Michael Jackson no llen¨® en Roma
Michael Jackson inici¨® anoche su gira europea en el estadio Flaminio, de Roma, con un concierto de algo m¨¢s de dos horas, en el que interpret¨® las canciones de sus dos ¨²ltimos ¨¢lbumes: Paz, que da nombre el recorrido del cantante por el viejo continente, y Thriller, su pen¨²ltima creaci¨®n. Jackson no consigui¨® llenar hasta la bandera, pero entusiasm¨® en repetidas ocasiones al p¨²blico asistente.
El estadio Flaminio cant¨®, salt¨®, bail¨® y se llen¨® de candelas y de gusanitos verdes luminosos mientras Michael Jackson trazaba sus famosos y super r¨ªtmos pasos de baile entre cotorsiones de pelvis, reiterados masajes de sus partes, pirotecnia, ilumnaci¨®n y coreograf¨ªa.El espect¨¢culo de la caprichosa estrella del rock es una interminable sucesi¨®n de luz y sonido en la que el cantante aparece y desaparece, se cambia de vestuario en una tienda circular, se sube a una gr¨²a movil que avanza sobre el p¨²blico m¨¢s madrugador -el que ocupa las primeras filas del c¨¦sped-, besa a una criaturita que le suben ad hoc al escenario y prodiga su ritmo, su m¨²sica y sus silencios en dos gestos muy caracter¨ªsticos del personaje: el del final de algunas canciones, cuando con una mano tap¨¢ndose la cara aprece haber ca¨ªdo en meditaci¨®n profunda, y el que emplea para los cierres apote¨®sicos, cuando, abiertos los brazos y en pose de Jesucristo, se resigna a recibir el ba?o de multitudes y los aplausos enardecidos del respetable.
Michael Jackson, no obstante su ¨¦xito de ayer, no ha movilizado los ¨¢nimos de los italianos en la medida en que lo hicieran Spandau Ballet, Duran Duran, o Madonna. Pero ha sido, eso s¨ª, mucho m¨¢s exc¨¦ntrico que todos ellos juntos. Ha habido que reproducirle su sala de hiperoxig¨¦naci¨®n, donde, a sus treinta a?os, lucha ya obsesivamente contra el paso del tiempo; prepararle 32 habitaciones en un hotel sin accesos por pasillos o ascensores, para eliminar al m¨¢ximo el contacto con el personal de servicio extra?o; y dejar a su cocinero personal, un tailand¨¦s con licencia de paso a las cocinas del hotel las 24 horas del d¨ªa, que vigile las patatitas hervidas y las verduras -lo ¨²nico que come el divo-, y las mezcle cumplidamente con vitaminas y prote¨ªnas en polvo. Incluso ¨¦l, tan ecol¨®gico para algunas cosas, odia la luz natural.
Entre escondite de s¨ª mismo y hu¨ªda de los dem¨¢s, Jackson ha tenido tiempo llegarse unos minutos al hospital infantil del Ni?o Jes¨²s, para hacer el bien en forma de cheque. A su concierto de ayer asistieron desde Sof¨ªa Loren al estilista Valentino, Marina Ripa di Meana, Florinda Bolkan y un largo etc¨¦tera. En medio, el vicepresidente del gobierno, el socialista Gianni de Michelis, que trabaja con igual delectaci¨®n, seg¨²n confesi¨®n propia, el rock y los consejos de ministros.
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