Asom¨¢ndose al balc¨®n
JOAQUIN VIDAL, Los revisteros antiguos dec¨ªan de los buenos pares de banderillas que eran "asom¨¢ndose al balc¨®n". Tiene su miga, porque expresaban dos im¨¢genes complementarias: el torero dobl¨¢ndose sobre la barandilla, que son las astas, y el temible abismo al que se asoma. Los matadores-banderilleros que se asoman al balc¨®n fueron agot¨¢ndose con el paso del tiempo y el relevo de las aficiones, y aunque hubo ¨¦poca en que no se asomaba al balc¨®n pr¨¢cticamente ninguno -todos clavaban a cabeza pasada y a correr- vuelven ahora unos cuantos, y qui¨¦n m¨¢s se asoma es V¨ªctor Mendes.
En la que llaman "corrida de los banderilleros", V¨ªctor Mendes se pas¨® la tarde asomado al balc¨®n, como si estuviera esperando a la novia. Los nueve pares que prendi¨® fueron magn¨ªficos, mirando de frente el negro abismo de las astas, y la emoci¨®n era creciente, pues al m¨¢s llevadero cuarteo segu¨ªa la reuni¨®n de poder a poder -que, con el quiebro, es la modalidad reina de la suerte-, a veces sal¨ªa del estribo para ganar la cara del toro en los medios, a veces de los medios para gan¨¢rsela en el tercio, ce?ido en un estrecho pasillo junto a tablas. Varios de estos pares pusieron al p¨²blico en pie y el ¨²ltimo encendi¨® una ovaci¨®n estruendosa.
Gim¨¦nez / Espl¨¢, Morenito de Maracay, Mendes
Cinco toros de Bernardino Gimen¨¦z, con trap¨ªo, casta y desigual juego; 61, sobrero del conde de Cabr¨¢l, cinque?o, muy serio, descastado. Luis Francisco Espl¨¢ estocada corta y dos descabellos (silencio); pinchazo y se acuesta el toro (gran ovaci¨®n); atendido en la enfermer¨ªa de contusiones y compresi¨®n del dedo pulgar de una mano, de pron¨®stico reservado. Morenito de Maracay: pinchazo y estocada corta baja (silencio); estocada corta atravesada y tres descabelos (pitos). V¨ªctor Mendes: estocada desprendida (ovaci¨®n y salida al tercio); media atravesada (gran ovaci¨®n y salida al tercio).Plaza de Las Ventas, 20 de mayo. Octava corrida de feria.
La suerte a¨²n puede ser m¨¢s pura, naturalmente, ya que si se ejecuta con arreglo al canon, el banderillero, al reunir, juntar¨¢ las zapatillas, y V¨ªctor Mendes rara vez se arriesga a tanto. No se arriesga V¨ªctor Mendes ni sus com a?eros tampoco, y es dif¨ªcil que ro lleguen a intentar siquiera, si el p¨²blico no se lo reclama, como hizo cuando se hart¨® de que los matadores-banderilleros parearan a cabeza pasada.
Luis Francisco Espl¨¢ y Morenito de Maracay tambi¨¦n reunieron ayer con autenticidad, m¨¢s o menos, y hubo un par de Espl¨¢ de frente, de Morenito de Maracay uno de poder a poder y otro al quiebro en los medios, que resultaron extraodinarios. Es decir, que el acontecimiento banderillero respond¨ªa a la expectaci¨®n despertada -m¨¢s o menos-. Y todo habr¨ªa sido casi perfecto si Mendes y Morenito no hubieran empleado tanto tiempo en desa,rrofiar los tercios, pues necesitan que los subalternos les aparquen los toros, y esta es tarea laboriosa cuando los toros no se dejan aparcar. El matador-banderifiero ha de encontrar toro en cualquier terreno. Este es el caso de Espl¨¢, un atleta, y adem¨¢s un maestro en la ciencia de los toros, sus terrenos, sus querencias.
Esa maestr¨ªa la aplicaba Espl¨¢ a la lidia, y en las faenas de muleta a un toro de escasa codicia y a otro incierto emple¨® su sequedad t¨¦cnica habitual, s¨®lo amenizada con la vistosidad de los cambios de mano. Uno de ellos, especialmente floreado, suscit¨® varios silbidos de rechazo. ?Por qu¨¦? Si las condiciones del toro dificultan derechazos u obligan a un trasteo ¨¢rido, bueno es que los diestros aporten recursos imaginativos. Dicen que El Gallo desbordaba fantas¨ªa con toros complicados, cuando no daba la espant¨¢. Y le llamaban El Divino.
Morenito de Maracay, negativo de El Gallo, estuvo bien con el capote, pero medroso, desconcertado y pl¨²mbeo con la muleta, y eso que dispuso del mejor lote. V¨ªctor Mendes le sac¨® al tercero los naturales que ten¨ªa y despu¨¦s de tragarse valerosamente el ricino de unas embestidas del sexto altas y aborricadas, ese sexto, manso descastado, se tumb¨® y ni a¨²n tir¨¢ndole del rabo y de los cuernos las cuadrillas, todos a una, se quer¨ªa levantar. Al final hubo de levantarse, porque no hay hay quien soporte que fornidos banderilleros le anden tirando del rabo, y Mendes se precipit¨® a pegarle un espadazo, para justificar que lo mataba. Tarda un segundo m¨¢s, y el toro se hubiera muerto de muerte natural, suceso absolutamente impropio de la fiesta brava.
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