Una bailarina vers¨¢til
Por tercer a?o consecutivo, la bailarina canadiense Margie Gillis ha vuelto a Madrid con su programa de solos -en su mayor¨ªa, coreografias propias-, que le ha proporcionado notables ¨¦xitos en todo el mundo.Aunque su formaci¨®n es bastante heterodoxa -trabaj¨® con el grupo Pilobolus y con su deseendiente, Momix-, Gillis se emparenta con las corrientes m¨¢s primitivas de la danza moderna, que concibe ¨¦sta como un veh¨ªculo de autoexpresi¨®n sentimental. Ella se reclama heredera de Isadora Duncan, y, por m¨¢s que las distancias temporales y est¨¦ticas sean grandes, s¨ª puede encontrarse una relaci¨®n con la pionera americana en la canalizaci¨®n de la energ¨ªa partiendo del plexo solar y el predominio, en su danza, del movimiento de torso y brazos.
Margie Gillis
Coreograf¨ªa: Martha Clarke, Stephanie Ballard y Margie Gillis. Direcci¨®n e interpretaci¨®n: Margie Gillis.
Quiz¨¢ sus movimientos m¨¢s bellos los consigue en piezas en que, como en Mercy, termina dej¨¢ndose llevar por ese impulso primario, que va muy bien, adem¨¢s, a su fisico poderoso.
Pero la Gillis es una bailarina vers¨¢til: juega bien con el ritmo, como se pudo apreciar en Las ra¨ªces del ritmo permanecen y en el muy personal y logrado Slipstream, sobre un Bach desarticulado; es capaz de controlar la expresi¨®n del movimiento (su versi¨®n del Nocturno de Martha Clarke, que la propia core¨®grafa bail¨® en Madrid cuando formaba parte de Crowsnest Trio, es menos pat¨¦tica, pero muy correcta) y logra esas transformaciones espectaculares -del desvalido Animalito al dram¨¢tico Secreto, de la exuberancia de Ra¨ªces a la perplejidad de Matilda, del patetismo del Nocturno al humor de Dame tu coraz¨®n esta noche-- que exige toda aventura interpretativa en solitario.
La Gillis no escapa, sin embargo, a los peligros de este tipo de programas a base de solos: un cierto exhibicionismo, que en algunos momentos hace tambalearse las ambiciones art¨ªsticas la bailarina usa y abusa de su incre¨ªble melena -que a veces utiliza como elemento coreogr¨¢fico pero que otras sugiere un anuncio de champ¨²-. Salva el conjunto, adem¨¢s de su calidad como int¨¦rprete, la sobriedad de los montajes, la buena organizaci¨®n y dosificaci¨®n del espect¨¢culo y la brevedad y variedad de las piezas, que a veces intrigan como un destello apenas entrevisto.
Como core¨®grafa, Gillis se sirve a s¨ª misma con discernimiento, y hay incluso alguna pieza -Dame tu coraz¨®n esta noche- en que lo elemental del mensaje musical encuentra su exacto paralelo coreogr¨¢fico en una forma que no es frecuente ver y cuyo resultado es brillante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.