantil en el sistema de dominaci¨®n ideol¨®gico y cultural del capitalismo, su miseria transitoria que reproduc¨ªa la situaci¨®n del proletariado en un marco social de opulencia, el agotamiento de los modelos revolucionarios cl¨¢sicos, el mundo de la imagen como espacio privilegiado de dominaci¨®n y confrontaci¨®n en "la sociedad del espect¨¢culo" y la exigencia de reinventar la revoluci¨®n desplazando su eje del centro de trabajo a la vida cotidiana ser¨¢n ideas que saltar¨¢n a primer plano cuando en mayo de 1968 las torpezas de los actos represivos pongan en marcha la bola de nieve que culmina entre el 13 y el 27 de mayo. Luego el contrapoder universitario se disuelve, pero no suceder¨¢ lo mismo con algunos de los temas centrales de la revuelta.
Lo que ocurre es que Espa?a estaba para pocas filosof¨ªas, aunque en esos a?os se diese en nuestra Universidad una avidez de lecturas nada acad¨¦micas y Marx, Mao, Marcuse, Peter Weiss, Reich y Debray se hicieran sitio en las bibliotecas juveniles al lado del Guernica y del cartel del Che. En la primavera de 1968, con el recital de Raimon en Madrid culmina una onda larga de ocupaci¨®n creciente por la juventud estudiantil del espacio universitario, que hab¨ªa arrancado de la fundaci¨®n de FUDE, y la ruptura con el SEU encontr¨® su momento de definici¨®n con la alternativa del Sindicato Democr¨¢tico de Estudiantes, y ahora llegaba al momento decisivo de la confrontaci¨®n con el poder dictatorial. Eso s¨ª, en una situaci¨®n de inferioridad de fuerzas tan clara como la que caracterizara al proyecto comunista de la "huelga nacional pac¨ªfica" destinada a acabar con el r¨¦gimen. La ideolog¨ªa dominante era de tipo radical. Antifranquismo no equival¨ªa a convicci¨®n democr¨¢tica. M¨¢s bien prevalec¨ªa difusamente el planteamiento similar al acu?ado por Claud¨ªn, resaltando por una parte el impacto de las transformaciones capitalistas de la Espa?a de los sesenta, pero a fin de mostrar que ese desarrollo econ¨®mico nos pon¨ªa en puertas del socialismo. As¨ª quedaba desbordado el PCE, sobre todo en la pinza del Felipe, mezcla de modernidad, radicalismo socialista y anticomunismo -o antiestalinismo- de fondo. Quedaba dise?ado el camino que en el futuro llevar¨ªa a la socialdemocracia, pero por el momento el primer plano era ocupado por la dureza de la confrontaci¨®n antifranquista y por el ensue?o de la alianza de "obreros y estudiantes", que el propio PCE tratar¨ªa de captar con la plomiza propuesta de la "alianza de las fuerzas del trabajo y de la cultura".
Muchos eran los caminos, pero mayores los obst¨¢culos y poca la luz para salvarlos en un marco de constante represi¨®n. De ah¨ª que una de las fuerzas pol¨ªticas principales de nuestro 68 universitario, el citado FLP, entre inmediatamente en crisis, igual que ocurrir¨¢ con las plataformas unitarias que llevaron a ese momento, el Sindicato Democr¨¢tico y FUDE. La continuidad corresponder¨¢ hasta 1975 a un movimiento respaldado por una heterogeneidad de siglas.
Mayo de 1968 se cerrar¨ªa en Espa?a unos meses despu¨¦s, el 20 de enero de 1969, al golpear contra el suelo desde un s¨¦ptimo piso el cuerpo del estudiante Enrique Ruano, militante del FLP en la facultad de Derecho. Seg¨²n una variante del gui¨®n tr¨¢gico, tantas veces repetido, tras dos d¨ªas de interrogatorios, fue llevado al piso para reconocer una documentaci¨®n subversiva, y all¨ª, en un descuido de sus atentos vigilantes, se arroj¨® al vac¨ªo "debido a impulsos nihilistas y suicidas". Un diario de la ma?ana complet¨® el embadurnamiento de la muerte publicando fragmentos de un diario que suger¨ªa una personalidad propensa a la depresi¨®n y casi a la homosexualidad. Cuatro d¨ªas despu¨¦s llegaba la proclamaci¨®n del estado de excepci¨®n, seguida de una oleada de detenciones y confinamientos en el m¨¢s puro estilo del fascismo, de la que fueron v¨ªctimas profesores dem¨®cratas, como El¨ªas D¨ªaz, Ra¨²l Morodo y Paulino Garagorri. Era el inicio de la brutal e ineficaz represi¨®n a borbotones que se mantiene hasta la muerte del dictador. De la justificaci¨®n de tal medida se encarg¨® el entonces ministro de Informaci¨®n y Turismo. He de decir que de su voz ese d¨ªa nunca me olvidar¨¦, igual que no lo har¨ªa Raimon de su recital del 18 de mayo. El ministro dijo entonces ser el portavoz de "una marea de opini¨®n sana y mayoritaria", enfrentada con quienes quer¨ªan "meter al pa¨ªs en una ola de confusi¨®n y de subversi¨®n mundial" por medio de "una estrategia en la que se utiliza la generosidad ingenua de la juventud para llevarla a una org¨ªa de nihilismo, de anarquismo y de desobediencia". La declaraci¨®n, una de las m¨¢s abyectas de tantas abyectas que produjo el r¨¦gimen, puede consultarse en el Abc del 25 de enero de 1969.
En la Espa?a de Franco se daba poco espacio para que la imaginaci¨®n alcanzase el poder. Eso no quiere decir que faltasen entre nosotros los cambios en la vida cotidiana a que hac¨ªa referencia indirecta el portavoz de Franco al evocar la org¨ªa que amenazaba con destruir su mundo feliz de conejeras patriarcales custodiadas por grises. Posiblemente, despu¨¦s de 1968 se hizo m¨¢s el amor en la Universidad, a pesar de las dificultades que persist¨ªan para obtener la famosa p¨ªldora. Cambiaron las relaciones intergeneracionales y tambi¨¦n lo hizo la relaci¨®n acad¨¦mica. El enfrentamiento al poder en el terreno de la manipulaci¨®n de la imagen cobr¨® carta de naturaleza. A fin de cuentas, de nuestros universitarios pudo decirse tambi¨¦n lo que Raymond Aron proclam¨® con irritaci¨®n a prop¨®sito de los j¨®venes franceses: "El amor perdi¨® su misterio y su poes¨ªa con la libertad de costumbres". Y desde entonces, por un cierto tiempo, la legitimidad pas¨® al campo de la cr¨ªtica desde el campo del poder. El transformismo de buena parte de los sesenta y ochos no ha anulado a¨²n del todo este proceso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Democracia
- Opini¨®n
- Raimon
- Cantautores
- Protestas estudiantiles
- Vida estudiantil
- Conciertos
- Actos protesta
- Transici¨®n espa?ola
- Protestas sociales
- Movimiento estudiantil
- Eventos musicales
- Universidad
- Estudiantes
- Malestar social
- Transici¨®n democr¨¢tica
- Conflictos pol¨ªticos
- Comunidad educativa
- Educaci¨®n superior
- Sistema educativo
- Gente
- Historia contempor¨¢nea
- M¨²sica
- Historia
- Educaci¨®n