Crimen
Algo raro pasa con el asesino de las viudas c¨¢ntabras. A sus cr¨ªmenes, en teor¨ªa, les sobran requisitos espeluznantes para conmocionar a la opini¨®n p¨²blica y ser elevados a mito nacional por los amantes del g¨¦nero, muy por encima de los cr¨ªmenes de Cuenca, Don Benito, la calle Fuencarral, el Huerto del Franc¨¦s o los Galindos. Pero es un asesino que no acaba de calar hondo en el morbo popular, y el horrendo caso provoca poco entusiasmo en los medios. Apenas unos planos oblicuos en el telediario, metidos entre huelgas de maestros y el IPC. Noticias esquinadas en las p¨¢ginas de sucesos y sin fotograf¨ªas, para no robar espacio al tr¨¢fico de influencias y las fusiones bancarias. Nula atenci¨®n en las tertulias radiof¨®nicas, como si el futuro de Europa dependiera de las dimisiones de Maravall y Barrionuevo. Ni siquiera en el supermercado rumorean del -asesino de las viudas.Ya s¨¦ que tenemos pendiente el caso del Nani, que los geo intentan competir con las fallas valencianas, que la derecha necesita la brillantina de Mario Conde para encolar sus a?icos, que con los ni?os en casa no est¨¢ el horno para morbos. Pero no es justo ni patri¨®tico lo que est¨¢ pasando con el criminal de las chicas de oro. En otros pa¨ªses de mucha m¨¢s solera asesina ya habr¨ªan echado las campanas al vuelo. No todas las d¨¦cadas surge un asesino que utiliza las mismas viudas que Landr¨², que adern¨¢s de plagiar el m¨¦todo del estrangulador de Boston dice moverse por id¨¦nticos impulsos sexuales, que colecciona fetiches de las v¨ªctimas en homenaje al carnicero de Hannover y que intent¨® batir el r¨¦cord del doctor Petiot. Un tipo capaz de mirar a las c¨¢maras con la misma naturalidad que Oswald y Sirhan Sirhan, pero que luego, habla de su madre con el mismo acento freudiano que el Norman Bates de Hitchcock. Excelente resumen de los grandes hitos de la historia del crimen, s¨ª, pero ni caso. Qu¨¦ distinto si. en lugar de impulsos sexuales el, alba?il hubiera confesado impulsos pol¨ªticos o algo relacionado con el tr¨¢fico de influencias o celos de Mario Conde.
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